Señor Director:
Hemos leído acerca de la alta tasa de licencias médicas por trastornos mentales y conductuales. Nada nuevo, si pensamos que desde hace unos años que sabemos que 1 de cada 3 personas sufre de algún trastorno mental durante su vida.
Toda enfermedad mental tiene importantes consecuencias para el paciente, su círculo más cercano y la sociedad en su conjunto, ya que se asocia a un amplio rango de indicadores de morbilidad secundaria, además de ser una de las principales causas de discapacidad en el mundo en términos de número total años de vida perdidos ajustados por discapacidad.
Chile ha hecho el intento de atacar este problema incluyendo algunos trastornos en el GES, sin embargo de las 80 patologías GES, solo cuatro son de salud mental. De hecho estudios muestran que la cobertura para salud mental es solo de un 20% y el presupuesto en salud para esta área es de un 2%, muy inferior a lo que es adecuado. Esta política es absolutamente contradictoria con el hecho de que las alteraciones en la salud mental son las que mas deterioro e impacto producen en la productividad y calidad de vida de la población.
De hecho, una de las patologías con mayor prevalencia, la depresión (incluida como patología GES), no ha logrado disminuir su prevalencia en un 10% como era el objetivo del Ministerio de Salud y la cantidad de suicidios, muchas veces producto de cuadros depresivos, se han incrementado en un 60% entre 2000 y 2009.
Hay una deuda clara con nuestros pacientes, sin embargo quiero destacar el papel que cumple la psicoterapia para el tratamiento de estos trastornos. Los estudios han demostrado que la psicoterapia en combinación con la medicación es mas eficiente que la sola medicación y que esta disminuye la probabilidad de recaídas (por ejemplo en la depresión). De hecho se ha demostrado que la psicoterapia es capaz de modificar la expresión genética de modo similar a como lo hacen los fármacos. Si la Salud Mental es el pariente pobre de la Salud, la psicoterapia es la más pobre dentro de la Salud Mental. A pesar de que el GES da garantías de atención psicoterapéutica, en el sector público estas suelen ser intermitentes, lo cual impide cualquier trabajo psicológico adecuado, y en el sector privado son insuficientes. Debemos enfrentar la prevalencia de los trastornos no sólo con el acceso a medicamentos sino que también a la ayuda psicológica que finalmente será la que permita que no sólo el paciente mejore o mejore su calidad de vida sino que también su entorno social se verá beneficiado. Un último dato a tomar en cuenta es que los estudios han mostrado que la psicoterapia incluso contribuye a reducir los gastos en exámenes y procedimientos físicos. Entonces, qué esperamos.
Paula Dagnino, docente Universidad Gabriela Mistral
