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Inmigración Haitiana, un debate pendiente

Por: Claudio Burgos Calfui


Señor Director:

El tema de la inmigración especialmente ahora con el retorno del ciudadanos de Haití en vuelos financiados por el Gobierno ha reabierto el debate, de qué hacer con los que ya están en el país

Tocar el tema es delicado, ya que predominan los apelativos: racista/ inculto/atrasado/derechista/ troll y todo lo que la confusa marea de redes sociales puedan catalogar.

Pero del lado de la anti inmigración deseo estar:

vivimos una época en que no existen las utopías y predomina el “libre mercado” con sus oligopolios injusticias y demases que a veces tratamos de aplacar con parches por aquí y por allá, cuando la cosa ya desborda con apoyos transversales impensados en otra época.

Desde los ochenta y ya con la oposición a la Dictadura uno de los pilares fue el principios del Humanismo Cristiano definido como “cristianos que siguen los principios del humanismo como la dignidad humana universal y la libertad individual, junto con la primacía de la felicidad humana como algo esencial” el filósofo francés Jacques Maritain afirmó que el humanismo político tiene como pilares fundamentales la filosofía política y el humanismo integral.

En la izquierda no cristiana el principios de la “justicia social entendido como La lucha contra la distribución desigual de bienes que son de todos, la solicitud o preocupación por el bien común, la idea de que justicia equivale a paz y la conciencia de ello en los individuos son todos componentes de un sistema social justo. una doctrina social basada desarrollo, solidaridad, dignidad humana e identidad de cada comunidad para combatir situaciones consideradas socialmente injustas como ejemplos vivienda y desempleo.

Estas fueron los principios rectores de la oposición y los gobiernos democráticos de la transición en contra de las ideas del “libre mercado feroz que” lleva a la “explotación del hombre por el hombre” y teníamos razón.

Pero cuando se trastocó todo? ¿fue cuando participamos del protectorado de Haití a través de la ONU?, y de pasada habríamos sido cómplices pasivos del derrocamiento del gobierno democrático de ese país?.

Nos olvidamos que somos un país que aún no radica todos sus campamentos, menos la pobreza y la enorme desigualdad salarial de denunciamos por décadas y sigue en aumento.

Así el gobierno de centro izquierda anterior dejó casi sin control el ingreso de ciudadanos de ese país, entusiasmados por agencias de viajes haitianas sobre el milagro de vivir en Chile, que ellos aceptaron sin saber dónde queda el país, sin hablar español y con baja escolaridad, es decir condenados desde ya, a pasar toda su vida haciendo los trabajos más precarios y por el sueldo mínimo ( que los chilenos sabemos jamás ha alcanzado para movilización vivienda salud y educación) es decir condenados a ser el último estrato social.

La vivienda precaria, el cité, hacinamientos, el clima y el sueldo mínimo los recibieron acá; las posibilidades de surgir con los bajos sueldos que históricamente se pagan en el país hacen que su progreso sea más utópico aun;

Solo la segunda generación (hijos)puede que, y a condición del éxito en sus estudios básicos medios y universitarios (única receta que por décadas nos ha resultado a los chilenos para superar la pobreza) puedan salir del zapato chino al que llegaron.

Como estamos en el mundo al revés debió ser la CUT la primera en haber advertido sobre perjuicios para los trabajadores agrícolas por ej. con cifras en la mano, que las condiciones perjudicarían aún más los sueldos

las municipalidades que reciben la carga en salud y educación y vivienda redestinando recursos, pero nada pasó; solo ONG s celosas y sobrerprotectoras de este tipo de “turismo sin regreso » y de los derechos de inmigrantes pero solo a corto plazo; dejar hablar en este debate al resto no.

Los reales favorecidos son empresarios con acceso a mano de obra barata, las agencias de viaje y los chárteres de una líneas aérea que ya no existe y que llegaban a un aeropuerto que también está cambiando de nombre,

Pero la pobreza, esa que tanto nos costó sacudirnos a los chilenos década tras décadas, hasta llegar a la situación actual en que nos comparamos con los países de la OCDE cuando nos conviene y de lo contrario ajustando todas las cifras a la baja.

A la luz de los principios enunciados de humanismo cristiano y de justicia social, está claro que fallamos al dejarlos ingresar. no solo el gobierno de la época, no hubo debate, las universidades los centros de estudios, los sindicatos nadie advirtió que estábamos dejando ingresar a los destinados a vivir en las peores condiciones y hacer los trabajos mas bajos para sobrevivir en una sociedad inmóvil y casi pétrea como la nuestra.

Algo hay en ese avión de ayer de alivio, por lo menos se reencontraron con sus familias en su tierra.

Hoy una encuesta del Centro Nacional de Estudios Migratorios de la U. de Talca da cuenta de lo expuesto, más un grave incendio en estación central con muertos y una mujer en extrema gravedad por quemaduras expone un tema que chilenos y haitianos deberemos conversar:

La pobreza no se supera vendiendo superochos o con el sueldo mínimo ni con cafés o buena voluntad puntual de algunos compatriotas.

Se quedaran para ser la última escala social del mercado laboral del país, a ser explotados de por vida.

Ese es el debate pendiente cuanto va a costar al Estado via impuestos la inserción de esta generación para que inicie el largo camino de superar la pobreza o bien retornar a su país ya que fueron expectativas de ellos, y con algún programa de asistencia técnica en Haití.

De lo contrario…?no es acaso na especie de esclavitud a la chilena?

Claudio Burgos Calfui

Técnico
Ex dirigente sindical del sector público.
Ex militante y dirigente del PPD

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