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La roja de todos y la contaminación de Santiago

Por: J. Cristóbal Ruiz-Tagle


En estos días de gran fervor y ansiedad futbolera muchos estarán pensando qué harán en los días de los partidos decisivos de la selección nacional en Copa América, si es que se juntarán a verlos en familia o con amigos y si acaso harán un tradicional asado para acompañar.

Muchos se acordarán que hace casi un año se juntaron para ver los partidos de la roja en el mundial de Brasil 2014. Tal vez pocos se acordarán que en ese entonces el intendente de la Región Metropolitana pedía públicamente que la gente no hiciera asados para ver los partidos, por la alerta ambiental. Esto nos parecía de lo más insólito y ridículo del mundo, el dejar de hacer asados en un momento de tanto fervor y pasión popular parecía una cosa de locos. Sin embargo, esa noche en que Chile jugó contra Australia se alcanzaron los niveles más altos de contaminación (material particulado fino) de todo el invierno en Santiago, específicamente, a las 11 de la noche del viernes 13 de Junio (recordemos que el partido comenzó a las 8 de la noche). El segundo día más contaminado del mes de Junio de 2014 fue el sábado 28, el día del recordado partido contra Brasil.

Entonces cabe preguntarse si es que esto es simplemente coincidencia, o si es que lo que hacemos los santiaguinos cuando juega la roja tiene algo que ver con esto de la contaminación ambiental. Para contestar esta pregunta usamos datos del Sistema Nacional de la Calidad del Aire y de la Dirección Meteorológica de Chile para analizar lo anterior en más en detalle. El análisis estadístico  que realizamos (mínimos cuadrados) usa datos con frecuencia horaria para el mes de Junio de 2014 y considera aspectos tales como la presencia e intensidad de precipitaciones, factores de ventilación de la cuenca de Santiago (vientos e intensidad de la inversión térmica), temperatura y controles por día de la semana. Nuestras estimaciones nos dicen que en las 24 horas alrededor de los partidos de la roja (3 horas antes del partido y 19 horas después del partido) la contaminación de material particulado fino aumentó en un 37% respecto al promedio del mes para Santiago.

Un aumento en la contaminación de esta magnitud en días en que juega Chile está asociado a un deterioro en la salud de las personas y un aumento en la mortalidad. Usando estimaciones preliminares respecto a los efectos en mortalidad infantil (niños menores de un año) producto del material particulado fino, nuestros cálculos nos dirían que, como consecuencia del aumento de la contaminación,  entre  0,6 y 1,6 niños menores de un año fallecerían adicionalmente en Santiago en la semana en que juega la roja.

Este aumento en la contaminación en días que juega la selección puede deberse no solamente a los asados, sino que también a un aumento del tráfico vehicular antes y después de los partidos (justamente para juntarse a ver los partidos) o a otros factores. Sin embargo, el análisis estadístico señala que este aumento en la contaminación se debería a las cosas que hacemos distintas en esos días en que juega la selección. Tal vez valga la pena el intentar hacer memoria y tratar de recordar qué hicimos distinto esa noche del partido contra Australia, o qué hicimos distinto ese día del partido contra Brasil.

Ante esto, no cabe más que tomar conciencia sobre los efectos de nuestras acciones en días en que juega la roja y los efectos que esto conlleva sobre la salud de la población (en especial los más vulnerables, como niños pequeños y ancianos). Tal vez podamos postergar ese asado para más adelante, para días en que no haya tanta contaminación. Incluso tal vez podamos pedirle a nuestros amigos y vecinos que también lo hagan. El problema de la contaminación es un problema de todos, y la solución parte por casa.

J. Cristóbal Ruiz-Tagle
PhD(c) en Economía Ambiental, Universidad de Maryland, EEUU

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