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Día Mundial del Agua

Gabriel Angulo Cáceres
Por : Gabriel Angulo Cáceres Periodista El Mostrador
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Chile se encuentra en la categoría de vulnerable frente al Cambio Climático cuestión que, entre otras cosas, implica que existe un alto riesgo de escasez hídrica. A este dato es necesario añadir que dentro del territorio nacional, existe una desigual distribución del agua de norte a sur


Por Flavia Liberona*

El agua, al igual que el aire, tiene la particularidad de ser aparentemente muy abundante en la naturaleza por lo que, a pesar de que es fundamental para el desarrollo de la vida, su disponibilidad no parece generar mayor preocupación para la mayoría de las personas.

Sin embargo, existe un sinnúmero de condicionantes y problemas que dan cuenta de que en realidad el agua no es tan abundante, y que amenazan la libre disposición de este vital elemento. Si bien la imagen de la Tierra es abundante en agua, debemos estar concientes de que sólo una porción mínima del agua que existe en el planeta puede ser usada para consumo humano.

El 97% del agua presente en la Tierra se encuentra en los océanos y tiene un alto contenido de sales, por lo tanto, no es apta para consumo humano; el 3% restante es agua dulce, que se encuentra principalmente en estado líquido y sólido.

Esta agua dulce se distribuye de la siguiente manera: el 2,37% en forma de glaciares y hielos, un 0,6 % como aguas subterráneas y sólo un 0,03 % en ríos y lagos. Con estas cifras en la mano, queda claro que el agua dulce es un bien escaso, situación que se agrava aún más si se considera que un porcentaje de esta agua dulce se encuentra contaminada y por tanto ya no es de libre disposición para los seres humanos, y tampoco para otros seres vivos.

Por eso, no debiera extrañar cuando la OCDE asegura que al año 2030, unos 3.900 millones de personas, prácticamente la mitad de la población mundial, tendrá graves problemas para conseguir agua.

Son precisamente estos hechos los que han llevado a que diversos organismos internacionales -incluyendo Naciones Unidas- hayan advertido que en la medida que se agudice el calentamiento del planeta, variarán los regímenes hídricos y enfrentaremos sequías en lugares donde antes había abundancia de agua, tendremos crisis hídricas en muchos puntos del planeta, se intensificará la escasez de agua apta para consumo humano y, como consecuencia, cundirán los conflictos bélicos por el acceso a este recurso.

En este contexto se celebró durante esta semana el V Foro Mundial del Agua en Estambul. El encuentro, que se realiza cada tres años y que reunió a 28.000 especialistas, políticos, funcionarios, ecologistas y empresarios, intenta alcanzar acuerdos que permitan tomar medidas tendientes a poner freno a esta preocupante escasez, mejorando la gestión del agua y garantizando su protección. Para muchos de los asistentes a este encuentro, es fundamental que el acceso al agua sea considerada sin discusión un derecho humano básico.

Sin duda, esta es una tarea de todos, y la alta participación en el Foro es un reflejo de que la preocupación por este tema se ha extendido por todo el planeta.

En el caso de Chile, claramente hay importantes problemas por abordar. Por ejemplo nuestra Constitución dice que el agua es un bien nacional de uso público, es decir es parte del patrimonio de Chile. Sin embargo, mediante el uso de la legalidad vigente, se puede constituir en un bien privado y por lo tanto transable como cualquier otra mercancía. Por este motivo, cada vez se profundiza más la necesidad de revisar las leyes para que se adecuen a las necesidades de todos y no sólo de aquellos que han logrado instalar un modelo de lucro en torno a un elemento tan esencial para la vida como es el agua.

Chile posee una particular legislación que ha posibilitado separar los derechos de agua de la propiedad de la tierra, permitiendo así que grandes empresas concentren derechos de agua, dejando en segundo plano garantizar el acceso al agua  de las personas y el mantenimiento de los ecosistemas. Con ello, parece primar una visión mecanicista en relación al agua, pues en los discursos de las autoridades y de los empresarios prima una visión del agua vinculada a procesos productivos, sin una conciencia de su relación con la vida; en efecto, vemos como todos los argumento se centran en mejorar procesos productivos y en mantener el lucro asociado al acceso al agua.

Chile se encuentra en la categoría de vulnerable frente al Cambio Climático cuestión que, entre otras cosas, implica que existe un alto riesgo de escasez hídrica. A este dato es necesario añadir que dentro del territorio nacional, existe una desigual distribución del agua de norte a sur y, que la disponibilidad de agua promedio en Chile (de 5.200 m3/hab/año) es significativamente menor que la media mundial (de 7.100 m3/hab/año).

Con todos estos antecedentes, debiera quedar claro que es necesario actuar con urgencia, generar consensos que nos permitan elaborar políticas claras orientadas a una gestión optimizada del recurso hídrico. Pese a todas las vulnerabilidades señaladas, el país no cuenta con una legislación que promueva la protección de los glaciares, el cuidado de los recursos hídricos y ecosistemas, que garantice el acceso al agua de todas las personas que habitan en el territorio nacional.

El día mundial del agua es un buen momento para hacer un llamado de atención a aquellos que tienen la capacidad de modificar las leyes, para que  comprendan que el agua tiene un rol fundamental en el ciclo de la vida, y claramente convertirla en una mercancía transable en el mercado no es la vía adecuada para mejorar su protección y garantizar su acceso. Necesitamos urgentemente revisar la legislación vigente y establecer un consenso nacional que garantice el acceso al agua de todas las personas, y además garantice el mantenimiento de los ecosistemas.

Una medida que se ha venido proponiendo desde hace algún tiempo, y de manera cada vez más insistente, es la nacionalización del agua, como primer paso para lograr un control más efectivo de este vital recurso. Ya sea a través de dicha opción o de otras, lo cierto es que resulta urgente mejorar la protección del agua en Chile.

*Flavia Liberona es directora Ejecutiva de Fundación Terram.

 

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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