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Que siga la PSU

Juan Manuel Zolezzi
Por : Juan Manuel Zolezzi Profesor Titular Departamento de Ingeniería Eléctrica, Facultad de Ingeniería Ex-Rector Universidad de Santiago de Chile
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Conocidos los resultados de la PSU, siempre se inician debates, enjuiciamientos y una serie  de controversias respecto de la capacidad de este instrumento de medición para dar cuenta de situaciones académicas, sociales, económicas, de equidad e inclusión, entre otras.  Aunque  en estricto  rigor esta  Prueba  de Selección Universitaria, vigente  en Chile  desde  2006, sólo refleja la capacidad de respuesta a cuestionamientos formulados  sobre la base de contenidos que, se supone, alumnos de  todo el país  debieran conocer al concluir la  Enseñanza  Media.

Así, el instrumento recoge lo que el sistema  de  educación le entrega a lo jóvenes  chilenos en el proceso formativo de educación media. Y aquí viene  el problema, pues  querámoslo o  no sus resultados muestran año tras  año, deficiencias de base, mala educación, malos profesores, ambientes educativos poco estimulantes y faltos de expectativas, colegios de mala calidad, diferencias socioeconómicas, vulnerabilidad de las familias y los hogares, carencia de recursos de grupos vulnerables para acceder a profesores particulares o preuniversitarios de  cualquier nivel (…).

Son estos resultados los que  deben inquietarnos, pues a todas  luces emerge una deuda que  alguien debe  pagar. A nuestro juicio, deberíamos exigírselas todos los chilenos, y en particular los estudiantes que han tenido un mal resultado en la PSU,  al modelo económico y de desarrollo del país de los últimos treinta y cinco años, reclamándole responsabilidades a  sus impulsores. ¿Por qué  al sistema  y a  sus propulsores? Porque es probable que lo que haya que evaluar, revisar y quizá cambiar, no sea la PSU, sino la fórmula perversa que el país ha establecido para sustentar tanta desigualdad, inequidad y  segregación.

[cita]El Estado no ha sido capaz de revertir las condiciones de inequidad y segregación social en que crece la inmensa mayoría de niñas y niños chilenos perdiéndose quizá, extraordinarios  talentos para el país.[/cita]

Veamos algunos datos que sustentan la tesis anterior  y que por  contundentes  no requieren de mayor  explicación: de los puntajes nacionales el 66%  proviene de colegios particulares pagados, el 17% de los subvencionados y el 18% de los municipalizados; casi el 50% de los puntajes nacionales proviene de las 8 comunas más ricas del  país.

En la última PSU el resultado promedio de los colegios municipales fue de 473 puntos y el de los particulares pagados, 618 puntos; es decir, 145 puntos de diferencia. En puntajes sobre 638, más del 50% corresponde a alumnos de colegios particulares pagados

Hay otros indicadores de los resultados de este instrumento de medición que muchos dejan de lado o incluso en el olvido, esto es, la escolaridad de los padres del postulante, el nivel socioeconómico de su familia o el propio entorno social  en el que  se desenvuelve, datos todos que están directamente correlacionados con el resultado que los jóvenes obtienen en la PSU.

Estos datos y muchos más que se puedan colegir de la PSU, dan cuenta  de una constante: hay ciudadanos de este país que son injustamente discriminados desde la cuna y el Estado no ha sido capaz de revertir las condiciones de inequidad y segregación social en que crece, se alimenta y educa la inmensa mayoría de niñas y niños chilenos perdiéndose quizá, extraordinarios talentos para el país.

No obstante  el panorama  sombrío, se han dado algunos pasos significativos; por ejemplo, en el gobierno anterior las BEA, Becas de Excelencia Académica, asociadas a los cupos supernumerarios en las universidades del CRUCH, que favorecen al 5% mejor de la promoción de los colegios municipalizados o particular subvencionado. En este gobierno, cabe  destacar  la Beca Vocación de Profesor que permitirá a buenos estudiantes, con más de 600 puntos en la PSU, estudiar becados alguna Pedagogía con el compromiso de ejercer  en un establecimiento municipalizado por un número importante de años. Esta  iniciativa permitiría revertir la mala calidad de  la  educación chilena. Queremos  creer en esta  importante  apuesta.

Pero volvamos a la PSU. El  tema  de fondo no pasa  por esta  Prueba  de Selección, que es meramente un instrumento de medición como el SIMCE o la prueba PISA, que no tienen resultados muy distintos. Por lo mismo, aspiramos  a  que siga vigente  por muchos años, los necesarios  para que  sus resultados golpeen cada  año mas fuertemente nuestras conciencias, provocándonos esa sensación de desagrado que nos impele a  preocuparnos de lo realmente importante: mejorar las condiciones de nuestros niños y jóvenes vulnerables.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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