Han aparecido los resultados del Mapa Nutricional de la JUNAEB 2021, donde se evidencia la elevada prevalencia de obesidad infantil en el país (31%), cifra al alza al compararla con el año anterior, aumentando además la obesidad severa y disminuyendo la población pediátrica con estado nutricional normal y, paradójicamente a lo que pudiésemos esperar, mayor este tipo de obesidad en zonas rurales que en las urbanas. En Encuesta Nacional de Consumo Alimentario del 2014, ya conocimos que el 95% de la población del país no consume una alimentación saludable, pero ¿qué significa comer saludable?
Es comer de manera variada, equilibrada, comer distintos alimentos; aumentar el consumo de frutas a 3 diarias, comer por lo menos 2 porciones de distintas verduras diariamente, tomar 2 o 3 porciones de leche, yogur u otro lácteo diariamente, comer preferentemente carnes blancas (pollo, pavo), bajas en grasas dañinas, huevos, pescados 2 veces a la semana, al igual que las legumbres (porotos, garbanzos, lentejas, arvejitas), seleccionar cereales integrales, ya que aportan más fibra: arroz, fideos, quinoa, cuscús, preferir comer pan marraqueta o integral, evitando el consumo de bebidas azucaradas, golosinas, snacks ricos en grasas saturadas (papas fritas, ramitas, etc), incorporar consumo de agua natural, salsas naturales en reemplazo a mayonesa, elaboradas con yogur natural y cilantro, ciboulette, humus (elaborado con garbanzos cocidos y aceite), seleccionar aceites vegetales como el de soya, canola.
Establecer 4 tiempos de alimentación al día, evitando los picoteos. No saltándose tiempos de comidas. Dejar la comida rápida solo para ocasiones excepcionales, practicar recetas atractivas para la familia y no olvidar moverse, aumentando las caminatas diarias, andar en bicicleta, bailar en casa, buscar la forma de aumentar el movimiento en el día a día, pero, para ponerlos en práctica, se requiere fuerza de voluntad, intencionalidad de realizar el cambio.
No es restricción, es seleccionar alimentos de una forma distinta, ver a la alimentación como un instrumento para obtener salud y mejor calidad de vida, buscar mejorar conocimientos en nutrición, para poder implementarlos, y así traspasar estos a toda la familia, para que en conjunto se disfrute la comida sin culpa y sin temor, ya que por estas fechas empezamos a escuchar frases como “por un verano sin polera” u otra similar que solo genera angustia, remordimiento de conciencia y culpa, que es lo menos que necesitamos para decidir cambiar. Llega un momento de reflexión: ¿qué deseo para mi propio cuerpo?, ¿qué me impide conseguirlo?, ¿qué ayuda debo pedir para lograr cambios?