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La política exterior de Chile: integración con realismo

Juan Francisco Coloane
Por : Juan Francisco Coloane Sociólogo y analista internacional.
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«Cuarto Adjunto», es el espacio diseñado por el actual gobierno para generar la información, producir el diálogo y el análisis que contribuyan a definir mejor la posición de Chile en las negociaciones y su participación en el TTP. La idea es reforzar el proceso de transparencia y apertura de lo que se negocia haciendo participar a las distintas organizaciones de la sociedad civil a formar parte del mencionado acuerdo.


El nuevo gobierno comenzó a imprimir su sello en política exterior con variados signos de realismo en una perspectiva de integración selectiva y focalizada en la región. Chile lleva más de una década realizando acuerdos de libre comercio con medio centenar de naciones, distinguiéndose tempranamente una apertura a Asia, proceso que le facilitó el progreso y una estabilidad condicionada a la variable económica. Cuando se habla en Chile de “madurez republicana”, con cierta pomposidad digamos al pasar, no se distingue si es una referencia a la madurez económica de abrirse a la globalización.

Por esa ruta el país se hizo merecedor de formar parte de la OCDE, liga mayor de países del centro industrializado que admite a naciones en vías de desarrollo de la periferia. Como contrapartida, el país, insular por naturaleza y por la necesidad de aprovechar las oportunidades del mercado, no pudo trascender o no fue igualmente eficaz con su inserción en la integración regional. Se ha reconocido, por palabras del propio canciller Heraldo Muñoz, que “Chile no es modelo y que se distanció de la región”.

No toda política exterior se puede revertir en volteretas y la tendencia que se observa es la de un realismo con ductilidad y sin rigideces. Se constata en el voto de apoyo a la resolución de Naciones Unidas (68/262,  27 de marzo, 2014) que reconoce a Crimea dentro de Ucrania y que declara inválido el referéndum como Estado independiente de Ucrania. En América del Sur el voto de Chile se unió al de Perú y Colombia frente a una mayoría que se opuso o se abstuvo. En la votación general entre abstención (58), delegados ausentes (24) y oposición (11), suman 93 votos frente  a los 100 votos de aprobación.

Quizás la señal más relevante que confirma ese realismo proviene de una declaración del canciller Heraldo Muñoz sobre la demanda boliviana: “La puerta para dar a Bolivia una salida soberana al mar está cerrada”. (CNN, 24 de abril, 2014). El tono encaja en el clima actual de permisibilidad en el respeto al derecho internacional y refleja la postura inequívoca de proteger la integridad territorial que tuvo un respaldo contundente de los partidos con representación parlamentaria.

[cita]«Cuarto Adjunto», es el espacio diseñado por el actual gobierno para generar la información, producir el diálogo y el análisis que contribuyan a definir mejor la posición de Chile en las negociaciones y su participación en el TTP. La idea es reforzar el proceso de transparencia y apertura de lo que se negocia, haciendo participar a las distintas organizaciones de la sociedad civil para formar parte del mencionado acuerdo. [/cita]

La tercera señal consiste en aplicar un análisis más cuidadoso  con la participación de Chile en el Acuerdo Transpacífico de Libre Comercio o Trans-Pacific Strategic Economic Partnership, TTP en su sigla en inglés (1).

El canciller aspira a una mayor selectividad en las formas de cooperación y acercamiento entre países de diferentes latitudes. “He sido cauto porque no teníamos información detallada. Ahora la tenemos”, señala en una entrevista concedida el 23 de marzo a Gabriel Pardo. Prosigue Muñoz: “Se han realizado 21 rondas de negociación y de todos los temas se ha llegado a acuerdo apenas en siete. En temas importantes no hay acuerdo, como en propiedad intelectual o solución de controversias. Vamos a consultar con empresarios, con la sociedad civil de manera que esta no sea una negociación cerrada”.  Reconoce  escepticismo en algunos sectores porque es difícil una convergencia arancelaria o regulatoria.

El involucramiento de Chile con esta iniciativa es anterior a este despegue y es una idea gestada durante el gobierno del ex presidente Ricardo Lagos, cuando se forma el grupo de los P-3 con el acuerdo llamado Pacific Three Closer Economic Partnership (P3-CEP). Surge en  la reunión de APEC de 2002 en México, en conversaciones laterales entre los  ministros Helen Clark de Nueva Zelanda, Goh Chok Tong de Singapur y el presidente chileno. La mirada comercial hacia el Asia podría tener una génesis aún más anterior. Parte con el primer gobierno de la Concertación y comienza a germinar en el gobierno de Eduardo Frei incorporando a Chile en el Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC)

La globalización de la década de 1990 no es la actual, con un efecto postcrisis económica 2008 caracterizado por mayores desequilibrios en concentración del poder en la política y en la economía. El nuevo orden mundial augurado con el fin de la Unión Soviética ha significado una transición permanente. Es probable que ese sea el meollo de la globalización, un orden que se rediseña constantemente con la variable económica como su eje. Es así que la cautela llama y esa línea de continuidad respecto al TTP está siendo revisada por una divergente interpretación de sus ventajas para Chile. El gobierno actual se encuentra analizando las implicancias que el TTP podría tener para Chile y ha iniciado una serie  de diálogos con la sociedad civil, para “impedir que ciertos aspectos que pudieran surgir en el TTP debiliten acuerdos ya establecidos en materia tales como propiedad intelectual, compras públicas, servicios, inversiones y cláusulas financieras. Este compromiso quedó establecido en la plataforma programática del nuevo gobierno”.

Los acuerdos en las negociaciones incluyen el llamado “Fast Track”, que ha significado como tendencia eludir la maraña legislativa y de regulaciones estatales para incrementar fluidez. Esta ha sido una de las principales críticas. La no menos relevante es la transferencia de garantías a los grupos de poder financiero y corporaciones multinacionales que han hecho un fuerte lobby para que el TTP crezca y reduzca la fiscalización. Mientras el TTP se divulga como la más importante iniciativa para el libre comercio, para los críticos es un mecanismo que incentiva el proteccionismo que a su vez beneficia a las empresas de mayor tamaño y alcance.

En una filtración de WikiLeaks se advierte cómo un capítulo del borrador del acuerdo –en el tema derechos de propiedad intelectual–, les concede ventajas a las compañías farmacéuticas transnacionales en varios temas, como: obtener patentes, inclusive en los países emergentes y en vías de desarrollo; prolongar la posesión de las patentes; y expandir el tutelaje de estas compañías farmacéuticas en los países desarrollados para limitar el acceso a información científica indispensable para desarrollar nuevos medicamentos. La mayoría de estas compañías están en Europa, Estados Unidos y Japón, lugar de los mercados más grandes.

Los intereses y valores de una nación se integran en una política de Estado. Eso significa tejer una combinación de  principios e ideales con la razón del realismo que ha prevalecido por siglos como eje doctrinario en la protección de los Estados. Desde Tucídides, pasando por Maquiavelo y Hobbes, hasta Barack Obama, que aspira a sintetizar la teoría de todas las teorías, el realismo ha mutado de acuerdo a la circunstancia, adoptando políticas de acuerdo a la forma en que se presentan los desafíos y sin reglas rígidas que perturben la funcionalidad de gobernar. Cuando el dinero o, en este caso, la apertura indiscriminada de los mercados se insertan en el eje de la política, el arte de administrar las múltiples demandas recae en establecer límites en una ecuación dominada por los desequilibrios. Todavía es difícil determinar cuáles son esos límites y quién los establece. Menos se conoce la receta para disminuir los desequilibrios.

(1) El TTP lo forman Australia, Brunei, Canadá, Chile, Estados Unidos, Malasia, México, Japón, Nueva Zelanda, Perú, Singapur y Vietnam. Los 12 países participando en el esquema de negociaciones del TTP representan el 40 % de la economía global y, de materializarse en negociaciones productivas, constituiría el acuerdo de libre comercio más grande del planeta. Las áreas de negociación son: Acceso a Mercados, Reglas de Origen, Obstáculos Técnicos al Comercio, Medidas Sanitarias y Fitosanitarias, Defensa Comercial, Competencia, Compras Públicas, Servicios, Inversiones, Comercio Electrónico, Telecomunicaciones, Entrada Temporal, Servicios Financieros, Asuntos Legales, Propiedad Intelectual, Medio Ambiente, Laboral y Cooperación. Adicionalmente, se han incorporado los denominados temas horizontales, que incluyen Coherencia Regulatoria, Competitividad, Desarrollo y Pequeñas y Medianas Empresas.
  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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