Publicidad
Necesitamos una política educativa que posibilite aprender en y con los territorios Opinión

Necesitamos una política educativa que posibilite aprender en y con los territorios


Chile tiene un nuevo presidente que asumió entre muchos símbolos de renovación de la República. Armó equipos que proyectan nuevas lógicas de trabajo y de paso se abrieron originales escenarios que son un buen inicio para un cambio significativo de la política. En paralelo, se juega la suerte de otras transformaciones que apuntan a cambios fundamentales del orden político. Un gobierno que se define desde una “agenda transformadora” y una nueva Constitución hecha dentro de un inédito contexto de participación, representan un escenario que a muchos nos llena de esperanza y optimismo.

Pero cómo se hace para que lo simbólico se encarne en lo real y las cosas cambien de verdad. Cómo se logra que ahora sí funcionen las políticas públicas beneficiando a los más desvalidos y vulnerados, por ejemplo. ¿Cómo transformamos la política en el vector de los cambios que necesitamos como sociedad chilena? Creo que un paso relevante y que ha estado presente en el proceso, son todas aquellas formas de trabajo que revierten la lógica vertical y elitista de construir lo político. Es el momento no solo de escuchar a las comunidades, sino sobre todo de crear metologías que permitan que éstas sean las protagonistas de los procesos.

Necesitamos políticas públicas de lógica inmanente que se validen porque respetan las reglas locales de los territorios y además, porque abran espacios reales para que sean los propios actores los que construyan sus devenires. Hay que cambiar el foco y desatar procesos “desde abajo”, es la única forma sostenible de avanzar en la superación de la crisis de justicia social, legitimidad política y pobreza material. Y si hablamos de sostenibilidad, aparece el sistema educativo como el más poderoso de los espacios para lograr las movilidades que se necesitan.

La pregunta para quienes llevamos décadas trabajando en educación con población infantil empobrecida, es si esa influencia llegará por fin a los territorios donde, paradojalmente, la única esperanza de cambio proviene del sistema educativo. Para escuelas como Novomar de Puente Alto, que estan hiper focalizadas en estudiantes vulnerables, la esperanza y optimismo tienen rostro de territorio. Iniciamos un camino en pandemia que nos permitió poner a prueba nuestro enfoque nómada (2018), y finalmente, no solo resolvimos la continuidad pedagógica sino que logramos abrir un espacio original de cooperación entre nosotros y la comunidad.

Durante la pandemia alcanzamos mejoras significativas de nuestro proyecto educativo a través de la implementación de modalidades territoriales de trabajo pedagógico y solidario. Con aulas móviles y experiencias de aprendizaje nómada (senderos, nodos y circuitos), logramos trabajar con nuestros estudiantes en los territorios donde viven: campamentos Millantú y Peñoncito y poblaciones de Bajos de Mena y El Castillo (La Pintana). Nuestro enfoque nos permitió crear un sistema de gestión territorial que funciona con sectorizaciones de estudiantes (geolocalizaciones), sistema de transporte y equipos territoriales de docentes.

Danza del aprendizaje

¿Por qué es importante la vinculación territorial de los aprendizajes? No es posible responder del todo esta pregunta, pero esbozaré algunas ideas que provienen de nuestra mirada y pueden ayudar a encontrar un sentido, un pálpito. Desde el enfoque nómada aprender y vivir son lo mismo. Operacionalmente no se pueden separar. Por lo tanto, resulta imprescindible que niños y niñas aprendan actuando en y con el mundo.

Solo existe aprender y esto permite poner el foco en los contextos. Nuestro rol como educadores es posibilitar que el estudiante aprenda en un mundo liberado, porque sino le enseñaremos que todo está predeterminado, que nada puede transformarse y que la vida se trata solo de reproducir lo existente. Aprender es una danza de codeterminación: me acoplo al mundo y éste me transforma y en ese juego también logro transformarlo. Es esta experiencia vital la que queremos rescatar. El Aprendizaje Nómada es un vitalismo.

El territorio es el lugar donde nuestros estudiantes viven. Aprender en esos espacios permite que ocurra la danza de la transformación. Esto implica que los contenidos curriculares respetan las reglas locales de los territorios. Se adaptan y se acoplan a experiencias situadas y precipitadas por los equipos docentes junto a actores locales. Nadie puede controlar porque se trata de propiciar, crear condiciones para que la danza del aprendizaje ocurra. La realidad es la mayor fuente de recursos para los aprendizajes y aprender experimentando con lo real es algo único e irreproducible.

Aprender es acoplarse a un mundo múltiple e integrado y el rol de los educadores es facilitar esos procesos: Propiciar contextos ricos en elementos heterogéneos y diversos que se encuentran en los territorios y las comunidades; permitir que se produzcan movilidades liberadas que tengan como fuerza principal el interior de cada aprendiz; atenuar toda forma de control externo que desnaturalice el acoplar singular de cada estudiante; patrocinar encuentros entre educadores y actores del territorio, así como de contenidos curriculares y saberes locales. Inclinar el mundo hacia el amor, la integración, la asociatividad, la confianza, la cooperación, la solidaridad y por supuesto, ahí es mejor y más fácil para todo niño o niña aprender-vivir.

Desde nuestra mirada el aprendizaje surge como derivada de la emergencia de un ecosistema. Por eso es relevante trabajar por la construcción de vínculos entre actores diversos y además, definir con claridad que la productividad facilitada está sujeta a reglas que provienen de un pensar nómada. Horizontalidad y reciprocidad en las relaciones de poder entre actores. Autoestima y aprecio por el otro. Integrar como gesto vital. Movilidad y no acumulación. Cuerpo y territorio.

Estamos en un proceso exploratorio del territorio y de identificación de espacios y actores con potencial pedagógico. Iniciamos la construcción del Ecosistema de Aprendizaje Nómada con las primeras dirigentas de campamentos y de poblaciones de Bajos de Mena. La idea es junto a ellas seguir diseñando experiencias de aprendizaje situado. Llevamos cuatro años de experimentación y ya contamos con metodologías suficientes para que una parte de nuestras acciones como escuela sean hechas desde el nomadismo. De hecho estamos organizados de forma horizontal a través de ejes que buscan su integración a través de un trabajo inter ejes.

El Enfoque Curricular Nómada es una plataforma que permite contener múltiples experiencias de aprendizaje: de aula, virtuales y territoriales. Pero además, posibilita integrar diferentes metodologías como son los ABP o Fondos de Conocimiento con saberes locales, ténicas de educación popular o del trabajo de actores comunitarios. El 2022 incorporaremos el Aprendizaje Servicio para que las experiencias de aprendizaje tengan foco en las necesidades del territorio. Para lograr todo lo anterior contamos con una matriz de pensamiento propia, que a través de una lógica particular busca crear nuevos ecosistemas sociales y naturales que sirvan de contexto para los aprendizajes de nuestros estudiantes. El Aprendizaje Nómada se inscribe en paradigmas de la inteligencia colectiva y la transformación social.

Ministro Avila: ¿Seguimos?

El año 2021 la Agencia de la Calidad, tras una habitual visita inspectiva, se sorprende por nuestros avances en pandemia y nos invita a exponer a dos encuentros. Uno frente a escuelas del país y otro con 120 evaluadores de la misma institución (enero 2022). Durante la pandemía crecimos en un 250% la matrícula y logramos crear vínculos con organizaciones territoriales. La presencialidad durante el mes de marzo 2022 es superior al 95% y no sólo logramos mantener la matrícula, sino que por primera vez en la historia Novomar tiene listas de espera en algunos cursos. A pesar de los efectos nocivos que la pandemia sobre los aprendizajes, hoy tenemos mejores condiciones para enfrentar la emergencia. Lo anterior se explica por la mejora del vínculo entre Novomar y su comunidad educativa, además de una mayor conexión y motivación de los estudiantes con sus procesos de aprendizaje.

La supervisión del Departamento Provincial de Educación Cordillera tiene claro que nuestro enfoque nómada nos tiene como una de las escuelas de la zona sur de Santiago con mejor desempeño durante la pandamia. Sin embargo, este año no pudimos continuar con nuestras modalidades territoriales. La vuelta a la normalidad implicó un retroceso a nuestros planes de llevar los aprendizajes a los territorios donde viven nuestros estudiantes. Ya no como una medida de emergencia, sino como una opción de nuestro enfoque pedagógico. Se interrumpió no solo la oportunidad de crear experiencias situadas de aprendizaje que tiene a nuestros estudiantes muy motivados, sino también la oportunidad de ampliar los vínculos con actores territoriales.

Existe frustración en el equipo Novomar porque se interrumpió un proceso exitoso de integración escuela-comunidad, donde los mayores beneficiados durante la pandemia fueron niños y niñas que no tenían opción de integrarse a través de modalides online. Es muy complejo seguir con las modalidades territoriales sino se abren espacios de reconocimiento a otras formas de aprender. Si el gobierno de Boric cumple con algunas de las expectativas creadas por ellos mismos, será posible que Novomar avance en crear una modalidad que funciona y que es muy bien recibida por comunidades, que en el papel, son las que tienen mayores dificultades para acceder y permanecer en la escuela.

Es decepcionante que por razones administrativas o por ausencia de normativas flexibles, inciciativas emprendidas por comunidades como las de Novomar no puedan seguir siendo implementadas. El actual ministro de educación, Marco Antonio Avila, en declaraciones a la prensa hechas el 26 de enero, poco antes de asumir su cargo, señalaba: “Creemos firmemente en un sistema de educación pública que sea vanguardista, que impulse la innovación, donde la experimentación pedagógica sea un espacio real y con vinculación territorial”. En la comunidad Novomar creemos firmemente en lo que estamos haciendo, solo hace falta que desde el Estado se tiendan puentes para que estas modalidades territoriales sean reconocidas y se conviertan en una opción más dentro del sistema educativo chileno.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
Publicidad

Tendencias