Publicidad

Bolivia como una «amenaza no convencional»

Cristian Leyton
Por : Cristian Leyton Profesor Civil Academia de Guerra del Ejército. Investigador Asociado Centro de Estudios Estratégicos ANEPE.
Ver Más


A proposito de la visita del Ministro Allamand a Israel y la reciente petición boliviana de entregarles la administración del Puerto de Arica, cabe resaltar la emergente visión de Bolivia como una “amenaza no convencional”.

De acuerdo al último reporte de la Drug World Report, emanado del UNODC, tres son los países productores de toda la cocaína en el mundo: Perú, Bolivia y Colombia.

Es así como mientras Colombia redujo dramáticamente la extensión de tierras asociadas al cultivo de hoja de coca a fines ilícitos, disminuyendo ésta en un 58% entre el año 2000 y el 2009, en Perú, la misma sustancia se vio incrementada en un 38%. En cuanto al Estado Plurinacional de Bolivia, el aumento del cultivo conoció un auge impresionante del 112%.

Si observamos la evolución del cultivo de hoja de coca a fines ilícitos en Bolivia, podemos claramente identificar ciertos hitos y tendencias, muchos de ellos preocupantes y que permiten identificar que amenazas no convencionales se ciernen sobre la frontera norte de Chile.

Entre los años 1995- 2005, se constató una baja sustancial y sistemática en cuanto al área utilizada para generar cocaína en Bolivia. Esta fase coincide con la llegada de los gobiernos de centro derecha, como es el primer Gobierno de Sánchez de Lozada en 1998 (38 mil hs) y luego el de Hugo Banzer el año1999 (21 mil Hs). A partir de este último mandatario, la disminución es permanente. Desde el año 2000 al 2005, todas dichas administraciones,  desde el gobierno de Banzer, pasando por el de Quiroga, transitando por el segundo gobierno de Lozada, aquel de Carlos Mesa y finalmente el de transición de Rodríguez Veltzé, todos conocieron bajas sistemáticas de los cultivos de hoja de coca ilegales. Una tendencia que conoce un drástico freno con el arribo al Palacio Quemado del MAS, el año 2005.

A partir de la fecha anterior, el incremento es sostenido, pasando de 25.400 hs a 30.900 hs el 2009. Si bien es cierto Bolivia es el tercer productor de esta sustancia, la liberalización de la producción de hoja de coca y la entrega del control social de las cuotas de cultivo a las comunidades cocaleras, amenaza, claramente, con transformar a Bolivia en un foco del crimen transnacional. Ad portas de nuestra frontera norte.

No solo la producción de cocaína ha aumentado en Bolivia, pasando de 80 a 113 toneladas métricas entre los años 2005 y 2008, sino que se constata también un incremento en el surgimiento de instalaciones clandestinas de procesamiento de dicha sustancia, transitando desde 5.690 a 9.341 el año 2008. De la misma manera, se aprecia una disminución de las tasas de erradicación de tierras asociadas  a la producción de hoja de coca ilícita, conociendo un peak el año 2002 de 11.839 hs, a 5.070 hs el 2006.

El escenario anterior podría empeorar si la postura del nuevo gobierno peruano se inscribe y asocia a una lucha más clara y directa hacia este fenómeno en su propio espacio. Hasta ahora, la reciente decisión de Ollanta Humala en orden a suspender la erradicación de cultivos ilegales deja en un mar de dudas su orientación en esta compleja temática.

Se aprecia, de manera clara, que  amenazas de una naturaleza diferente emanan de las fronteras del norte, siempre estuvieron allí, pero hoy se proyectan de manera diferente. El Crimen Transnacional tiende a generar de manera artificial “espacios vacíos”, Zonas Sin Ley  y en su defecto, directamente, generar las condiciones para debilitar institucionalmente los Estados. Las zonas fronterizas constituyen espacios territoriales de atracción natural de dichas agrupaciones, en especial aquellas en donde, por su configuración geográfica y ubicación espacial, el Estado no marca su presencia o lo hace en forma deficiente.

En función de lo anterior, hoy surge la problemática en cuanto a incorporar o no a las FF.AA a la sofocación o contención de dichos flagelos. ¿Es esta “amenaza no convencional” un problema de seguridad o Defensa? Claramente, la solución final al problema del narcotráfico, asociado a la cocaína, no es militar. O, tal vez, no solo militar. Necesita del concurso y de una mirada global. ¿Cuáles deberían ser los límites de la implicación de las FF.AA en su contención? ¿Es, la lucha contra el narcotráfico, una asunto de naturaleza militar?

Publicidad

Tendencias