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Cuándo el balance de la Concertación se tornó negativo

Hugo Ortega T.
Por : Hugo Ortega T. Académico de la Universidad Central.
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Falta política. Es decir, carecemos de gente de alto nivel, visionarios de un país en desarrollo, equivalente a los grandes políticos de los años 50 del siglo pasado: aquellos que eran capaces de proponer “ideas país” y entusiasmar a la sociedad entera.


La Concertación de Partidos por la Democracia, durante casi 20 años de gobierno y a través de cuatro períodos presidenciales, ha cumplido grandes objetivos y, al mismo tiempo, no ha logrado perfeccionar grandes desafíos necesarios para un desarrollo de mediano y largo plazo.

Entre los primeros años destacan la reinstalación de la democracia después de un largo período militar, donde se atropellaron los Derechos Humanos frente a la indignación y oposición de casi todo el mundo, sin una gota de sangre derramada, fenómeno tal vez casi único en la historia del mundo.

Lo segundo mencionable fue un crecimiento económico inédito en nuestra historia, donde las inversiones, mayor producción y exportaciones establecieron una imagen de seriedad y respeto, también del mundo entero. Lo silvoagropecuario y pesquero, han puesto a Chile entre los mayores aportadores de alimentos al mundo.

Esto, con una política económica seria, sana y austera, ahorrando en los tiempos de bonanza y enfrentando las crisis mundiales mejor que cualquier país del mundo.

[cita]Falta política. Es decir, carecemos de gente de alto nivel, visionarios de un país en desarrollo, equivalente a los grandes políticos de los años 50 del siglo pasado: aquellos que eran capaces de proponer “ideas país” y entusiasmar a la sociedad entera.[/cita]

Finalmente, otro gran logro, y ejecutado en los últimos años de este período, un Gran Plan Social, de ayuda a los más desprotegidos, en pensiones, subsidios, apoyos de todo tipo, también marcando una imagen de reconocimiento nacional.

Pero en el último tiempo se han acumulados cosas negativas. Por ejemplo, ha habido un lento pero permanente alejamiento de los políticos y autoridades de gobierno frente a los problemas de las bases, con una concentración del ingreso extremo, paralelo a una pobreza dura y a una clase media muy deteriorada. Los parlamentarios de la coalición de gobierno y ciertas autoridades gobernantes se enceguecieron con el crecimiento y descuidaron áreas estratégicas como la salud, la educación y la seguridad ciudadana.

Falta como nunca autocrítica constructiva. Hemos crecido pero no nos hemos desarrollado. Algunas instituciones públicas se preocuparon más de lograr certificaciones de calidad internacional, que de sus clientes o beneficiarios.

Falta política. Es decir, carecemos de gente de alto nivel, visionarios de un país en desarrollo, equivalente a los grandes políticos de los años 50 del siglo pasado: aquellos que eran capaces de proponer “ideas país” y entusiasmar a la sociedad entera. Hoy día, nuestros políticos no saben cual es la diferencia entre su propio partido con otro con el cual constituye una coalición.

Por eso, hoy los jóvenes, con justa razón, no desean incorporarse a la política y si miran con buenos ojos a algún partido, no es por sus ideas, sino por las oportunidades de trabajo que puede lograr.

Me pregunto cómo podríamos sentar, en una sola mesa, a hombres y mujeres, de cúpulas y de bases, inteligentes y demócratas, a pensar Chile en serio, para esbozar el país que queremos. Seríamos tanta gente o más, como aquel porcentaje que apoya a la Presidenta Bachelet.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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