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La Haya: el fracaso de los halcones y la hora de la política

Esteban Valenzuela Van Treek
Por : Esteban Valenzuela Van Treek Ministro de Agricultura.
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A través de El Mostrador, en el artículo  «El Callejón de los Duros», advertimos en junio del 2013 que la política regresiva en que nos metió Piñera y su ministro de RR.EE., Alfredo Moreno, llevarían a Chile al aislamiento y a una judicialización compleja: «El fracaso de la política de dureza con Bolivia nos ha llevado a La Haya. El look mediático del Canciller como un ser imperturbable y el monólogo de Piñera negando cualquier diálogo, nos llevó al callejón. Con Bachelet se avanzó en trece puntos que no esquivaban el debate marítimo. El 2008, para los economicistas, se llegó a un peak de intercambio comercial. Hoy estamos sin relaciones y acusados de faltar a las normas. Bolivia y su demanda marítima están metiendo a Chile en una trampa: la judicialización es probablemente un fracaso, por la existencia de tratado, pero puede interpretar faltas de cumplimiento parcial al mismo (lo que genera consecuencias insospechadas), y hacer que la identidad de Chile se deteriore aún más en el continente como el vecino agresivo e insensible».

Desafortunadamente, el ministro Heraldo Muñoz, a diferencia de lo avanzado en el primer Gobierno de Bachelet, proyectó la misma estrategia piñerista y su desafortunada frase –de que «Bolivia nunca tendría salida al mar soberana»– aisló aún más al país y estrechó el rango de deliberación de la Corte de La Haya. Bolivia ganó aliados, incluyendo a algunos históricos «hermanos» de Chile, como Ecuador. La dureza fracasa, el acero inflexible, el país Cóndor y no Huemul –al decir de la Mistral, precisamente en un día Kej del venado–.

Es el momento del viraje y la política. Ex embajadores como Luis Maira han propiciado como eje principal de nuestra política exterior un gran proceso de cooperación profunda de Chile con Perú y Bolivia. El gobierno peruano de Humala de manera osada abogó en favor de la causa boliviana. Es el minuto de preguntar a Lima por alternativas eventuales en el corredor, el cual Perú ha boicoteado. No se debe descartar la puerta abierta por el Papa Francisco para facilitar diálogos. Bolivia debe a su vez romper su estridencia generalista y precisar soluciones viables y graduales.

[cita]Para el interés nacional las declaraciones grandilocuentes de pseudonacionalistas y halcones de todo tipo son banalidad. Es posible un juego de suma positivo con La Paz. No es retórica ni ser naif: la historia pervive y se repite. El punto es un puerto y no la recuperación de los antiguos territorios. Morales y los bolivianos saben que ese es el mensaje de la Corte, la que no abrirá Cajas de Pandora que pondrían en riesgo la estabilidad mundial. [/cita]

Para el interés nacional las declaraciones grandilocuentes de pseudonacionalistas y halcones de todo tipo son banalidad. Es posible un juego de suma positivo con La Paz. No es retórica ni ser naif: la historia pervive y se repite. El punto es un puerto y no la recuperación de los antiguos territorios. Morales y los bolivianos saben que ese es el mensaje de la Corte, la que no abrirá Cajas de Pandora que pondrían en riesgo la estabilidad mundial. Los límites no son triviales, como apunta Anselm Grün en Los Límites Sanadores, recordando la propia conflictividad inicial entre hermanos en el Génesis.

La fraternidad es conflictiva y requiere osadía serena; es la convivencia con el distinto al que no se coopta y se respeta en su autonomía. Ojalé la Presidenta Bachelet y los actores políticos exploren con sabiduría caminos diplomáticos y de una entente de diálogo privado que permita explorar otros senderos versus los rostros circunspectos del espejismo del orden de hierro.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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