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Los desafíos del PPD

Patricio Rosende
Por : Patricio Rosende Abogado. Militante del Partido por la Democracia (PPD).
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El PPD no le pertenece a los lotes, sino que a la ciudadanía diversa que desde sus inicios empujo la lucha del PPD. Llegó el tiempo de la apertura, la inclusión y las generosidades.


La discusión pública para renovar autoridades al interior del PPD, lamentablemente, se ha concentrado en la lectura que los medios y sus analistas hacen de la pugna de poder de las tradicionales tendencias internas.

Tal análisis no refleja sino lo que era de esperar, la reproducción de posiciones carentes de nuevas ideas y de estrategias más potentes para recuperar el crecimiento del partido y con ello también de la Concertación.

La historia del PPD refleja una mirada progresista de la vida, el mundo y la sociedad concentradas en las expectativas de los ciudadanos.

[cita]El PPD no le pertenece a los lotes, sino que a la ciudadanía diversa que desde sus inicios empujo la lucha del PPD. Llegó el tiempo de la apertura, la inclusión y las generosidades.[/cita]

Todos quienes somos parte del PPD, lo somos porque compartimos su doctrina y principios, compartimos su historia y la de sus principales dirigentes, creemos en la libertad sin límites ni restricciones, en que el Estado es un actor esencial para restablecer y mantener la igualdad de oportunidades, hemos intentado siempre imprimir a nuestras acciones una mirada de futuro, y tal sentido histórico no puede ser ignorado en esta coyuntura.       El resultado final de este proceso interno debe reflejar una abrumadora renovación de su dirigencia, de sus propuestas al país y  también de un programa dirigido a consolidar reformas democráticas a la estructura interna.

En lo primero, la dirigencia, está claro que muchos de los éxitos del partido son consecuencia del trabajo y dedicación de la generación que se ha hecho cargo de la conducción del PPD. Pero también está claro que esa misma dirigencia no es aval suficiente para el salto cualitativo que debemos hacer para devolverle al país un partido moderno y competitivo en las próximas contiendas electorales. Si en la noche de las elecciones las manos alzadas son las mismas de siempre, significará que lo que viene hacia adelante se hará cuesta arriba.

Lo segundo, las propuestas de país, desde su fundación el partido ha planteado a los chilenos un programa de ampliación de libertades que se fue cumpliendo en su esencia.  Pero ese programa ya no está vigente del todo, la mirada progresista y liberal de los inicios debe ser renovada. El terremoto reciente nos ofrece una tremenda oportunidad en este sentido, porque nos permitirá construir un país distinto y mejor, con estándares de calidad de vida diferentes al Chile que fue develado los días posteriores al cataclismo. Debemos como partido comprometernos a que las soluciones de emergencia de estos días no serán para siempre, que nuestros esfuerzos se concentrarán en que las mediaguas levantadas estos días serán reemplazadas por viviendas adecuadas, que la infraestructura y los servicios básicos se pondrán a la altura de los chilenos. Requerimos de soluciones diferentes para cada comuna y localidad, para que se reencuentren con su vida sin complejos.

En lo tercero, el PPD necesita de una estructura moderna, deberemos bregar por los cambios  que demanda una reforma partidaria, nuestros parlamentarios debieran ser la punta de lanza de aquello. Desde ya debemos cambiar la actitud hacia la ciudadanía y transformar nuestras instancias de debate y vida interna a los códigos de la sociedad.          No es ésta la que debe amoldarse al PPD, eso ya no sucedió, sino que es el partido el que debe transformar su lenguaje al pulso de la calle, los barrios, las comunas y las regiones.

La dirigencia del PPD tiene, a nuestro juicio, dos tareas bien claras. Primero, acordar en el seno de la Concertación una renovación y actualización del compromiso de todos los partidos del pacto social, político y electoral que significó el conglomerado. Y a partir de ello, concordar prioridades y estrategias comunes que harán, al principio, del parlamento la instancia principal en donde la Concertación relanzará sus ideas.

La segunda tiene que ver con llevar este acuerdo renovado, no sólo del PPD, sino de la Concertación toda a las instancias locales, partidarias y sociales, como lo hicimos antaño cuando fuimos oposición en condiciones mucho más difíciles.

El PPD no le pertenece a los lotes, sino que a la ciudadanía diversa que desde sus inicios empujo la lucha del PPD. Llegó el tiempo de la apertura, la inclusión y las generosidades. Llegó el tiempo de escucharse y renovarse con audacia.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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