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Donde van a morir las ideas

Por: Andrés Herrada H PhD, Department of Immunology, St Jude Children’s Research Hospital


 

Señor Director:

El 30 de Junio de 1966 en Lindau, Alemania, era un día especial. Esa mañana, en un amplio y elegante salón con vista panorámica hacia el lago Constanza, se encontraban reunidos la mayoría de los laureados con el Premio Nobel de la época, escuchando absortos la presentación del veterano doctor Otto Heinrich Warburg (premio Nobel en Fisiología, 1931), titulada “La causa primaria y cómo prevenir el cáncer”. En ella, el Dr. Warburg planteaba que esta enfermedad se origina exclusivamente a partir de un cambio en el metabolismo de la célula, desde un proceso oxidativo a uno fermentativo. Para esa época, ya existía abundante evidencia de que ciertos virus eran capaces de generar tumores, pero el Dr.Warburg las desechó argumentando, entre otras razones, que la mayoría de esta evidencia no provenía de seres humanos. Otto Heinrich Warburg moriría 4 años mas tarde, cuando la hipótesis de virus generando cáncer crecía exponencialmente, aunque sin aceptar nunca esta idea.

Mas allá de la discusión científica, hoy en día sabemos que el cáncer es originado por mutaciones genéticas originadas en algunos casos por virus, y que el cambio en el metabolismo celular parece ser más una consecuencia que la causa; lo que resalta en este ejemplo es cómo los científicos tienden a identificarse con ideas que muchas veces con el tiempo parecen obsoletas, y que la evolución de las ideas es más debido a la muerte de los mayores (junto con las viejas ideas) y el reemplazo por gente con nuevas ideas. En palabras de Max Planck: «La ciencia progresa no porque los científicos cambien sus ideas sino porque los científicos con las ideas erróneas mueren y son reemplazadas por ideas mas nuevas». Pero este fenómeno no solo pertenece a la esfera de la ciencia, sino que se expande a lo que ocurre en la sociedad. Es así que hace 100 años las mujeres no podían votar, hace 50 años la sociedad se escandalizaba de los hombres con el pelo largo o hace 20 la convivencia sin estar casado era mal vista. Es posible que a usted le parezcan retrógradas estas ideas, lo que no hace más que confirmar la hipótesis de que una lenta pero constante evolución de las ideas parece correlacionarse perfectamente con la  aparición (y desaparición) de distintas generaciones. Como corolario, usted podría hacer el ejercicio de imaginar cómo evolucionarán las ideas en un futuro cercano.

Solo tiene que reflexionar sobre qué ideas son controvertidas o cuestionables para usted o para la sociedad en general, se encuentran en discusión o posiblemente se discutirán a futuro. Así, podríamos reflexionar sobre la igualdad de derechos de parejas homosexuales, fin a la segregación por el dinero que nos afecta, mejores condiciones laborales, hasta incluso la eutanasia, entre otros temas. Esté usted o no de acuerdo, es claro que no hay una sola postura respecto a estos y otros temas (o desde la perspectiva de las ideas, no ha desaparecido la generación anterior junto con sus antiguas ideas).

¿Deberemos esperar la desaparición de otra generación para poder avanzar en estas u otras ideas a las que como sociedad nos vamos enfrentando? o ¿es posible una vía alternativa de discusión abierta con todos los actores involucrados para llegar  a un consenso, modificando de esta manera el curso natural (y extremadamente lento) de la vida de una idea?

Andrés Herrada H PhD
Department of Immunology
St Jude Children’s Research Hospital

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