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Las necesidades de la arquitectura del siglo XXI


Se dice que la inteligencia de las especies se mide principalmente en virtud de su capacidad de adaptación al medio. Pero, ¿está el hombre contemporáneo preparado para su propia adaptación a los fenómenos desencadenados por el calentamiento global, que según los científicos genera los actuales y cada vez más imprevisibles cambios climáticos? ¿Estamos actuando con inteligencia y visión de ante este poco auspicioso escenario de convivencia con nuestro propio entorno?



Nuestro bienestar depende en gran medida de la relación de la luz solar y los espacios que habitamos y más temprano que tarde tendremos que adoptar cambios cada vez más radicales en nuestros hábitos, especialmente los relacionados con el confort térmico. En países desarrollados ya se habla que la vestimenta, en un futuro cercano, deberá considerar materiales con certificación de resistencia a los rayos ultra violeta.



Asimismo, la arquitectura y la ciudad deben concebirse en un diálogo con el clima, la geografía y las características socioculturales, económicas y tecnológicas del país, ya que sus efectos se reflejarán de todas maneras en la calidad y estándar de confort del espacio habitable, el uso eficiente de la energía, y, consecuentemente, el impacto ambiental.



En tanto en materia ambiental, la tendencia mundial exige normas y patrones que responden a políticas energéticas cada vez más restrictivas, con lo que se persigue una disminución de las emisiones de gases contaminantes del planeta. A pesar de ese esfuerzo normativo y de gestión, se hace imprescindible una respuesta y acción orientadas a, si no evitar, al menos paliar los efectos nocivos de agentes como la energía solar, y, estudiar alternativas de aprovechamiento sustentable de ella.



Cualquier arquitecto o diseñador que proyecte un hábitat o intervenga uno, deberá considerar las condiciones de la contribución de luz solar para proponer espacios sustentables en cuanto a ahorro energético, y eficientes en cuanto a sus prestaciones. Haciendo una autocrítica honesta, son pocos los profesionales del área que involucran en sus proyectos estas preocupaciones tan importantes en la actualidad.



Los arquitectos de hoy deben hacerse cargo de proyectar los espacios considerando una ecuación armónica luz solar/ luz artificial, y así aportar al ahorro de electricidad en virtud de una optimización de la iluminación natural de los recintos en lugar del derroche energético generalizado en el país. Proyectar con «conciencia solar», tiene que ver con aportar directamente calidad de vida al ser humano moderno.



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Alan Fox. Docente Facultad de Arquitectura y Diseño. Universidad Andrés Bello

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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