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Sename, ¿y ahora cómo seguimos?

Por: Marcelo Sánchez, gerente general de la Fundación San Carlos de Maipo


Señor Director:

Estos meses a raíz de la situación del Sistema de protección residencial de Sename hemos podido evidenciar que la internación como medida de protección, muchas veces vulnera gravemente los derechos de los niños y, en no pocas con resultados fatales, esta realidad no es aislada. El 63% de los niños de residencias está internado más de 1 año privado de cuidado parental, siendo 2,7 años el promedio de permanencia de los niños en estos contextos.

La evidencia internacional ha estimado que en el 70% de los casos de niños institucionalizados, existe un familiar con la capacidad de brindar cuidados alternativos, resguardando su derecho a vivir en familia.

En Chile el 3% de los niños ingresa por abandono, siendo la principal causa de internación la inhabilidad de los padres con un 38%. Lo que da cuenta de un importante espacio para el desarrollo de oferta especializada para fortalecer las capacidades parentales de dichas familias de origen.

Tanto la Corte Suprema como otros informes, indican sobre condiciones de hacinamiento y plazas no cubiertas. Los organismos colaboradores son los que entregan el 98% del total de las prestaciones. No obstante reciben una subvención que cubre apenas entre un 30 y un 45% dependiendo de la complejidad de la intervención.
Con estas limitaciones presupuestarias existen carencias importantes en la ejecución de programas reparatorios.

Hay organizaciones que logran con apoyo privado cubrir los déficits y entregar las prestaciones en cantidad y calidad. Por el contrario, proporcionalmente los mayores recursos se asignan a Administración directa de Sename, donde con menos del 2% de las atenciones recibe cerca de un 40% del presupuesto.

El anuncio Presidencial de 16.500 millones fue sin duda, en un contexto de austeridad, una señal positiva. Sin embargo no parece sensato que 2 de cada 3 pesos sean destinados a la atención directa del Servicio y sólo una mínima parte a la subvención que afecta a los más de 7 mil niños que están en residencias privadas colaboradoras.

El camino debe ser otro, donde se premie el cumplimiento de los plazos técnicos de las intervenciones de niños, niñas y adolescentes de los Programas de Protección y Centros Residenciales, y se avance en vincularlos a resultados de la intervención.

Es necesario contar con un estándar de calidad técnica asociado al tipo de intervención y a la subvención disponible.
Detrás de este sistema hay miles de familias y niños que requieren de una intervención de calidad, oportuna e integrada, con especialistas que cuiden y aporten a su salud física, mental y emocional. No es un tema de más o menos recursos, tiene que ver con el trato digno a una Infancia olvidada, tiene que ver con la indolencia con que nuestra sociedad mira no sólo a ellos, sino a todos sus niños, donde si naces en la Araucanía o en la ruralidad tienes más condiciones de pobreza. Tiene que ver con los niños que inician a los 11 años su carrera delictiva sin contar con un apoyo que los ayude a salir de esa trayectoria, o del consumo de droga para el que probablemente no encontrarán un tratamiento en la red pública.

El presupuesto de Sename y dónde se ponen las prioridades es el barómetro de cómo queremos responder a nuestra infancia, a nuestros hijos y a los hijos cuya familia se hipoteca en un sistema, que requiere con urgencia un cambio, no en el largo plazo, soportado en una institucionalidad que tiene un amplio camino de discusión, sino hoy de cara al presente. Ya no hay lugar para la indiferencia.

Marcelo Sánchez, gerente general de la Fundación San Carlos de Maipo

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