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No somos pro-aborto, ministro, somos pro-elección

Alejandra Zúñiga Fajuri
Por : Alejandra Zúñiga Fajuri Doctora en derecho, investigadora CIFDE, Universidad de Valparaíso. http://cifde.cl/
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¿Por qué insistir en la despenalización del aborto terapéutico? ¿Qué es lo que las mujeres reclaman poder decidir cuándo se enfrentan al dramático caso de un embarazo inviable o peligroso? Pues una tontería, señor ministro, una nimiedad que, como usted ha dicho recientemente, no es un problema: la mujer exige poder decidir si quiere o no dar su vida por un embrión o comprometer para siempre su salud psíquica por un ser que, muy a su pesar, morirá irremediablemente al momento de nacer.

Aquellos parlamentarios a quienes usted llama “pseudomodernistas” solo quieren que Chile deje de ser la vergüenza internacional que es en materia de derechos reproductivos. Solamente quieren que Chile cumpla con su obligación –declarada en la Constitución y en los tratados de derechos humanos– de proteger la vida y salud de las mujeres por medio del respeto de su dignidad como ser humano autónomo que no debe nunca ser tratado como un receptáculo o incubadora sin derechos.

[cita]La pregunta no es si estamos de acuerdo o no con el aborto porque, ya sea legal o no, las mujeres se practican abortos, según evidencian las estadísticas. Por el contrario, la alternativa es escoger entre la vida y la muerte de estas mujeres. Mantener leyes penalizantes significa escoger la muerte.[/cita]

Este pseudomodernismo, señor ministro, es el que ha motivado que la Organización Mundial de la Salud, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, la Corte Europea de Derechos Humanos, Amnistía Internacional, Human Rights Watch, el Comité de la ONU contra la Tortura, entre otros, hayan declarado unánimemente, en los últimos años, que la penalización del aborto cuando la vida o salud de la madre corren peligro o cuando el embarazo es producto de una violación, constituye un acto de tortura que viola los derechos humanos básicos de las mujeres.

Y es que sostener la ilegalidad del aborto es una forma sumamente costosa, en vidas humanas, de distribuir los escasos recursos médicos. La pregunta no es si estamos de acuerdo o no con el aborto porque, ya sea legal o no, las mujeres se practican abortos, según evidencian las estadísticas. Por el contrario, la alternativa es escoger entre la vida y la muerte de estas mujeres. Mantener leyes penalizantes significa escoger la muerte.

Además, como política criminal, la penalización del aborto ha demostrado ser extraordinariamente ineficaz. Hacer que el aborto sea ilegal no reduce el número de abortos pues, sólo en América del Sur, aproximadamente 30 de cada 1.000 mujeres (de entre 15 y 45 años) se hacen un aborto por año. En Holanda, donde el aborto es legal, la cifra es 8 de cada 1.000. Penalizarlo sólo discrimina a las mujeres sin recursos pues donde el aborto es legal el riesgo de muerte es menor de 1 por cada 500.000 mujeres. Esto significa que un aborto legal es más seguro que ningún otro tipo de procedimiento médico y que tiene un menor riesgo de muerte que un tratamiento con penicilina.

Los legisladores, señor Ministro, están en deuda con la mayoría de los chilenos que, según todas las encuestas de opinión de los últimos años, sí creen que la mujer tiene derecho al aborto terapéutico. Y esto no es pseudomodernismo, Ministro, es simplemente evidencia de que la mayoría de los chilenos sin ser pro-aborto, son pro-elección.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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