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Una mirada intercultural para enfrentar el cambio climático

Por: Rosario Carmona


Señor Director:

Los pueblos indígenas se encuentran dentro de los sectores más vulnerables ante el cambio climático y varios de ellos ya están padeciendo fuertes impactos que afectan sus medios de vida y sistemas culturales. Debido a esto, muchas comunidades ya se encuentran desarrollando estrategias de adaptación, pues así lo han hecho durante siglos, sin embargo sus conocimientos tienden a ser subestimados por la ciencia convencional y sus demandas, subestimadas por las instituciones. Esto responde a la histórica exclusión de los pueblos indígenas de los procesos de toma de decisión, pero también a que, hasta la fecha, el cambio climático ha sido abordado principalmente a través de negociaciones multilaterales que invisibilizan las desigualdades y la diversidad geográfica y cultural dentro de los países. A pesar se lo anterior, los pueblos indígenas han progresivamente logrado abrirse espacio ante la Convención Marco de Naciones Unidas para el Cambio Climático (CMNUCC=. Y sus conocimientos son cada vez más considerados, principalmente debido a que han demostrado poseer excelentes conocimientos y prácticas de conservación gracias a su histórica convivencia con los ecosistemas que habitan; el Banco Mundial afirma que los territorios indígenas, correspondiendo al 20% del planeta, acogen el 80% de la biodiversidad existente.

Este protagonismo ha cobrado forma en la CMNUCC a través de la Plataforma de Comunidades Locales y Pueblos Indígenas (LCIPP por su sigla en inglés), la cual da respuesta a una decisión del Acuerdo de París del año 2015. Esta plataforma es producto a las demandas que hace años vienen posicionando distintos líderes indígenas en el marco de la Convención, apoyados por ciertos Estados, como Bolivia, Ecuador y Canadá. A grandes rasgos, la plataforma posee tres funciones principales: 1. conocimientos. Se espera que la plataforma fortalezca y difunda distintos conocimientos tradicionales referentes al clima y estrategias locales de adaptación, tomando siempre en consideración el consentimiento libre, previo e informado; 2. capacidades. La plataforma permitirá fortalecer el involucramiento de las comunidades indígenas con los procesos de la Convención y a su vez, fortalecer las capacidades interculturales de diversos funcionarios que abordan el cambio climático; y 3. políticas y acción climática. Esta plataforma permitirá el intercambio de diversos conocimientos para el diseño e implementación de políticas de cambio climático que respondan de manera más eficaz a las realidades locales y la diversidad cultural de los territorios. Todo esto con miras a que los pueblos indígenas aporten al desarrollo de las Contribuciones Nacionalmente Determinadas de los Estados, es decir, a los compromisos voluntarios ante el Acuerdo de París.

Entre los días 14 y 16 de junio, previos a la Conferencia de Cambio Climático de Naciones Unidas que finalizó este jueves 27 de junio, se desarrolló en Bonn la primera reunión de su grupo de trabajo facilitador. Durante esta primera reunión se ha elaborado un borrador del plan de trabajo para los años 2020-2021, el cual deberá aprobarse en la próxima COP a desarrollarse en nuestro país en diciembre.

Los dirigentes indígenas que han liderado este proceso consideran este primer plan de trabajo como un hito histórico y claro que lo es. Su aprobación en diciembre abrirá una nueva agenda climática, marcada por una mirada que también toma en consideración la equidad y la justicia ambiental. Su implementación permitirá que comunidades indígenas y locales se sienten a negociar en la misma mesa que los Estados, con objeto de enfrentar el cambio climático desde una perspectiva que prioriza lo local y la interculturalidad.

Chile debe decidir si apoyar o desoír este proceso. Para lo primero, se requiere abordar las desigualdades históricas que han relegado a los pueblos indígenas a territorios con condiciones climáticas extremas y a ser excluidos de las decisiones que los afectan. Este trabajo demanda un reconocimiento político que el Estado se ha negado realizar. Para lo segundo, solo se requiere continuar con la dinámica de siempre, que aborda los asuntos indígenas como un problema netamente de pobreza y a las personas, por lo tanto, como objetos pasivos de política pública. Aunque esta plataforma esté recién tomando forma, incluso aunque aún no se sabe muy bien cómo se materializará, representa una histórica oportunidad para de una vez reconocer las desigualdades que afectan a los pueblos indígenas como un asunto que debe abordarse a través de una perspectiva política, histórica y holística.

El cambio climático es un fenómeno muy complejo y sus impactos nos evidencian los errores del pasado. Ya no podemos seguir esperando más, si la vulnerabilidad climática no se aborda de manera apropiada, las desigualdades existentes seguirán incrementándose. Para enfrentarlo, es necesario transformar las instituciones y sus respuestas y para lograr esto, es fundamental considerar diferentes tipos de conocimiento, particularmente los de los más vulnerables, como los pueblos indígenas. Su validación como actores claves ante el cambio climático es reconocida internacionalmente, sin embargo, su inclusión efectiva como parte de la solución está por verse. Para comenzar se puede partir con pequeños pasos, que suenan obvios pero que hasta la fecha no se realizan, como por ejemplo, escucharlos, consultarles e invitarlos a desarrollar estrategias en conjunto. Esto no solo beneficiará sus realidades locales, sino que también promoverá el desarrollo de una ciencia más integral y un proceso de transformación institucional. Es realmente una gran oportunidad.

Rosario Carmona, estudiante de doctorado de la Universidad de Bonn, e investigadora doctoral del Centro de Estudios Interculturales e Indígenas (CIIR)

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