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La tragedia de las decenas de niños que mueren ahogados intentando llegar a Europa

La tragedia de las decenas de niños que mueren ahogados intentando llegar a Europa

Hace dos meses, la foto del pequeño Alan Kurdi muerto en una playa de Turquía estremeció al mundo. Desde entonces, más de 75 niños han muerto intentando alcanzar las costas de Grecia, sin generar el mismo impacto mediático.


Esta semana se cumplieron dos meses desde que la foto de un niño de tres años estremeció al mundo.

La imagen del pequeño Alan Kurdi yaciendo muerto sobre la playa se convirtió inmediatamente en un símbolo de los riesgos a los que se enfrentan los migrantes que intentan llegar por mar a Europa.

El caso de Alan, que murió junto su madre y un hermano intentando alcanzar la isla griega de Kos, fue ampliamente divulgado.

La foto de Alan, el niño ahogado que aviva la polémica sobre la crisis migratoria en Europa

Pero más de 75 niños han fallecido en el peligroso viaje por mar desde Turquía hasta Grecia desde la muerte de Alan, según datos de la organización humanitaria Save the Children.

Cada día llegan unos 8.000 migrantes a Grecia y un 23% son niños.

El pequeño Alan Kurdi apareció muerto en una playa turca.

El pequeño Alan Kurdi apareció muerto en una playa turca.

Y en realidad pueden ser muchos más, porque es imposible llevar una cuenta precisa.

«Llevo aquí una hora y media y he visto al menos 9 barcos llegando a la playa», le dice a BBC Mundo Caroline Anning, de Save the Children, desde una playa de la isla de Lesbos.

Los voluntarios que, como ella, trabajan en esta isla son testigos diarios de los naufragios.

Allí llegan una gran parte de los migrantes que alcanzan las costas griegas.

Uno de los sucesos más dramáticos de los últimos días tuvo lugar el miércoles 28 de octubre, cuando unos 300 migrantes naufragaron cerca de la isla.

Iban en una barca de madera que se rompió en el medio del mar.

Este tipo de embarcaciones son aún más peligrosas que las lanchas de plástico que normalmente usan los traficantes por ser muy antiguas, y porque al producirse un naufragio, los migrantes pueden quedarse atrapados en su interior.

Cada día llegan barcos a las playas de Grecia.

Cada día llegan barcos a las playas de Grecia.

La fotógrafa griega Daphne Toli presenció el drama.

«Cayeron todos al mar. Podíamos verlo desde el acantilado», le explica por teléfono a BBC Mundo.

Los servicios de salvamento comenzaron a llevar a los migrantes a tierra, pero muchos permanecieron en el agua varias horas hasta que los pudieron rescatar.

Toli vio llegar a varios niños inconscientes a la playa y a los voluntarios practicándoles desesperadamente reanimación cardiopulmonar.

Al menos 43 personas murieron, 20 de ellas niños, según datos de la guarda costera griega, que logró rescatar a 274 personas.

Algunos niños sufren hipotermia por las bajas temperaturas del mar.

Algunos niños sufren hipotermia por las bajas temperaturas del mar.

«No podemos soportarlo más»

«Los niños no llevan chalecos salvavidas, sino esos flotadores de piscina con los que no pueden flotar bien, así que tragan mucha agua que se mete en los pulmones, se ahogan», explica la fotógrafa.

Llegaban a la orilla temblando, helados.

Lo sucedido impactó tanto a los habitantes de Molyvos, el pintoresco y turístico pueblo donde llegaban los migrantes, que algunos «se volvieron locos», en las palabras de la fotógrafa.

«Mientras todo esto pasaba, algunos vecinos gritaban y decían ‘No podemos soportar esto más. ¿Dónde está Europa?»

La mayoría de los que trabajan en las playas son voluntarios.

La mayoría de los que trabajan en las playas son voluntarios.

Ese día fue muy impactante para Toli y no solo por este naufragio.

Esa misma mañana, la fotógrafa (que lleva un mes trabajando en Lesbos) había visto por primera vez a un niño migrante ahogado.

«Por la mañana llegó un barco de la guardia costera con dos niños. Uno de ellos estaba muerto. Intentaron reanimarlo desesperadamente, delante de su padre».

Al llegar, los migrantes van a puntos de registro para poder salir luego hacia Atenas.

Al llegar, los migrantes van a puntos de registro para poder salir luego hacia Atenas.

«El padre empezó a gritar y a llorar, a golpear muy fuerte el pecho de su hijo».

El pequeño, «de seis o siete años», murió.

Escenas como esta se repiten casi a diario en Lesbos y en el resto de islas griegas.

La llegada del invierno hace que la travesía desde Turquía sea cada vez más peligrosa, pero no parece que esto vaya a desalentar a los migrantes.

«En octubre pensamos que descenderían las cifras, pero al contrario, llegaron más», dice Anning.

No siempre los niños viajan con buenos chalecos salvavidas.

No siempre los niños viajan con buenos chalecos salvavidas.

Además, los traficantes están bajando sus tarifas para contrarrestar las malas condiciones del mar de esta época.

«En verano, cobrábamos US$1.200 o US$1.300 por persona, pero en invierno será US$1.000 o US$900, más barato pero más peligroso», le contó un traficante en el puerto turco de Izmir al diario The Independent.

Solo en octubre alcanzaron las costas griegas más de 210.000 migrantes.

«¿Cómo rastrear al bebé en la inmensidad del mar?»

Cada día llegan unos 8.000 migrantes a Grecia y un 23% son niños.

Cada día llegan unos 8.000 migrantes a Grecia y un 23% son niños.

Santi Palacios, fotógrafo de la agencia AP y autor de varias de las fotos que acompañan este reportaje, actúa muchas veces de voluntario cuando llega alguna nueva embarcación a la costa.

«Hace unos diez días por la noche el mar estaba terrible. Diluviaba y había un oleaje tremendo», cuenta.

Entonces llegó una embarcación y Palacios recogió a una pareja de afganos para llevarlos al hospital (en la isla solo hay dos ambulancias).

Tras haber recorrido unos pocos metros, la mujer (que iba amamantando a un bebé) empezó de pronto a gritar y Palacios y su acompañante italiano entendieron lo que pasaba: la pareja había perdido a uno de sus hijos, otro bebé, en el mar.

«Estaban en shock. Se les había escurrido el bebé en el agua», dice Palacios.

Los migrantes siguen viajando a pesar de la proximidad del invierno.

Los migrantes siguen viajando a pesar de la proximidad del invierno.

«Pensamos en volver atrás, pero ¿cómo rastrear al bebé en la inmensidad del mar y en una noche como esa?».

«Lo que está pasando es muy salvaje», dice Palacios.

El fotógrafo insiste en que las cifras de muertos son mucho mayores de las que conocemos. «Muchos barcos se pasan la isla y ya no se sabe dónde van a parar», dice.

Los naufragios son tan frecuentes que es difícil saber a cuál pertenecen los muertos que van llegando a la orilla.

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