Señor Director:
Con tan sólo pocas horas en el país y después de tres años de ausencia, la ex presidenta Michelle Bachelet lanzó su primer y gran pronunciamiento como candidata: terminar con el lucro y educación gratuita para todos.
Lo cierto es que sus dos propuestas están muy lejos de ser originales o de representar un aporte al debate nacional. Ambas reivindicaciones hicieron parte de las consignas recurrentes de los movimientos estudiantiles de años anteriores.
Y de ahí surge naturalmente la interrogante: ¿será el programa de gobierno de la ex presidente una copia fiel de las demandas que en estos años han escrito diversos sectores en los muros del país? O, por el contrario, ¿formará comisiones y mesas de diálogo con cientos de personas, como ya lo hizo en su gobierno con muy mal resultado, para presentar una propuesta al país?
Haga lo que haga, la ex presidenta parece olvidar que durante su gobierno la industria del lucro en educación lejos de disminuir se incrementó, que Chile crecía a un poco más de un 3% anual y que el desempleo aumentaba.
Pero el juicio más asertivo sobre el rendimiento de su gobierno es que su ex ministro de Hacienda haya decidido ser candidato presidencial y competir porque estima que él puede lograr un gobierno mucho mejor que el de su ex jefa.
Con todo, el país que dejó la ex Presidenta hace tres años cambió. Y si bien hay gente que ha pedido con vehemencia educación gratuita y ha convertido el fin del lucro en una bandera de lucha, el país espera propuestas concretas de cómo conseguir aquello más que la repetición automática de una consigna que finalmente sin soporte técnico no es más que eso, una consigna que se ve bien en un muro, pero que es del todo insuficiente para conformar un programa de gobierno.
