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¿De quién era el mural que borraron en Lastarria?

Por: Paulina Cabrera


Señor Director:

¿Dónde comienza y dónde termina el arte en el espacio público? El borrado del mural de calle Rosal en Lastarria volvió a abrir esta pregunta que se presenta por cada obra que se instala en la calle. Si bien la intervención liderada por el artista antofagastino Luis Núñez era parte del Festival Hecho en Casa 2017 y tenía como condición su temporalidad en un acuerdo entre vecinos, Ministerio de Cultura, Consejo de Monumentos y Municipalidad de Santiago, cabe reflexionar sobre la pertenencia de la obra. De esta y otras obras, especialmente en tiempos en que crecen iniciativas como el festival 100 en 1 día Santiago, el trabajo que hace Galería Lira, Metro 21, el Persa Víctor Manuel, las Plazas de Bolsillo y decenas de comercios que han apostado por el muralismo como expresión para generar impacto.

Me ha tocado entrevistar varias veces a muralistas que están conscientes de lo efímero de su trabajo y que saben que una vez que dejan su obra en las paredes de la ciudad, deja de pertenecerles. Así los transeúntes se la apropian y le otorgan un valor que se escapa de cualquier plan urbano. Las creaciones se transforman en experiencias, en hitos para identificar barrios y también en telones de fondo para guardar recuerdos. Sin embargo estos telones de fondo están en constante cambio. En el mismo barrio, lo vimos en los murales a la salida del metro Bellas Artes que partió con un diseño de estrellas de Agatha Ruiz de La Prada, mutó a dos ekekos de ojos oscuros pintados por Inti Castro en el Hecho en Casa 2013 y que hoy luce una obra compartida del mismo Inti y el mítico Alejandro Mono González tras el paso del festival urbano Barrio Arte del año pasado. Algo similar ocurrió a metros de ahí en calle Mosqueto, donde el muralista Francisco Maturana pintó donde antes estuviera una obra de Diego Roa Castillo. Y también lo que pasó con el mural del colectivo Vagabundo en Providencia, una obra titánica hecha a lápiz negro que de un día para otro pasó a ser un compuesto de colores abstractos.

Podrán seguir divididos propietarios del edificio, los vecinos y las voces en las redes sociales frente al borrado de Lastarria. Pero una cosa es clara: los murales también son de quienes pasean por la calle.

Paulina Cabrera, directora de Amo Santiago

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