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Votar con los pies

Manuel Baquedano
Por : Manuel Baquedano Sociólogo. Instituto de Ecología Política.
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Cada cierto tiempo los ciudadanos somos llamados a decidir sobre quienes deseamos que sean nuestros representados, sus propuestas y programas y el rumbo que tomará la comuna, región o el país. A medida que crece el descontento sobre nuestros representantes y sus propuestas, el sistema político representativo ha entrado en un descrédito tal que hoy día ya son más los que no votan que aquellos que sí lo hacen.

Pero ¿hay otras formas de votar? Nosotros creemos que sí y «votar con los pies», será la fórmula que se irá imponiendo en el futuro inmediato.

Se denomina «votar con los pies» a la expresión acuñada hace mucho tiempo por economista francés Charles Tiebout, en el sentido que la ciudadanía puede decidir mudarse a lugares donde se llevan a cabo políticas públicas y acciones ciudadanas que más concuerdan con sus intereses y aspiraciones. Acá lo emplearemos de una forma más figurada en el sentido de postular que esa mudanza es más bien desde el » paradigma» de la civilización industrial expresada en la sociedad de consumo (bajo la forma capitalista o socialista) a otro nuevo que podría llegar a la civilización ecológica.

La crisis eco social que vive el planeta es terminal .No puede superarse sino con otra civilización que enfrente de una manera totalmente distinta los límites ecológicos y sociales que esta sociedad no supo enfrentar.

Para quienes formamos parte del movimiento ecologista nos toca ahora asumir nuestro fracaso histórico. Proponíamos una transición ordenada y con el suficiente tiempo para que el desarrollo fuese sustentable más equitativo y democrático. Pero la crisis eco- social en la que está sumida nuestra sociedad, cerró prácticamente casi todas las oportunidades que tuvimos hace unos 30 años atrás de poder realizarlos y hoy nos encontramos sufriendo los golpes originados de enfrentarnos a los límites físicos del planeta, imposibles de seguir ignorando, del cual el Cambio Climático es el más grave pero ciertamente no el único.

[cita tipo=»destaque»]Serán los hechos mismos que irán sensibilizando a los distintos actores de los dramáticos tiempos que nos tocará vivir. Llegó el tiempo de prepararnos para enfrentar lo incierto.[/cita]

Pasó el tiempo de convencer, a través de la educación y la información, de la necesidad de realizar esa transición vía reformas. Los efectos de los límites eco- sociales de esta civilización ya llegaron y hemos comenzado a sufrir sus consecuencias. Serán los hechos mismos que irán sensibilizando a los distintos actores de los dramáticos tiempos que nos tocará vivir. Llegó el tiempo de prepararnos para enfrentar lo incierto.

Abandonar la sociedad de consumo cuyo 50 % de su aparato productivo funciona solo para el 1 % de la población en forma de productos y servicios de lujo que en su mayoría son superfluos, lo tendremos que comenzar a poner en práctica desde ya mucho antes de que nuestra clase económica, política e intelectual lo imagine realizar. El hundimiento del Titanic es lo que más se parece al estado actual de nuestra civilización y la experiencia de ese naufragio demostró que había que ir, cuanto antes, a los botes…

El desconcierto de nuestra élite mundial ante un colapso civilizatorio es abismante y aún está en la etapa de la negación Estamos acostumbrados a tener posiciones de defensa del sistema y posiciones contrarias a este pero nunca a poner en tela de juicio que la satisfacción de las necesidades se siga haciendo en forma privilegiada por medio de la sociedad de consumo.

Pensar trasladarse a zonas más seguras de aprovisionamiento de agua, alimentación y energía no será patrimonio de hippies, ecologistas o aventureros ,será un tema de sobrevivencia de la especie humana, así como adoptar una camino para hacer más simple la vida, cambiando la forma como vivimos, tanto de manera individual como colectiva.

Llegó el tiempo de las bicicletas, la comida preparada en casa con ingredientes del huerto propio o comunitario, de los paneles solares, de la medicina preventiva, de los huevos y miel casera obtenida en novedosas medierias entre campesinos y urbanos, de las monedas locales que favorezcan el trueque de productos y servicios locales. Todo se puede hacer y no se necesita ni ley ni permiso de nadie para comenzar a implementar esta nueva forma de vida.

Nada te impide que sigas ejerciendo el derecho republicano de sufragar con tus manos eligiendo a quienes dirigirán los destinos de la sociedad en que te tocó vivir pero los cambios civilizatorios que nos permitirán sobrevivir se darán desde abajo hacia arriba y mientras más rápido se tome la decisión de salir a buscarlos mayores serán las probabilidades de poder disfrutarlos, difundirlos y capaz que te puedas salvar también.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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