El auge de la extrema derecha en Europa es evidente en el año 2017, y todo parece indicar que esta evolución continuará de manera sostenida. Observemos tres casos emblemáticos que corresponden a Holanda, Francia y Alemania, Estados que son centrales en la constitución de la Unión Europea.
El 15 de marzo de 2017, en las elecciones parlamentarias holandesas, Geert Wilders, representando al Partido por la Libertad, se convierte en el segundo partido político más votado, obteniendo más del 11% de los votos. Desde el 2014 este partido cuenta con cuatro diputados en el Parlamento Europeo.
El 7 de mayo de 2017, en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales en Francia, el Frente Nacional, encabezado por Marine Le Pen, convertido en el segundo partido más votado, obtiene casi el 34% de los votos. Se trata de la segunda vez que el Frente Nacional pasa a una segunda vuelta. La anterior fue con Jean Marie Le Pen, en mayo de 2002, quien obtuvo casi un 18%.
[cita tipo=»destaque»]En un contexto marcado por el agotamiento de los partidos tradicionales, las reiteradas crisis económicas, los niveles de desigualdad que llegan a segmentos cada vez más importantes de la población, un proceso creciente de inmigración, estos son factores que indican que la extrema derecha seguirá creciendo.[/cita]
El 24 de septiembre de 2016, en las elecciones parlamentarias de Alemania, el partido Alternativa para Alemania, liderado por Frauke Petry, se constituye en la tercera fuerza política, alcanzando casi el 13% de los votos. Esto significa que por primera vez desde el término de la Segunda Guerra Mundial, un partido de extrema derecha ingresará al parlamento nacional.
A diferencia del Frente Nacional, que tiene una larga historia que se remonta a su fundación en 1972, el Partido por la Libertad y Alternativa para Alemania son partidos nuevos que se constituyen en 2006 y 2013, respectivamente. Pero estos no son los únicos ejemplos de extrema derecha en el concierto europeo.
Dejando de lado lo que ocurre en los países de Europa oriental, donde existen también casos importantes, hay un resurgir de la extrema derecha en otros países centrales de la Unión Europea, como son Italia, Austria y Bélgica. Liga del Norte y Fuerza Nueva en Italia, el Partido por la Libertad de Austria y el Bloque Flamenco de Bélgica son solo algunos ejemplos. A ellos se suman Amanecer Dorado en Grecia, el Partido Popular Danés en Dinamarca, el Partido del Progreso en Noruega, por mencionar algunos. Los postulados de estos partidos son similares en muchos aspectos: terminar con la Unión Europea, oponerse al euro, luchar contra la inmigración y, en especial, expresar un discurso que es abiertamente islamofóbico.
En un contexto marcado por el agotamiento de los partidos tradicionales, las reiteradas crisis económicas, los niveles de desigualdad que llegan a segmentos cada vez más importantes de la población, un proceso creciente de inmigración, estos son factores que indican que la extrema derecha seguirá creciendo. La llegada de Trump a la presidencia y el Brexit son dos fenómenos que expresan una fuerte oposición al mundo globalizado.
La extrema derecha es un tercer fenómeno que representa una amenaza no solo a la Unión Europea, sino a los valores mismos en los que se ha reconstruido el orden occidental una vez terminada la Segunda Guerra Mundial. Representa un desafío importante en un escenario internacional en donde los retos que experimenta el planeta son los más elevados desde el término de la guerra fría, como lo reconociera el propio secretario general de la ONU, António Guterres, en su discurso del 20 de septiembre de 2017.
