Gran parte de las estrategias de campaña no apelaron a las necesidades de la población. Los slogan son vacíos (“estoy aquí”, “Z”, “concejal 2012”, “cerca de ti”), las pancartas mostraron mayoritariamente fotos de candidatos y candidatas apostando a que la población vota por imágenes y no por ideas.
Suele argumentarse que los cambios sociales anteceden a las transformaciones institucionales. En efecto, desde hace ya unos años advertimos convulsiones sociales en Chile que hablan de una sociedad que demanda mayores oportunidades, igualdad y aceptación de la diversidad. La confianza en las instituciones se reduce al observar una brecha entre las promesas y la realidad. En la opinión de la ciudadanía el sistema de justicia no parece justo; la Iglesia Católica no parece comprometida con los más desamparados; el Congreso no parece producir leyes que beneficien a las mayorías, etc.
Las elecciones municipales parecían una oportunidad para que las fuerzas políticas respondieran a esta demanda. Sin embargo, aquello no se cumplió por varias razones. Por ejemplo, gran parte de las estrategias de campaña no apelaron a las necesidades de la población. Los slogan son vacíos (“estoy aquí”, “Z”, “concejal 2012”, “cerca de ti”), las pancartas mostraron mayoritariamente fotos de candidatos y candidatas apostando a que la población vota por imágenes y no por ideas.
Pero quizás la peor señal de los partidos es su falta de renovación. Ya dijimos en este espacio que el 84 % de los alcaldes se presenta a reelección. Sin embargo, me interesaría mostrar nuevos antecedentes del perfil de la oferta política de las municipales 2012. Un primer indicador de renovación es la inclusión de mujeres en las listas de candidatos. Esto porque Chile goza de un vergonzoso récord de falta de inclusión de la mujer en el ámbito de lo público. Pues bien, sólo el 14,6 % de las postulantes a las alcaldías son mujeres, cifra que alcanza al 26,3 % a nivel de concejales. Así, es muy probable que el 29 de octubre se reducirá el número de mujeres en puestos de poder a nivel local en relación a lo que tenemos hoy.
[cita] Gran parte de las estrategias de campaña no apelaron a las necesidades de la población. Los slogan son vacíos (“estoy aquí”, “Z”, “concejal 2012”, “cerca de ti”), las pancartas mostraron mayoritariamente fotos de candidatos y candidatas apostando a que la población vota por imágenes y no por ideas. [/cita]
Los partidos con los más bajos niveles de inclusión de mujeres como candidatas a alcaldesa son ChilePrimero (0 %), Fuerza del Norte (0 %), PRO (6,8 %), PRI (11 %), PH (12 %), PDC (12 %) y RN (13 %). A nivel de candidatas a concejales los peores son el PC (21 %), MAS (22 %), PRO (23 %) PRI y RN (24 %), y UDI (25 %).
En términos generales, los partidos incluyen más mujeres en cargos de menor responsabilidad. Tampoco es posible argumentar que se trata de un tema ideológico donde la izquierda o la derecha incluyen más o menos mujeres. La UDI, por ejemplo, incluye mujeres por sobre el promedio a nivel de alcaldías, pero por debajo del promedio a nivel de concejales. La tendencia del PDC es precisamente la opuesta (menos en alcaldías y más en concejales). En tanto el PRO registra bajos porcentajes de inclusión de mujeres en ambas, concejales y alcaldes.
Un segundo indicador es la edad. Aunque la renovación implica activar nuevas ideas, también implica incorporar nuevos actores que puedan materializar las agendas de los partidos. En un contexto de cambio de padrón con 5.2 millones de electores y en su mayoría jóvenes resultaba esperable un cierto “tiraje de la chimenea”. La renovación pareciera ser una condición fundamental para la sobrevivencia de un partido. Pues bien, del total de candidatos registrados (11.057), sólo el 14,2 % son menores de 34 años, y solo el 6.9 % es menor de 29 años. Entre los candidatos a alcalde, mientras el 7,3 % tiene menos de 34 años, el 21,3 % tiene más de 60 años.
Los partidos con más candidatos a alcalde mayores de 60 años son: Fuerza del Norte (50 %), PDC (35 %), PRSD (35 %), RN (28 %) y PS (27 %). A nivel de concejales el ranking de los adultos-mayores lo encabeza el PRSD (26 %), PDC (22 %), RN (22 %), y PS y ChilePrimero (20 %).
¿Qué nos dicen estas cifras? Primero, que la opción por la renovación ya sea por inclusión de mujeres o jóvenes no tiene mucho que ver con el tamaño electoral de un partido. Encontramos partidos muy pequeños (PRSD, PH, PRO, ChilePrimero) o mas grandes (PDC, RN) con patrones tradicionales de competencia. Segundo, tampoco tiene mucho que ver con la edad del partido. Aunque los partidos recién nacidos tienden a incluir más mujeres y jóvenes (Partido Igualdad, MAS), también encontramos esta tendencia en la UDI o el PPD.
Parece ser entonces que un factor esencial que explica esta pauta de comportamiento es la decisión política de sus dirigentes de abrir el “tiraje de la chimenea”. Y este es precisamente el problema para nuestra democracia. Como las principales decisiones dependen de un par de líderes políticos que negocian listas de candidatos, la política pasa a depender del buen o mal criterio de sus máximos dirigentes.
Reducir los grados de discrecionalidad de los dirigentes y ampliar la capacidad de las normas para definir políticas de inclusión, igualdad y competencia es central en una democracia madura. Esto se logra a través de políticas efectivas de acción afirmativa (con sanciones y desincentivos para quienes no las cumplan), mecanismos de jubilación para las autoridades políticas y financiamiento público para formar cuadros políticos. La renovación no debiese depender de la buena voluntad de nuestros líderes; sino de un conjunto de normas que estimulan la transformación social.