Señor Director:
El diputado Enrique Van Rysselberghe, parece desconocer un hecho que está suficientemente documentado por la academia y los investigadores de economía de la salud. En reciente visita el Sr. Mark Pearson, jefe de la división salud de la OECD, señaló que “el principal problema referido a salud de los países de la OECD es que los costos de la salud aumentan por sobre el crecimiento económico de los países.” Advierte además, que ello continuará ocurriendo, tanto por los cambios de las expectativas de vida y enfermedades degenerativas, como por los efectos de las nuevas prestaciones, tales como los cuidados de larga duración en pacientes crónicos o irrecuperables. Esta circunstancia se da en países con mayor o menor participación estatal en la entrega de seguros y prestaciones médicas.
El crecimiento de los costos en salud no tiene nada que ver con la vinculación en la propiedad de clínicas y seguros, como lo insinúa el diputado. De hecho, en Chile, más del 70% de los prestadores privados son absolutamente independientes de cualquier tipo de aseguramiento. El costo de la salud crece tanto para Isapres y seguros, como para los sistemas integrados como mutuales de seguridad, el SNSS y los sistemas de las Fuerzas Armadas. A modo de ejemplo, en algunos seguros de salud vinculados a clínicas, he apreciado reajustes del 10% para este año. La única diferencia, es que las Isapres deben dar la cara públicamente frente a sus usuarios en un proceso mediático, regulado, transparente, competitivo y simultáneo de ajuste de las primas, situación que no se da en otros sectores.
El aumento de los costos de salud está dado por el uso intensivo de prestaciones médicas más complejas. Así, una simple radiografía hoy se sustituye por una resonancia nuclear, lo que da mayor resolución y mejor diagnóstico ¡pero es veinte veces más cara! Comparado con los miembros de la OECD, nuestro sistema Isapre entrega estándares de calidad y cobertura similar al de los países más desarrollados, no obstante gasta un cuarto de lo que ellos gastan. Asimismo, el sistema Isapre financia 21 prestaciones per cápita al año, pero el promedio de la OECD es casi el doble de ese guarismo. De ello, se puede deducir que en materia de cantidad de prestaciones y complejidad, nos queda mucho por recorrer.
Entiendo absolutamente, incluso como usuario, las molestias que ocasiona al público esta circunstancia. No obstante ello, todos tenemos la posibilidad de aceptar tal realidad, modificar nuestros beneficios o, finalmente, si no queremos pagar más que nuestro legal 7%, tomar la opción de Fonasa, que es cada vez más competitivo. Vivimos más y de mejor forma, pero ello requiere un mayor esfuerzo que, al parecer, a la sociedad le cuesta aceptar. Comprendo que es políticamente correcto rechazar ese hecho, pero desconocerlo es como pretender tapar el sol con un dedo.
Rafael Caviedes Duprá
Director ejecutivo de la Asocación de Isapres
