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Los desafíos del sector forestal

Uno de los desafíos que tenemos como sociedad es seguir trabajando con entusiasmo e inteligencia en la construcción del país forestal que Chile necesita. Un país donde al menos hayamos doblado la superficie forestal plantada hasta ahora.


Los bosques constituyen uno de los recursos ambientales y productivos más relevantes de Chile. Por su amplia distribución a lo largo de parte importante de nuestra geografía, por su rica diversidad de formaciones y especies, por albergar parte importante de nuestra biodiversidad, por ser fuente de conservación de aguas y suelos, y por ser espacios para la recreación y el turismo, los bosques son parte sustantiva de nuestra realidad social y económica. Chile posee más de trece millones de hectáreas de bosques nativos y dos millones de hectáreas de bosques exóticos y vinculadas a las actividades forestales trabajan aproximadamente 130 mil personas.



En el año 2002 las exportaciones forestales alcanzaron los 2.300 millones de dólares, constituyéndose el sector forestal en el segundo más importante, después de la minería, y se proyecta que al 2025 el valor de las exportaciones podrían llegar a los US$ 10.000 millones.



Durante los últimos 10 años se ha producido un cambio profundo en la manera en que la sociedad valora los bosques. Esta nueva valoración de los productos y servicios de los bosques está produciendo cambios importantes en la actividad forestal, entre los que destaca el manejo sustentable que crecientemente empiezan a realizar las empresas del sector y la necesidad de que las comunidades locales vecinas a las plantaciones sean activa y, efectivamente, incorporadas en los beneficios del desarrollo de las actividades sectoriales.



Por otra parte, los escenarios globales que se están estructurando hacia el futuro proyectan una gran competencia que enfrentarán los productos forestales industriales en los próximos 25 años, especialmente los commodities, considerando las extensas plantaciones que se están estableciendo en los países vecinos, de manera particular en Argentina, Brasil y Uruguay; como también en Asia, en donde China e India están plantando grandes extensiones. Los cambios de conducta de los consumidores que prefieren productos y procesos productivos que sean amistosos con el medio ambiente exigen cada vez más un sector forestal que se debe desarrollar armónica, equilibrada y sustentablemente.



En este contexto, uno de los desafíos que tenemos como sociedad es seguir trabajando con entusiasmo e inteligencia en la construcción del país forestal que Chile necesita. Un país donde al menos hayamos doblado la superficie forestal plantada hasta ahora; donde los pequeños propietarios se incorporan ampliamente a las actividades forestales; y en que se perfilen más nítidamente los productos y servicios no madereros de los bosques como recreación, conservación de suelos y aguas, captura de carbono y turismo.



También un país forestal en el que las mayores inversiones en el desarrollo industrial sectorial incorporen una mayor agregación de valor a los productos y en que se avance en una creciente diversificación que apunte no sólo a ampliar la oferta de especies, sino que a incorporar otras áreas geográficas de nuestro territorio y nuevos actores al desarrollo de esta actividad productiva.



Más específicamente, debemos lograr, finalmente, incorporar en plenitud a los bosques nativos al desarrollo del país a través de la dictación de una Ley del Bosque Nativo, superándose la paradoja de que muchas veces el tener bosque nativo constituye más un problema que una oportunidad. Adicionalmente, se requiere de una institucionalidad forestal fuerte, operativa y eficaz que esté a la altura del desarrollo que tiene el sector y que responda a los desafíos futuros.



Chile puede más en términos forestales, el que ello sea una realidad dependerá en gran medida de la convergencia de las miradas sobre el desarrollo forestal que los distintos sectores de la sociedad chilena vayan logrando y que al mismo tiempo todos nos sintamos más responsable del destino de nuestros bosques y más equitativamente beneficiarios de sus bondades.



(*) Subsecretario de Agricultura.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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