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¿Y ahora Nadal? Opinión Créditos: Pixabay.

¿Y ahora Nadal?

Pablo Flamm
Por : Pablo Flamm Periodista deportivo
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Un guerrero espartano, un deportista de la máxima elite, un atleta completo, se retiraba del court central del abierto oceánico en medio de fuertes dolores físicos y del alma. Nadal no está acostumbrado a esto, pero en los últimos tres años ha tenido que convivir con esa dura sensación de saber que su cuerpo ya no puede responder como hace un tiempo y que las lesiones son día a día más frecuentes y profundas. Por ahora estará seis a ocho semanas fuera del circuito. Tiempo más que importante para replantearse muchas cosas respecto a su exitosa carrera. Y uno tiene esa sensación de que la gran era de Nadal puede estar muy cerca de su fin.


Tras caer en Australia, la imagen de un Rafael Nadal dolorido y abatido por el dolor de una lesión y la derrota ante el norteamericano McDonald, generaron la ola de cuestionamientos e inquietudes respecto a la salud del tenista español.

Un guerrero espartano, un deportista de la máxima elite, un atleta completo, se retiraba del court central del abierto oceánico en medio de fuertes dolores físicos y del alma. Nadal no está acostumbrado a esto, pero en los últimos tres años ha tenido que convivir con esa dura sensación de saber que su cuerpo ya no puede responder como hace un tiempo y que las lesiones son día a día más frecuentes y profundas. Por ahora estará seis a ocho semanas fuera del circuito. Tiempo más que importante para replantearse muchas cosas respecto a su exitosa carrera. Y uno tiene esa sensación de que la gran era de Nadal puede estar muy cerca de su fin.

Hace algunos meses, lloraba junto a su gran amigo Roger Federer, cuando el suizo tuvo que tomar la determinación de no jugar más, producto de las continuas lesiones y operaciones a una de sus rodillas. Los deportistas de este nivel son gladiadores, son guerreros y luchadores eternos por la gloria; sin embargo, no son androides y, aunque quisieran serlo, llega un momento en que el cuerpo y la mente dicen basta.

Seguramente todo este efecto emocional tiene a Nadal muy contrariado en estos días. Además, hace poco fue padre y, se quiera o no, es sabido que, en el mundillo del tenis, cuando se arma familia, a los tenistas les cuesta mucho más tomar el bolso y partir a las largas giras que implica el tour.

Y uno no es quién para retirar a una gloria como Rafael Nadal, pero me imagino que debe estar viviendo un proceso complejo y lleno de inquietudes, como cualquier ser humano, y sumer a eso convivir con varias lesiones que lo tienen jugando al máximo de sus capacidades y umbral de dolor. Claramente las infiltraciones van siendo más recurrentes, pero solo son soluciones de momento y eso trae consigo varios problemas más al momento de no estar compitiendo.

Creo que Nadal debe recuperarse bien anímicamente y proponerse este año como el final de su laureada carrera. Lo ganó todo. Por qué no pensar en sumar un nuevo Roland Garros y dejar el tenis en lo más alto.

Se lo merece él y su brillante trayectoria. Y claro, siendo un admirador incondicional de Roger Federer, admiro al español por su tenacidad y capacidad de lucha. Admiro su fortaleza mental. Es un espartano en las pistas.

Tal vez ahora es Nadal y, por estos días, repasando cada momento de esa jornada en Londres junto a su eterno rival y gran amigo. El día de las lágrimas. Porque Nadal también las merece, porque su cuerpo le pide descanso, porque se merece lo mejor.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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