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La “priorización curricular” como el primer paso para reformar el currículum escolar Opinión

La “priorización curricular” como el primer paso para reformar el currículum escolar

Andrés Baeza
Por : Andrés Baeza Profesor e investigador de la Facultad de Artes Liberales, Universidad Adolfo Ibáñez
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El pasado lunes 18 de mayo el Ministerio de Educación (Mineduc) dio a conocer su propuesta de “Priorización curricular” para orientar a los establecimientos educacionales en este escenario de crisis, que no se sabe a ciencia cierta cuándo acabará. La propuesta define aquellos aprendizajes “esenciales” que deben ser abordados por los establecimientos en lo que queda de año escolar y con una duración de dos años. Esto implica que, a diferencia de un año normal, los establecimientos no estarán obligados a abarcar la totalidad del currículum escolar, sino que solo aquellos Objetivos de Aprendizaje (OA)  priorizados por el Mineduc.

Llama la atención el uso de los conceptos, pues mientras el Mineduc habla de “priorización” de aprendizajes, el presidente del Consejo Nacional de Educación, Pedro Montt, alude a un “recorte” de los mismos. Evidentemente, no se trata de esto último, pues un recorte al currículum implicaría una modificación tal que sería necesario activar todo el procedimiento de elaboración de Bases Curriculares contemplado en nuestro normativo, lo que no fue el caso.

Más allá de este conflicto semántico, el ejercicio realizado por el Mineduc es de enorme interés para los actores del sistema educativo. Por primera vez desde que las Bases Curriculares entraron gradualmente en vigencia a partir de 2012, el propio Mineduc señala una ruta a dichos actores acerca de qué aprendizajes debiesen abordarse con preferencia por sobre otros. De acuerdo al documento que fundamenta esta propuesta, esta nueva categoría de “aprendizajes esenciales” se trataría de aquellos “imprescindibles para continuar el aprendizaje al año siguiente” (Mineduc 2020, p. 8). No obstante, el riesgo de introducir esta categoría es que forzosamente implica asumir, más allá del escenario en que se lleva a cabo esta selección, que las Bases Curriculares, especialmente de 1° básico a 2° medio, contienen aprendizajes prescindibles y accesorios. De acuerdo a la extensión y naturaleza de la priorización propuesta por el Mineduc, se podría deducir que estos últimos serían en estricto rigor la gran mayoría de los aprendizajes definidos en las Bases Curriculares.

Este reconocimiento tiene además otra consecuencia: confirma que en nuestro sistema educativo existen dos estilos de prescripción curricular diferentes. Esto, dado que la cantidad de OA seleccionados en las Bases Curriculares de 7° básico a 2° medio es considerablemente mayor que en las nuevas Bases Curriculares de 3° y 4° medio. Para dar un ejemplo, para 2° medio en la asignatura de  Historia, Geografía y Ciencias Sociales se seleccionaron un total de ocho OA de conocimientos de un universo de 25, mientras que para cualquiera de los dos módulos anuales de la misma asignatura para 3° y 4° medio se priorizaron tres OA de conocimientos sobre un total de ocho (en ambos casos se mantuvieron todos los OA de habilidades). Esto significa que la cantidad de OA priorizados para 2° medio en esta asignatura equivale a la totalidad de los OA definidos en el currículum nacional para la misma asignatura en 3° o 4° medio. Esto habla de que, efectivamente, el nivel de prescripción en el currículum nacional hasta 2° medio se considerablemente mayor que en los dos últimos niveles, lo que indica, a su vez, que es allí donde convendría mirar a la hora de definir qué es un aprendizaje esencial.

Dicho lo anterior, cuesta imaginar que tras esta priorización por parte del Mineduc todo se mantenga igual, sobre todo porque la propuesta se plantea para los próximos dos años. Una de las grandes inquietudes manifestadas por los docentes desde que se inició la implementación gradual de las Bases Curriculares a partir del 2012 ha sido ha sido la imposibilidad de abordar la extensa cantidad de aprendizajes prescritos en el currículum nacional en el ya acotado tiempo escolar. Con esta priorización tácitamente el Mineduc les ha dado la razón, pues admite que no todos los aprendizajes son imprescindibles para continuar el aprendizaje al año siguiente. Se podrá replicar a lo anterior que esto solo tiene validez en el escenario de crisis y que en un año escolar normal se debiera abordar la totalidad del currículum. No obstante, una vez que se implemente esta priorización será difícil convencer a los docentes que todos los OA son igualmente importantes. Muchos se preguntarán por qué no utilizar la totalidad del ya escaso tiempo escolar en aquello que es esencial y dejar lo accesorio simplemente de lado. Sobre todo, porque ya existe un documento oficial, visado por el CNED, que admite esta diferencia de jerarquía entre aprendizajes. Y es que la priorización curricular contiene varios aciertos que permiten a los docentes correr con mayor ventaja en la frenética carrera por la cobertura curricular. La reducida cantidad de OA a desarrollar, la priorización de habilidades y actitudes por sobre contenidos, así como la opción por mantener la prescripción curricular de 3° y 4° medio, y con ello dar una señal de cuál debiera ser la fórmula hacia los otros niveles, sin duda que atienden a varias de las inquietudes de la labor docente.

En ese sentido, esta priorización debiese ser un primer paso transitorio hacia una reforma curricular gradual de la Educación Básica y Media, considerando que las Bases Curriculares de 1° a 6° básico entraron en vigencia el 2012 y que pronto se cumplirán diez años. Dicha reforma debiese centrarse precisamente en definir aquello realmente “esencial” que nuestras futuras generaciones deberán aprender para hacer frente a los desafíos que impondrá la nueva realidad engendrada por un mundo asolado por diversas crisis de nivel planetario: climática, económica y sanitaria. Evidentemente, un currículum ad portas de cumplir diez años en algunos de sus niveles no hará sentido en este nuevo escenario global. Por ello, resulta fundamental que esta medida de emergencia no se “instale” como una solución a los ya conocidos problemas de cobertura curricular, sino que como el inicio de una reflexión profunda, que incluya a todos los actores del sistema educativo, para consensuar aquellos conocimientos, habilidades y actitudes imprescindibles para enfrentar el mundo que se nos viene.

 

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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