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Penta, lobby y binominal

Máximo Quiero
Por : Máximo Quiero Ingeniero Civil, Magister en Gestión y Políticas Públicas, Docente Educación Superior.
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Para que un tema entre en la agenda pública, debe surgir algún hecho que mueva más allá de ciertos límites el orden existente. Lo fue en su momento el caso MOP-GATE, que impulsó la modernización del Estado con la creación del Servicio Civil y el Sistema de Alta Dirección Pública, así como el Consejo para la Transparencia, entre otros. Otro claro ejemplo, es la movilización estudiantil de los pingüinos el 2006 y de los universitarios el 2011, que ahora tiene en el Parlamento un proyecto de ley que habla sobre terminar con el lucro, el copago y el financiamiento compartido, por ser ejes del actual sistema de mercado en la educación.

Hace unos días estalló el caso PENTA-GATE, donde este grupo financiero quedó expuesto por sus aportes reservados a campañas políticas –lo cual era más que evidente– y por la forma de proceder para concretar estos aportes. Y aquí la fauna es variada: Primero, queda explícito que los candidatos saben quiénes son los que aportan a sus respectivas campañas, por lo cual el aporte no tiene nada de reservado. Segundo, los artilugios utilizados por los financistas para realizar los aportes, “evitando” (por decirlo de manera elegante) al Servicio de Impuestos Internos. Por cierto, los parlamentarios que se oponían a la reforma tributaria original (no la que salió de la cocina) eran financiados por Penta (ver Ciper).

Desde hace varios años se viene discutiendo sin éxito un cambio al sistema binominal, el cual básicamente genera un empate en el Parlamento o un equilibrio que impide cambios profundos, por los quórum calificados estipulados en nuestra Constitución. Asimismo, quienes se oponen a cambiar el sistema binominal curiosamente son financiados mayoritariamente por aportes reservados (ver Ciper)

Ante este escenario vale la pena preguntarse: ¿logramos algo con cambiar el sistema binominal? Como slogan suena bien, también como un primer paso, pero es pertinente ampliar la pregunta para analizar con mayor profundidad: ¿Tiene sentido cambiar el binominal sin transparentar el financiamiento de las campañas políticas? La respuesta es clara: no tiene mucho sentido o el efecto sería menor.

Pues bien, otro aspecto relevante surge dentro de este mismo caso. Penta recurrió a uno de los más conocidos lobbystas del Congreso, Enrique Correa, para enfrentar esta crisis actual. El lobby es otro tema que ha circulado a diestra y siniestra por los pasillos del parlamento, no obstante, no ha sido posible transparentarlo como lo es en democracias más evolucionadas. Así el estado de las cosas: ¿tiene sentido cambiar el sistema binominal, sin transparentar el financiamiento de las campañas políticas y sin regulación del lobby? No, no tiene sentido alguno.

Ahora bien, ante el estallido de este caso, aparece en el horizonte la posibilidad de correr el límite de lo posible y avanzar en perfeccionar nuestra democracia. Se requiere con urgencia legislar para transparentar y regular el financiamiento de las campañas políticas, así como también el lobby, de manera que la ciudadanía pueda conocer de manera clara los intereses en disputa que defienden los parlamentarios al momento de oponerse a reformas necesarias para el país, e ingratas para unos pocos -los financistas- quienes cuidan sus privilegios a cualquier costo, con tal de que todo siga igual.

Una vez más es la ciudadanía la llamada a presionar para que los cambios se vean posibles. Los medios tradicionales harán lo suyo por un rato, hasta que siga la moda, pero los cambios toman tiempo y el camino recién se comienza a abrir.

(*) Texto escrito en El Quinto Poder.cl

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