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Eliminación de Unidad de Glaciología y Nieves de la DGA: un retroceso ambiental en Chile Opinión Créditos: Agencia Uno.

Eliminación de Unidad de Glaciología y Nieves de la DGA: un retroceso ambiental en Chile

Camilo Hornauer
Por : Camilo Hornauer Presidente Fundación Plantae
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Han pasado un poco más de 15 días desde el anuncio de la eliminación de la Unidad de Glaciología y Nieves de la DGA, y su traspaso al Departamento de Hidrología, y sigue aumentando y confirmándose un transversal y rotundo rechazo a la medida. Se suma a las declaraciones de la senadora Yasna Provoste y del diputado Daniel Melo, una carta entregada al Presidente Boric y firmada por 148 organizaciones de la sociedad civil, además de opiniones de científicos y glaciólogos. En concreto, la institucionalidad para el estudio y monitoreo glaciar se diluye y se transforma en un apéndice de la División de Hidrología. Se pide al menos retrotraer la resolución y no desconocer el programa de este Gobierno, autodenominado “ecologista”.


En abril del año 2008, bajo el Gobierno de Michelle Bachelet, en el momento en que se hacían públicos casos emblemáticos como Pascua Lama, se decide tomar un compromiso formal e institucional para aumentar el nivel de conocimiento sobre la cantidad y superficie de los glaciares en nuestro país y su evolución en un contexto de cambio climático, decretándose, a través del ministro del MOP de ese entonces, Sergio Bitar, la creación de la Unidad de Glaciología y Nieves (UGN) de la Dirección General de Aguas (DGA), dependiente de la señalada cartera. La protección oficial de glaciares daba un primer gran paso, y el país les daba la relevancia necesaria a los ecosistemas glaciares.

Ya han pasado poco más de 14 años desde que se comprendiera la pertinencia de crear dicha Unidad con el fin de monitorear y catastrar los glaciares de Chile, que ante la realidad de la crisis climática, el proceso acelerado de su derretimiento por la megasequía y la amenaza principalmente de proyectos mineros en la alta montaña, sugería que su protección y estudio debían pasar a ser parte de una política pública de largo plazo con ejecución a cargo de un equipo de especialistas idóneos en la materia. Es bueno recalcar que los glaciares son geoformas fundamentales en nuestra geografía, no solo cumplen el rol de ser reservorios de agua para la supervivencia humana, sino que también son la base fundamental para mantener equilibrios ambientales y ecológicos.

Chile es un país de montañas y también un país de glaciares, según el último inventario –que fue elaborado por esta Unidad– y que se oficializó en mayo del 2022, nuestro territorio nacional cuenta con 26.169 glaciares que cubren un área de 21.009 kilómetros cuadrados, lo que equivale al 2,8% del territorio nacional sin considerar a la Antártica Chilena y a más del 80% de glaciares de toda Sudamérica. Estos números nos hacen ser reconocidos como uno de los países con mayor volumen de hielo del mundo.

El día 28 de diciembre del 2022, y mediante la resolución exenta D.G.A. número 3824, se resuelve prescindir de la Unidad de Glaciología y Nieves, dejando sin efecto el acto administrativo del año 2008 que la creaba, estableciendo que sus funciones recaerán o serán traspasadas a la División de Hidrología. Es decir, se rebaja la jerarquía al tema glaciar dentro de la DGA, se pierde autonomía y se entrega una clara señal de retroceso ambiental.

Desde el Gobierno de Sebastián Piñera, como se puede leer en una carta al director de La Tercera del 23 de junio del 2018, ya asomaban interpretaciones y visiones confusas y contrapuestas sobre el destino de esta Unidad. Algunos ya creían que era necesario potenciar al equipo de profesionales y a la misma Unidad, tal como la carta lo indica: “… Al contrario, en el mediano plazo seguirá fortaleciéndola (la Unidad) y pasará a ser una división”.

La importancia que reviste el estudio, monitoreo y en general los aportes científicos en temas glaciares, así como asegurar y mantener disponible información actualizada para los diversos estamentos del Estado y para la sociedad civil, es de una importancia incuestionable en el escenario climático en que nos encontramos. Esta información requiere de un equipo humano y una jefatura con independencia y exclusividad en cuanto a su dedicación, y con disponibilidad presupuestaria para la buena ejecución de sus objetivos de trabajo. Y para ser concretos, esta Unidad estaba haciendo bien la pega, estaba generando publicaciones científicas, colaborando con universidades y centros de investigación y estaba en la palestra de las discusiones sobre el presente y futuro del país.

Contar con un catastro e inventario que releve la ubicación de los glaciares en todo el territorio nacional, su caracterización y los demás insumos que genera esta Unidad, han sido claves para enfrentar, con datos concretos, el desarrollo sustentable del país, la toma de decisiones ante proyectos que buscan establecerse en entornos glaciares, para la operación del Sistema de Evaluación Ambiental, y para todos los que participamos de la defensa y valoración ambiental.

Sin duda, lo que muchos esperamos es ver señales y hechos concretos que aseguren el fortalecimiento de esta Unidad a través de una resolución o acto administrativo que entregue claridad respecto a su futuro, especificidad, sostenibilidad e independencia, ante una ciudadanía que está muy preocupada de cómo el Gobierno asume sus compromisos y prioridades ambientales. Las explicaciones que ha dado la DGA no veo que dejen tranquilo a nadie. Todo lo dicho desde el Gobierno y el propio director de la DGA, exponiendo argumentos sobre reorganización, eficiencia y luego comprometiendo una “subdivisión”, solo viene a confirmar que la ex-Unidad quiere mantenerse como un apéndice.

Según las últimas declaraciones del 13 de enero en radio ADN, el director general de la DGA, Rodrigo Sanhueza, apela a la visión y enfoque de cuencas para justificar la desintegración de la UGN. En este sentido, no veo que, para trabajar con dicha visión, se justifique necesariamente que las unidades o departamentos de estudio, de cada una de las partes que conforman la cuenca (ej., cursos de agua y glaciares) deban estar dentro de un único equipo o división. Sí debieran buscar sinergias de todo tipo, y trabajar de forma interconectada con Hidrología, pero en ningún caso justificar la disolución de la UGN por razones del enfoque de cuenca.

Estamos frente a grandes desafíos país para asumir, tanto la discusión de Ley de Protección de Glaciares (Boletines Nº 11.876-12 y Nº 11.597-12), reformas al Código de Aguas, y una realidad de escasa protección oficial de los glaciares, y una institucionalidad ambiental aún en proceso de mejoras. Retroceder no es la alternativa.

Finalmente, y aprovechando el momento para reflexionar y mirar el futuro de esta institución, la mejor forma de ubicar a la UGN pudiera ser creando un instituto u observatorio de glaciares y ecosistemas de montaña, y que se aloje bajo el alero del Ministerio del Medio ambiente. Esto no es nada nuevo, en Perú, país vecino y andino, ya existe. ¿Por qué no empujar este cambio?

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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