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Razones para cambiar el sistema de elección de los Premios Nacionales

La semana pasada, sin ir más lejos, se ha distinguido a la antropóloga Sonia Montecino con el Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales. Una destacada académica y escritora, de grandes méritos. No sabemos, en todo caso, si más méritos que los otros postulantes de este año. Pues bien, ella es, en la actualidad, vicerrectora de Extensión de la Universidad de Chile, por ende, autoridad de absoluta confianza del mismo rector que participó en la elección que la dio como ganadora del Premio.


Seguramente, el examen acucioso del trabajo de académicos, científicos, pensadores y creadores chilenos que han obtenido el Premio Nacional en alguna de sus categorías, nos llevaría a concluir que una mayoría de ellos se lo merecen holgadamente.

Sin embargo, dado que la obtención de un Premio Nacional tiene diversos efectos, incluyendo el importante beneficio económico que reporta a quienes lo ganan y el prestigio que obtienen tanto ellos como las instituciones que los cobijan, parece necesario revisar el sistema de elección.

En el jurado que define el Premio Nacional, participan un representante de las academias que conforman el Instituto de Chile —aquella vinculada disciplinariamente al ámbito en que se inscribe la categoría—, el último ganador del Premio de la categoría, un representante del Consejo de Rectores, el o la ministra de Educación y el rector de la Universidad de Chile.

[cita]La semana pasada, sin ir más lejos, se ha distinguido a la antropóloga Sonia Montecino con el Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales. Una destacada académica y escritora, de grandes méritos. No sabemos, en todo caso, si más méritos que los otros postulantes de este año. Pues bien, ella es, en la actualidad, vicerrectora de Extensión de la Universidad de Chile, por ende, autoridad de absoluta confianza del mismo rector que participó en la elección que la dio como ganadora del Premio.[/cita]

La inclusión de los dos primeros mencionados probablemente no merezca discusión, tratándose de personas calificadas por su especialización y trayectoria. Pero todas las demás son discutibles: el Consejo de Rectores agrupa a las universidades tradicionales, depositarias de la misión de formar y aportar saber, reflexión, cultura y desarrollo al país, pero en muchas ocasiones el rector que interviene en la votación no tiene vinculación alguna con las disciplinas consideradas en el Premio que le corresponde dirimir; él o la ministra de Educación suele ser, en muchos casos, una autoridad designada por su capacidad política, pero no precisamente por ser un referente en alguna disciplina científica, humanista o artística; y para el rector de la Universidad de Chile podemos decir lo mismo que para el representante del Consejo de Rectores, además de que lidera una institución que suele postular —y ganar— muchos de los Premios.

La semana pasada, sin ir más lejos, se ha distinguido a la antropóloga Sonia Montecino con el Premio Nacional de Humanidades y Ciencias Sociales. Una destacada académica y escritora, de grandes méritos. No sabemos, en todo caso, si más méritos que los otros postulantes de este año.

Pues bien, ella es, en la actualidad, vicerrectora de Extensión de la Universidad de Chile, por ende, autoridad de absoluta confianza del mismo rector que participó en la elección que la dio como ganadora del Premio.

Situaciones como esas son las que deben ser evitadas, modificando el sistema de elección de los Premios Nacionales, precisamente para no dar margen a dudas sobre la imparcialidad y la pertinencia de quienes votan, y sobre todo para honrar una institución tan relevante en el ámbito del saber y la creación de nuestro país, que no tiene otro sentido que distinguir la excelencia del trabajo y la contribución al desarrollo de las ciencias, las humanidades y las artes en Chile que notables hombres y mujeres han realizado.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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