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Nos estamos quebrando los chilenos

Orlando Contreras S.J.
Por : Orlando Contreras S.J. Director Nacional Ciudadano Global, Servicio Jesuita a Migrantes
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El problema no es la convivencia, el problema es no estar preparados para la diversidad. Han sido víctimas de esta visión ortodoxa de la vida los mapuches, los homosexuales, los de izquierda y los de derecha. Ahora son los inmigrantes. Por ello, en Ciudadano Global, más que un trabajo exclusivo con inmigrantes, promovemos una cultura de acogida. Es necesario mirar el todo y no una parte.


Para este sábado, ciudadanos de la II Región han convocado a una marcha para “recuperar Antofagasta”. Ha habido quejas constantes contra los inmigrantes de esa ciudad, a los cuales se les culpa de la violencia, tráfico de droga, problemas de convivencia social y quiebres matrimoniales. A esta queja se han sumado desde el intendente hasta los ciudadanos, pasando por la alcaldesa y otras autoridades. Al parecer, la gota que rebalsó el vaso fue la pelea que protagonizaron chilenos y colombianos al finalizar el partido por las clasificatorias sudamericanas al Mundial de Fútbol, el pasado viernes 11 de octubre.

Frente a este contexto, surgen varios elementos de análisis que podemos desarrollar. El primero, son las declaraciones del intendente de la II Región, Waldo Mora, quien señaló que “algunos extranjeros están creando problemas de convivencia y quiebres matrimoniales” (basta ver este link para constatar que no es una persona recatada en sus comentarios). Es destacable que diga «algunos» y no «todos»; ¿pero por qué culpar sólo a los extranjeros de esta situación y no también a los chilenos?

Respecto a ambas afirmaciones, es necesario recalcar que las dificultades de convivencia social no se provocan de la nada. Es necesaria una seguidilla de acciones para provocar esta situación. Con una Ley de Extranjería que data de 1975 y un Proyecto de Ley que duerme en el Congreso (que vuelve a repetir innumerables falencias que dificultan la integración de los extranjeros y más bien promueven la segregación), difícil es promover la convivencia social. Además no sólo hay que buscar la regularización migratoria de los extranjeros, ¡también hay que educar y sensibilizar a los chilenos sobre la migración!

[cita]El problema no es la convivencia, el problema es no estar preparados para la diversidad. Han sido víctimas de esta visión ortodoxa de la vida los mapuches, los homosexuales, los de izquierda y los de derecha. Ahora son los inmigrantes. Por ello, en Ciudadano Global, más que un trabajo exclusivo con inmigrantes, promovemos una cultura de acogida. Es necesario mirar el todo y no una parte.[/cita]

Nadie puede amar a quien no conoce. Si segrego y discrimino a extranjeros (existen múltiples rayados en Antofagasta contra los migrantes, que se han ido localizando en pequeños guetos porque nadie quiere estar con ellos), ¿cómo puedo querer una sana convivencia?

Respecto a la segunda afirmación, los quiebres matrimoniales no tienen relación con la nacionalidad (basta ver “Manos al fuego” de Chilevisión), sino con personalidades. Además, ¿por qué culpar sólo a los extranjeros cuando la pareja que comete la infidelidad es chilena? Una vez más, tal como hace más de dos mil años, queremos apedrear a la “mujer adúltera” por lo que hace, cuando sabemos que la persona que conocemos (la chilena), también comete adulterio. No promovemos las infidelidades, sino que queremos dar objetividad al asunto. Miro como Jesús a estas mujeres y hombres, no porque sean inocentes, sino porque las personas que acusan son ambiguas.

La alcaldesa de Antofagasta convocó, por medio de su cuenta en Twitter, a una reunión a varias autoridades gubernamentales. Quiere “frenar” este asunto, pero no se dan cuenta de que no es un cambio en las estructuras lo que se necesita, sino un cambio de actitud. Además, quiere frenar esto sólo trabajando con chilenos. Así no se promueve la integración. Se cree que con la nueva Ley de Extranjería estos problemas ya no ocurrirán, pero esta se elaboró más desde el escritorio que desde la calle. Recordemos que las dos políticas públicas más nefastas del último tiempo se generaron bajo “expertos” y con mucha teoría, pero poca práctica: el Transantiago y el Censo 2012. No hay que ser profeta para constatar que la nueva Ley de Extranjería no toma en cuenta contextos particulares (como los que se dan en la zona norte del país) y menos la escucha de la ciudadanía. Si bien para el proyecto de Ley se realizaron foros ciudadanos, TODOS se ejecutaron en Santiago.

El problema no es la convivencia, el problema es no estar preparados para la diversidad. Han sido víctimas de esta visión ortodoxa de la vida los mapuches, los homosexuales, los de izquierda y los de derecha. Ahora son los inmigrantes. Por ello, en Ciudadano Global, más que un trabajo exclusivo con inmigrantes, promovemos una cultura de acogida. Es necesario mirar el todo y no una parte.

Lo que necesitamos es encontrarnos, conocernos, integrarnos. Esto nos enriquecerá. El fenómeno que está viviendo Chile ya lo han vivido innumerables países de Europa y de Norte América. Al igual que Chile, quisieron evitar el ingreso de inmigrantes, pero no lo consiguieron, porque no sabían la necesidad de ellos por cruzar y optar a mejores condiciones de vida. Chile ha promovido en el exterior sus cifras económicas y gran escenario social. Pues bien, es hora de hacerse cargo del discurso, porque si digo que todo está bien en mi casa, muchos querrán visitarla. No quiero “convertirme en un Antofagasta”, como dicen muchos, pero no por la cantidad de extranjeros, sino por la pobreza de políticas públicas y negativa a enriquecernos con la diversidad cultural, humana y espiritual. No quiero convertirme en un pesimista frente a la migración, como muestra el estudio de la Universidad Santo Tomás, no quiero mirar sólo lo mío, no quiero asustarme al ver a alguien de piel morena. No quiero.

Chile recién tiene poco más de un 2% de extranjeros, muy por debajo de países de Europa y el cuarto en cantidad de inmigrantes en Sudamérica (detrás de Argentina, Venezuela y Paraguay; sin contar las colonias inglesas y francesas presentes en el continente). Hace unos meses lo que más pedimos fue la reconciliación de los chilenos. Pido ahora por la reconciliación de los que habitamos en el país.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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