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Universidad, política y autonomía

Danny Monsálvez Araneda
Por : Danny Monsálvez Araneda Doctor © en Historia. Académico de Historia Política de Chile Contemporánea en el Depto. de Historia, Universidad de Concepción. @MonsalvezAraned.
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La actitud y expresiones del ministro Chadwick, así como las del entonces gobernador Reyes dan cuenta del trato casi displicente que ha tenido este gobierno con las Universidades estatales y públicas de nuestro país. Como bien lo expresara Cristian Warnken meses atrás en una columna de opinión “El Presidente de la República se ha empecinado desde el primer día de su mandato en ningunear a estas Universidades”, es decir, un claro resentimiento que se respira desde algunos centros de pensamiento de la derecha, como el caso del Instituto Libertad y Desarrollo, y por cierto en algunos funcionarios de la actual administración.


Lo ocurrido el jueves 13 de junio en la Casa Central de la Universidad de Chile, viene a constituir un acontecimiento de suma gravedad para quienes nos desempeñamos en el mundo de la Academia y hemos defendido el sentido público de nuestras universidades.

El ingreso de Carabineros a los espacios universitarios, respaldado por el Gobierno, en palabras del ministro del Interior, Andrés Chadwick, para detener a quienes provocaban desórdenes, no es nuevo. Dejando de lado la violencia e intervención policial/militar durante la dictadura, en el último tiempo ha sido una constante la presencia de Fuerzas Especiales en la Academia; lo anterior, producto de las movilizaciones estudiantiles que generalmente terminan en enfrentamiento con Carabineros y donde éstos despliegan todo un dispositivo tendiente a detener a quienes provocan desórdenes y disturbios. En todo aquel operativo, se genera una molesta e incómoda situación. Por una parte están los encapuchados que bloquean calles, rayan murallas, producen barricadas y atentan contra la propiedad pública y privada (no es este el espacio para analizar las causas de aquello, por ejemplo la inspiración anarquista de algunos grupos o la protesta contra la violencia estructural o simbólica) y por otra, Carabineros convierte nuestros espacios universitarios en verdaderos campos de entrenamiento y preparación, persiguiendo y deteniendo a jóvenes o bien lanzando una cantidad indiscriminada de bombas lacrimógenas o gases químicos que hacen irrespirable el aire, por lo tanto, alterando y violentando nuestros espacios de trabajo. Es ahí donde uno se pregunta, ¿dónde quedan los protocolos del accionar policial o la forma de persuadir a quienes están provocando disturbios?

[cita]La actitud y expresiones del ministro Chadwick, así como las del entonces gobernador Reyes dan cuenta del trato casi displicente que ha tenido este gobierno con las universidades estatales y públicas de nuestro país. Como bien lo expresara Cristian Warnken meses atrás en una columna de opinión “El Presidente de la República se ha empecinado desde el primer día de su mandato en ningunear a estas Universidades”, es decir, un claro resentimiento que se respira desde algunos centros de pensamiento de la derecha, como el caso del Instituto Libertad y Desarrollo, y por cierto en algunos funcionarios de la actual administración.[/cita]

Sin embargo, el punto en cuestión y debate sobre la presencia de Carabineros en los espacios universitarios dice relación con la mentada “autonomía”. Al respeto, la historia siempre nos permite contextualizar o dar luces sobre aquel tema. Recordemos por ejemplo, el vejamen del cual fue objeto el periodista Hernán Osses Santa María en junio de 1969 y el posterior allanamiento policial a la Universidad de Concepción por parte del grupo móvil de Carabineros. El entonces Rector Edgardo Enríquez públicamente rechazó el vejamen a dicho periodista, pero de la misma forma se puso al frente de los estudiantes para marchar pacíficamente por las calles de Concepción y hacer presente su molestia ante las autoridades de la zona y el país por el violento allanamiento de Carabineros a la Universidad penquista. Fue en ese contexto, donde el Rector Enríquez haría alusión al tema de la “autonomía universitaria”, al señalar lo siguiente: “Se trata de ciertas garantías especiales de que deben gozar las universidades y los universitarios, para asegurarles la posibilidad de expresar ideas con la máxima libertad y con independencia de poderes ajenos al cuerpo académico. Sería una especie de fuero universitario que pusiera a quienes lo poseen a cubierto de los azares de la política, de los intereses de mayorías partidistas ocasionales, de las pasiones o ambiciones de malos gobernantes y de dictaduras, tan usuales en nuestro mundo”.

Ahora, ¿resulta extraña la forma como el actual gobierno y sus autoridades han enfrentado este tipo de situaciones, especialmente a nivel de nuestras universidades?, pensamos que no, que aquello tiene que ver con la concepción del orden que tiene el actual gobierno, centrado proferentemente en la criminalización y represión de las movilizaciones estudiantiles, especialmente a contar del año 2011; de ahí el rápido apoyo y respaldo del ministro Chadwick al accionar de Carabineros, llegando a decir, incluso, que no vio “violencia excesiva” de los uniformados, que éstos estaba “defendiendo” el patrimonio de la universidad. Estas “curiosas expresiones”, nos recuerdan las señaladas el año 2011 por el entonces gobernador de Concepción, Alejandro Reyes, quien comentó —entre otras cosas— que delincuentes ocupan el campus de la Universidad de Concepción como trincheras y que ésta esconde la cabeza o bien poniendo en tela de juicio los valores que entregaba la Universidad; incluso, afirmando tiempo después que la Universidad de Concepción, no era “Colonia Dignidad” donde Carabineros no podía ingresar. Estas desafortunadas declaraciones, provocaron el rechazo y las críticas del Rector Sergio Lavanchy.

La actitud y expresiones del ministro Chadwick, así como las del entonces gobernador Reyes dan cuenta del trato casi displicente que ha tenido este gobierno con las universidades estatales y públicas de nuestro país. Como bien lo expresara Cristian Warnken meses atrás en una columna de opinión “El Presidente de la República se ha empecinado desde el primer día de su mandato en ningunear a estas Universidades”, es decir, un claro resentimiento que se respira desde algunos centros de pensamiento de la derecha, como el caso del Instituto Libertad y Desarrollo, y por cierto en algunos funcionarios de la actual administración.

En consecuencia, así como hemos manifestado nuestro rechazo al accionar de grupos encapuchados en las universidades, con la misma fuerza no se puede aceptar la represión y violencia con la cual Carabineros y la autoridad política tratan nuestros espacios universitarios, lugares en los cuales se debate, confrontan ideas, se discrepa y disiente, en ocasiones acalorada y pasionalmente, pero no perdiendo de vista el dialogo con argumentos, por lo tanto, rechazando el uso de la fuerza, prepotencia y violencia, especialmente policial y el concerniente respaldo que da a esta la autoridad política de turno.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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