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IVA al libro, ¿ahora es cuando?

Marco Antonio Coloma
Por : Marco Antonio Coloma Estudió literatura e ingeniería. Dirige los sellos editoriales Frasis y Ciertopez. Mantiene el blog Material Ligero (www.material-ligero.cl)
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Cuando se trata de diseñar una reforma tributaria que tiene como objetivo fundamental mejorar la calidad y el acceso a la educación, ¿no sería sensato, en este contexto, eliminar el IVA a los libros, y mejorar y democratizar su acceso? ¿Es tiempo de dar la pelea? Quiero pensar que ahora es cuando.


El gobierno de Sebastián Piñera prepara un proyecto de reforma tributaria que debiera estar listo en los próximos meses. Como todos saben, se trata de una reforma que busca recaudar más, arrimando al fisco unos 800 millones de dólares para inversión en educación; pero también espera aliviar «la carga de tributaria de la clase media» rebajando en algunos puntos porcentuales el impuesto a las personas. ¿Es posible aprovechar esta coyuntura para poner en la agenda pública la rebaja o eliminación del IVA al libro?

Desde su época de candidato, Sebastián Piñera se mostró contrario a la idea de rebajar el IVA al libro, argumentando (en un recordado debate televisivo) que un beneficio como ése favorecería tanto a los libros buenos como a los libros malos, y que a él, por cierto, le interesaba destacar los libros buenos. Ni en ese minuto, ni durante su gobierno, nos hemos enterado de cuál es la lista de los libros buenos ni muchos menos quién los legitima. De cualquier modo, su ministro de Cultura parece más abierto a la discusión. Luciano Cruz-Coke no sólo se ha mostrado favorable al diálogo en torno al tema, sino que encargó hace algunos meses un estudio sobre el impacto que tiene el IVA en la industria editorial. Y aunque aún no tenemos los resultados —por estos días, el estudio está en manos del Observatorio de Políticas Culturales— existe la posibilidad de que, visto el informe, Cruz-Coke se muestre más favorable a una reforma en esta materia.

En este punto es importante recordar que, de acuerdo a nuestro régimen presidencialista, cuando se trata de tocar los impuestos el proyecto de ley sólo puede emanar desde el Ejecutivo. Por eso es importante la opinión que pueda tener Cruz-Coke u otros personeros de gobierno.

Chile tiene uno de los IVA al libro más altos del mundo: un 19%. Muchos países europeos tienen una IVA diferenciado, como España (4%) o Francia (5,5%), y la mayoría de nuestros vecinos en América Latina tiene una IVA cero: Argentina, México, Perú, Colombia y varios más.  También hay que recordar que Chile fue históricamente un país con exención tributaria para los libros y que fue la dictadura la que impuso el gravamen el año 1976. Es, por tanto, otra de las herencias de nuestro pasado autoritario.

La eliminación del IVA a los libros no va a elevar por sí sola los índices de lectura en Chile ni tampoco asegurará, de entrada, que los libros sean más baratos, pero es una medida necesaria y virtuosa en el contexto de un abanico de políticas públicas orientadas, con decisión y recursos, a la promoción de la lectura. Se trata, además, de una demanda emblemática de la ciudadanía.

Un dato más: un estudio del Centro de Microdatos de la Universidad de Chile demostró que la lectura tiene una relación positiva con los salarios: a mayores índices de lectura, mayores ingresos. En otras palabras, «la capacidad lectora puede afectar el crecimiento económico a través de aumentos en productividad en el mercado del trabajo». No lo decimos con lindas palabras quienes creemos en el valor transformador que tiene la lectura, lo dice un grupo de economistas: la lectura, esa tecnología que está en la base de todo proceso educativo, puede hacer la diferencia.

Cuando se trata de diseñar una reforma tributaria que tiene como objetivo fundamental mejorar la calidad y el acceso a la educación, ¿no sería sensato, en este contexto, eliminar el IVA a los libros, y mejorar y democratizar su acceso? ¿Es tiempo de dar la pelea? Quiero pensar que ahora es cuando.

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