Se habla mucho de Transformación Digital pero poco del impacto que esta transformación está provocando en la humanidad de manera individual y colectiva. Hacemos el foco en el Home Office, la Nube, ecommerce, Startup, billetera digital e Inteligencia Artificial, dejando de lado lo esencial: la experiencia humana donde ocurren estas transformaciones tecnológicas, económicas y culturales. Porque sucede que no solo está ocurriendo un cambio de herramientas técnicas y modelos operativos, también estamos experimentando complejas transformaciones emocionales, espirituales y mentales, tanto por el propio cambio que han empujado estos nuevos métodos como también por las crisis institucionales, políticas, económicas, laborales, sociales, migratorias y de seguridad que están impactando a Chile y el mundo (y que habla más bien de una crisis en lo humano). Lo olvidamos, no lo vemos o no lo estamos entendiendo adecuadamente.
Pero si no somos capaces de conectar con lo que realmente está ocurriendo con nosotros y los otros, no podremos asimilar adecuadamente la transformación en su profundidad y nos quedaremos pedaleando en el aire, como cuando se nos sale la cadena de la bicicleta, en un estado de total incomprensión, aislamiento e involución. Me parece que siempre que hay Transformación Social, hay Transformación Cultural. Para que ocurra una deberá ocurrir la otra. ¿Cuál es primero?, no lo sé. Pero creo que al centro de la Transformación Social está la Transformación Cultural. Porque lo que transforma una sociedad es su manera de entenderse a sí misma, rediseñando sus necesidades, prioridades y valores, y eso es un asunto cultural.
De tal manera que sería beneficioso considerar, en el análisis del fenómeno de la transformación, todos los elementos-niveles-dimensiones que la conforman. Así como resultaría muy inoficioso plantear una fórmula química sin todos los datos requeridos, también lo sería si consideramos a la Transformación Digital (social) como un asunto puramente tecnológico-económico-comercial y no fundamentalmente cultural. Si logramos integrar que la Transformación Cultural puede ser lo central de lo que estamos experienciando, donde habitan y se desarrollan las otras transformaciones que están apareciendo, tal vez podríamos comprender de mejor manera lo que verdaderamente está sucediendo: una gran transformación de las habilidades humanas. Y bajo este cambio de escenografía, podría ser difícil continuar adecuadamente, en lo que va apareciendo, si no logramos adquirir nuevas y distintas herramientas que nos permitan desarrollarnos en esas nuevas y distintas necesidades, prioridades y valores.
Siento que no nos estamos haciendo un favor si empujamos los cambios y adaptaciones a la fuerza, con imposición y sin reflexión, considerando para esta decisión solo los intereses económicos, sanitarios, políticos, productivos o sociales. Más allá de las necesidades y contingencias particulares, que pueden ser legítimas y entendibles, está la experiencia humana, y posiblemente su sobrevivencia, en juego. Por lo mismo, me parece, nos deberíamos saber dar una gran reflexión que integre la mayor cantidad de variantes y externalidades que participan en esta situación. ¿Cómo lo hacemos?. Quizás un punto de partida sería considerar que estos cambios generan transformaciones que se expresan en distintos niveles: físico, emocional, subjetivo, intrapersonal, interpersonal, social, cultural y planetario. En consecuencia, lo que está cambiando somos nosotros y no lo que nos rodea.