Señor Director:
Los últimos meses hemos visto por fin mejores niveles de agua caída, que son un muy necesario respiro después de años sumidos en una grave sequía. Pero, en contraste a este alentador escenario, vemos cómo estas precipitaciones causan estragos en muchos barrios de distintas ciudades, lo cual parece ya ser una lamentable costumbre. Y es que siempre que llueve, hay un pensamiento inmediato de alerta por quienes viven en barrios vulnerables, campamentos o en situación de calle. Esto nos lleva de inmediato a pensar tan frecuentemente que nuestras ciudades no están preparadas para la lluvia.
A principios de la pasada década, Tony Wong, profesor de la Universidad de Monash (Melbourne, Australia), acuñó el concepto “Diseño Urbano Sensible al Agua”, que propone diseñar ciudades sustentables sensibles al ciclo del agua, mediante la integración de redes sanitarias y drenaje, la incorporación del recurso hídrico como parte de nuestro paisaje a través de espacios públicos atractivos (humedales, parques, plazas), y la diversificación de disponibilidad de agua a través de diversos mecanismos de captura o reutilización (aguas grises, aguas lluvia). Esta innovadora propuesta propone pensar nuestras ciudades como parte de un sistema ecológico, no solo extrayendo sus recursos hídricos, sino también aportando de vuelta, y mejorando de paso la calidad de vida de todos sus habitantes.
En tiempos en donde debemos solucionar grandes y diversas problemáticas urbanas, debemos aunar visiones sobre cómo queremos que sean nuestras ciudades para nosotros y el medio ambiente. En ese sentido, el resolver los constantes anegamientos de algunos vecinos puede ser la oportunidad para proponer soluciones no solo desde la ingeniería, sino también desde el diseño urbano, aumentando la rentabilidad de iniciativas a diversas escalas y buscando en el largo plazo el desarrollo de ciudades atractivas, equitativas y sostenibles.
Ignacio Herrera Carrasco
Arquitecto, Máster en Diseño Urbano Sostenible
