Señor Director:
Sin duda alguna, la creciente abstención electoral es uno de los signos más visibles de una democracia que prescinde de la participación efectiva y plena de la ciudadanía. Las reacciones de alerta de parte de los personeros de los partidos políticos tradicionales llamando entre otras cosas a reponer el voto obligatorio, lejos de dar cuenta de una preocupación genuina por la participación democrática muestran preocupación instrumental por la legitimidad en caída libre que experimentan los bloques que se han alternado el ejercicio de gobierno y que conviven en el poder junto a los grandes empresarios de este país como ha quedado en evidencia en los casos de corrupción y tráfico de influencia de los últimos años.
A la hora de evaluar los paupérrimos resultados de la jornada de primarias es importante poner en perspectiva el desalojo progresivo del espacio público que se ha desarrollado desde los 90 hasta la fecha, en la trayectoria histórica de la abstención electoral, el debilitamiento de las organizaciones sociales y sectoriales impulsado por el pacto transicional y el fortalecimiento del consumo como sustituto de integración social. La política sin sociedad, el poder como tráfico de influencias y control directo desde el empresariado hacia las instituciones públicas no son accidentes coyunturales, sino resultado consistente de un proyecto transicional que hace aguas.
Ejemplo ilustrativo es lo que ha sucedido con el proceso constituyente impulsado por el ejecutivo, que de entrada le niega carácter vinculante a la participación ciudadana, y aún en sus dimensiones restringidas es abandonado por las fuerzas políticas oficialistas renunciando a empujar una convocatoria masiva, para terminar en las impresentables declaraciones del fin de semana que constatan la displicencia con todo involucramiento ciudadano en la definición del futuro del país.
Hasta ahora, los esfuerzos por refundar la política de parte de las coaliciones del pacto transicional han fracasado sistemáticamente, no esperaremos de ellos la democratización plena de nuestras vidas. El trabajo silencioso sostenido por cientos de miles a lo largo de Chile para conquistar derechos sociales y una vida digna será la base para la conquista de una Nueva Democracia protagonizada por la ciudadanía y las fuerzas políticas emergentes.
Fernando Encina, candidato a concejal por La Reina
