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La velocidad de las llamas y la lentitud de la respuesta Opinión

La velocidad de las llamas y la lentitud de la respuesta

María Elena Wood
Por : María Elena Wood Periodista y documentalista
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Media hora antes de medianoche, el gobierno central decreta estado de excepción constitucional de catástrofe por incendio. Del gobierno regional no hay noticias. Ni instrucciones para los habitantes de la ciudad. UCV televisión, el canal de la universidad más importante de Valparaiso, transmite un programa de farándula.


Es domingo. Estoy en Valparaíso. En el piso doce del edificio más alto de cerro Alegre. El sábado antes del mediodía vi pasar el primer carro de bomberos. Ya se veía una nube pequeña de humo en el cielo azul. Tan prístino estaba el día que se veía en el horizonte el monte Aconcagua nevado.

A las dos de la tarde, desde el muelle Barón, las fumarolas se elevaban sobre los cerros. A las cuatro y media, mientras se preparaba para zarpar el buque Sargento Aldea desde el muelle Prat llevando pertrechos a Iquique, caían cenizas sobre los turistas que visitaban el Puerto y el humo ensombrecía las casas de colores que cuelgan sobre la bahía. Una vendedora de churros contaba a quien quisiera escucharla que el fuego había partido en el vertedero de El Molle. Pasadas las cinco, la Onemi decretó alerta roja por la activación de un incendio forestal en el camino La Pólvora a la altura del vertedero y que a ese momento consumía supuestamente una superficie de 0,2 hectáreas de pastizal, matorral y eucaplitus. A las seis y media fuertes ráfagas de viento bajaban por las quebradas de los cerros. En la terraza del Palacio Astoreca los mozos apenas podían sostener sus bandejas con el te de la tarde y se volaban los centros de mesas adornados de flores.

[cita] Habían pasado más de siete horas desde el primer carro bomba que vimos encararmarse por las calles y no había información que guiara a los 300 mil habitantes de Valparaíso que miraban cómo avanzaban las lenguas de fuego y se multiplicaban los focos del incendio.[/cita]

A las siete y media las llamas arremolinadas por el viento dominaban el paisaje. Habían pasado más de siete horas desde el primer carro bomba que vimos encararmarse por las calles y no había información que guiara a los 300 mil habitantes de Valparaíso que miraban cómo avanzaban las lenguas de fuego y se multiplicaban los focos del incendio. Se escuchaban las sirenas de bomberos. No había señal de helicópteros o aviones ayudando a apagar el incendio.

Pasadas las siete y media, la Onemi amplió la alerta roja para Viña del Mar, la ciudad vecina a Valparaíso. Se informaba de 15 hectáreas de superficie quemada y que el incendio estaba sin posibilidad de control y con peligro de propagación hacia los cerros Mariposa y La Cruz. En esos barrios las llamas ya saltaban de una casa a otra. Cenizas y troncos encendidos volaban de una cuadra a otra impulsados por el viento. Desde Cerro Alegre se escuchaban las  explosiones de los balones de gas y a los perros ladrar.

A las ocho se cortó la luz en toda la ciudad. Sería el primero de varios cortes de electricidad que durante la noche dejarán al puerto iluminado sólo por las llamas que no quieren aflojar. Alrededor de las nueve, el viento aún está fuerte pero ya comienza lentamente a bajar su intensidad. No se ven muchos turistas caminando por la ciudad. Sólo los taxis colectivos suben y bajan, como siempre acelerados y a bocinazos por las calles tortuosas que unen las infinitas quebradas que desembocan en la bahía.

Media hora antes de medianoche, el gobierno central decreta estado de excepción constitucional de catástrofe por incendio. Del gobierno regional no hay noticias. Ni instrucciones para los habitantes de la ciudad. UCV televisión, el canal de la universidad más importante de Valparaiso, transmite un programa de farándula. A las 4 de la mañana el fuego llega al plano de la ciudad. A calle Francia. A las ocho amanece, ya se sabe que hay muertos, cientos de casas destruidas y miles de personas que lo perdieron todo. También se sabe que pese a que hubo incendios el 2008 y el 2013 que mostraron la vulnerabilidad de las quebradas que conforman el anfiteatro del gran Valparaíso, no se tomaron las medidas recomendadas por los expertos para evitar una catástrofe mayor.

Busco información en Twitter: «Carabineros ayuda a comunidad afectada en el incendio a través de presencia efectiva, preventiva y solidaria en terreno», leo en el sitio oficial de Carabineros de Chile. Mientras ellos usan las redes sociales para hacer relaciones públicas, UCV TV, el canal de la Universidad Católica de Valparaíso, ocupa su concesión para transmitir infomerciales.

Avanza la manaña, la bahía está en silencio, suenan insistentes las sirenas y los perros apenas ladran. Las cenizas  nublan el cielo y extienden un manto sobre las terrazas, en los techos, en el suelo. Valparaíso esta bañado de gris y de humo.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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