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«Lo que era una ola de hambre es ahora un tsunami»: ONU advierte que crisis alimentaria mundial afecta a 153 millones de niños y niñas MUNDO

«Lo que era una ola de hambre es ahora un tsunami»: ONU advierte que crisis alimentaria mundial afecta a 153 millones de niños y niñas

Junto con pedir un plan de acción para restaurar los programas de alimentación escolar interrumpidos por la pandemia, la ONU alertó además del «claro riesgo» de hambruna en cuatro países afectados por conflictos —Etiopía, Nigeria, Sudán del Sur y Yemen—, en el marco de una crisis global que el jefe del Programa Mundial de Alimentos (PMA), David Beasley, definió como «un tsunami» de hambre.


La crisis alimentaria mundial afecta a 153 millones de menores de 18 años, lo que representa casi la mitad de los 345 millones de personas que enfrentan un hambre aguda, lo que tiene «consecuencias devastadoras para su educación», alertó hoy el Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la ONU.

El PMA advirtió de que la crisis alimentaria puede agravar la falta de aprendizaje sufrido durante la pandemia por el cierre de las escuelas, por lo que es urgente priorizar los programas de salud y nutrición escolar, ampliar las redes de seguridad y lograr una respuesta sólida de los donantes.

«Como todos los padres y maestros entienden, el hambre es una de las mayores barreras para el aprendizaje efectivo, y el aumento del hambre entre los niños en edad escolar ahora representa un peligro real y presente para la recuperación del aprendizaje», señaló el enviado especial de la ONU para la Educación Global, Gordon Brown, en un comunicado consignado por Agencia EFE.

Además de incentivar los programas de comidas escolares, Brown también indicó que la Cumbre de Educación Transformadora, que se celebrará en Nueva York el próximo lunes, es «una oportunidad fundamental para abordar la crisis del hambre”.

Es por ello que el PMA, junto a la Nueva Asociación para el Desarrollo Económico de África (NEPAD) y organizaciones que trabajan en educación, incluida la Comisión de Educación presidida por el propio Brown, pide un plan de acción para restaurar los programas de alimentación escolar interrumpidos por la pandemia.

Las entidades demandan ampliar el alcance de este plan de acción a 73 millones de niños más, lo que supondría un costo de 5.800 millones de dólares anuales, casi 5.819 millones de euros.

El plan complementaría medidas más amplias para combatir el hambre infantil, como la expansión de los programas de salud infantil y materna, el apoyo a los niños que no asisten a la escuela y una mayor inversión en redes de seguridad.

«El vínculo entre el hambre y la pérdida de oportunidades de aprendizaje debe ocupar un lugar más destacado en la agenda internacional, y los programas de comidas escolares pueden ayudar a romper ese vínculo», señaló la directora de la División de Programas Escolares del PMA, Carmen Burbano.

Una creciente coalición de gobiernos se ha unido para construir la School Mealition Coalition, liderada por Francia y Finlandia, con 70 países y el apoyo de más de 70 organizaciones, para garantizar que todos los niños puedan recibir una comida saludable y nutritiva, complementada con otras intervenciones de salud, para 2030.

«Priorizar la salud escolar es una sólida inversión económica y social», indicó , por su parte, Yacine Diop Djibo, fundador y director ejecutivo de SpeakUpAfrica, un grupo de acción de promoción dedicado a catalizar el liderazgo en África y miembro activo de School Meals Coalition.

«Lo que era una ola de hambre es ahora un tsunami»

«Lo que era una ola de hambre es ahora un tsunami», dijo el jefe del Programa Mundial de Alimentos (PMA), David Beasley, en una reunión del Consejo de Seguridad, en la que aseguró que el mundo se enfrenta a un problema alimentario «de una magnitud sin precedentes» y que amenaza a millones de personas.

El director ejecutivo de la agencia de la ONU encargada de la seguridad alimentaria recordó que la situación ya era crítica desde 2020 y no ha hecho más que deteriorarse en los últimos meses como consecuencia de la guerra en Ucrania y el encarecimiento que ha producido en alimentos, fertilizantes y combustibles.

En la reunión, el Consejo de Seguridad se centró en los países donde el riesgo de hambruna está causado principalmente por conflictos armados y, por tanto, entra directamente en su mandato.

Actualmente, esa situación se da en tres países africanos y en Yemen, escenario de una larga guerra entre los rebeldes hutíes y el Gobierno y sus aliados árabes.

«Análisis recientes han identificado cientos de miles de personas que se enfrentan a niveles catastróficos de hambre», señaló jefe humanitario de la organización, Martin Griffiths.

En Yemen, unos 19 millones de personas están en situación de inseguridad alimentaria y unos 160.000 estarían en riesgo de morir de hambre, según las estimaciones de la ONU.

En Sudán del Sur, donde continúa la violencia pese al acuerdo de paz que en 2018 puso fin a la guerra civil, Naciones Unidas calcula que hay 7,7 millones de personas (un 63 % de la población) en situación de crisis alimentaria, con unos 87.000 en situación extrema.

En Etiopía, más de 13 millones de personas necesitan ayuda alimentaria, con una situación especialmente precaria en la región de Tigré, escenario de un conflicto entre el Gobierno y el partido que gobernaba la región antes del inicio de la guerra.

Mientras, en Nigeria los problemas se centran en el noreste del país, escenario de continuos ataques de Boko Haram y otros grupos yihadistas, que han dejado a más de 4 millones de personas en la inseguridad alimentaria, con más de medio millón en situación de emergencia y, de ellos, la mitad sin acceso a ayuda por el alto nivel de inseguridad.

Griffiths pidió al Consejo de Seguridad que haga todo lo posible para resolver los conflictos en los cuatro países y para obligar a las partes a cumplir con sus obligaciones bajo la ley internacional humanitaria.

Además de la situación en esos cuatro países, la ONU está especialmente preocupada por el riesgo de hambruna en otros dos lugares: Afganistán y Somalia, país este último donde hay ya más de 200.000 personas al borde la hambruna y donde millones más están en fuerte riesgo.

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