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Rusia acusó a Turquía, y en concreto a su presidente, Recep Tayyip Erdogan, y su familia de beneficiarse del tráfico de petróleo robado por el Estado Islámico en Siria e Irak.
«Según nuestros datos, en este negocio criminal están involucrados el alto liderazgo turco, el presidente Erdogan y su familia», dijo el viceministro de Defensa ruso, Anatoli Antónov, en conferencia de prensa.