Publicidad

La abstención es nuestra mejor protesta

Pablo Toro
Por : Pablo Toro Vocero de la ACES
Ver Más

El 20 de octubre, el director ejecutivo de Libertad y Desarrollo, Luis Larraín, vaticinó, en El Mercurio, que el próximo 28 de octubre “el voto le ganará a la calle”. La postura de Larraín evidencia que es lo que se mide en esta elección, y cómo la elite del país leerá los comicios.En nuestras asambleas nos dimos cuenta que la implementación de la inscripción automática y el voto voluntario busca validar la actual institucionalidad, quieren ponerle un límite a la crítica, frenar los cuestionamientos a cómo, y a quiénes, toman las decisiones en Chile.


Mi hijo pequeño me pregunta: ¿tengo que aprender Matemáticas?

¿Para qué?, quisiera contestarle. De que dos pedazos de pan son más que uno ya te vas a dar cuenta.

(Bertolt Brecht)

Nosotros, los estudiantes secundarios, hemos dado una lucha incesante a lo largo de la última década por tener condiciones óptimas para estudiar, nuestras demandas las hemos ido profundizando y nos hemos dado cuenta que, para que estas condiciones favorables puedan cumplirse, necesitamos un cambio significativo en el sistema que impera hoy en día en Chile.

Este sistema educativo lo heredamos de la dictadura de Pinochet y por veinte años la Concertación no hizo nada por cambiarlo. Nosotros, los estudiantes de la ACES, desde el año 2001 hemos venido exigiendo cambios cada vez más sustanciales en materia de educación. Pudimos ver que el 2006 Chile vivió la manifestación más grande en décadas, donde pedimos una cambio real en cómo se nos estaba entregando nuestra educación, precaria, desigual y todo esto sustentado por el modelo.

La clase política en general, entendiendo que un cambio de fondo en el sistema educativo chileno no les convenía a sus intereses y afanes privatizadores en esta materia, cooptaron todo esa movilización y traicioneramente se tomaron de las manos, tratando de engañar al pueblo, diciendo que habían mejorado las condiciones educativas.

[cita]El 20 de octubre, el director ejecutivo de Libertad y Desarrollo, Luis Larraín, vaticinó, en El Mercurio, que el próximo 28 de octubre “el voto le ganará a la calle”. La postura de Larraín evidencia que es lo que se mide en esta elección, y cómo la elite del país leerá los comicios.En nuestras asambleas nos dimos cuenta que la implementación de la inscripción automática y el voto voluntario busca validar la actual institucionalidad, quieren ponerle un límite a la crítica, frenar los cuestionamientos a cómo, y a quiénes, toman las decisiones en Chile.[/cita]

El año pasado decidimos volver a llenar las calles, ahora bajo la consigna de: educación gratuita para todos, un año en el cual conseguimos llevar el debate en materia de educación a todos los estratos de la sociedad. Tras siete meses de tomas pudimos ver cómo el gobierno de Sebastián Piñera, no quiso avanzar sustancialmente en las demandas secundarias. Nosotros, sin bajar los brazos trabajamos duramente en la elaboración de nuestra propuesta educacional, que vio la luz en diciembre del año pasado.

La “Propuesta para la Educación que Queremos” tiene como idea articuladora una educación estatal, gratuita, de excelencia, articulada y con control comunitario. El documento lo entregamos durante este primer semestre a las autoridades, quienes fueron incapaces de pronunciarse al respecto.

Volvimos a las calles y a ocupar nuestros liceos. Se nos dijo que la solución estaba en el Parlamento, donde se aprobó una reforma tributaria que seguía privatizando la educación. Ejecutivo y Legislativo enfermos de sordera.

Nosotros decimos NO, nos hemos dado cuenta que la institucionalidad no quiere entregarnos una educación más justa, es por eso que levantamos durante este año la consigna, de llamar al pueblo de Chile a no votar, a no respaldar este circo electoral que sigue sustentando las desigualdades en nuestro país.

El 20 de octubre, el director ejecutivo de Libertad y Desarrollo, Luis Larraín, vaticinó, en El Mercurio, que el próximo 28 de octubre “el voto le ganará a la calle”. La postura de Larraín evidencia que es lo que se mide en esta elección, y cómo la elite del país leerá los comicios.

En nuestras asambleas nos dimos cuenta que la implementación de la inscripción automática y el voto voluntario busca validar la actual institucionalidad, quieren ponerle un límite a la crítica, frenar los cuestionamientos a cómo, y a quiénes, toman las decisiones en Chile.

En la ACES llamamos a no ser ingenuos. Por cierto que sería mejor tener a Josefa Errázuriz sentada en el Municipio de Providencia, en vez del ícono del fascismo Cristian Labbé, pero con aquello no se solucionará ningún problema estructural en el país. Debemos evidenciar la crisis de la institucionalidad y no caer con caza bobos.

No concurrir a votar es una posición política, es no querer validar su institucionalidad, abstenerse es la señal más potente que pueda darse para evidenciar nuestra rabia, y nuestras ganas de transformación.

Nuestra propuesta es seguir en la dirección constructora del “Control Comunitario”, el fortalecimiento de las organizaciones territoriales es la clave para apostar por la transformación social, y así encaminarnos hacia una verdadera democracia.

Con la memoria intacta, yo no presto el voto.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
Publicidad

Tendencias