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En materia de pensiones: ¿y si hacemos las cosas mejor, en lugar de hacer más de lo mismo? MERCADOS|OPINIÓN

En materia de pensiones: ¿y si hacemos las cosas mejor, en lugar de hacer más de lo mismo?

Gabriela Clivio
Por : Gabriela Clivio Economista, Founding member CFA Society Chile
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Hace solo dos años (durante el 2017), cuando ya era tendencia en el mundo desde hacía más de una década, la Superintendencia de Pensiones recién en Chile publicaba las normas que permitirían la inversión en «activos alternativos», tanto por parte de los Fondos de Pensiones como por parte del Fondo de Cesantía Solidario. La normativa buscaba mejorar la rentabilidad de los ahorros previsionales de los afiliados al permitir la inversión en obras de infraestructura y en el sector inmobiliario no habitacional. El objetivo final era –por supuesto– posibilitar una mejor pensión para la vejez.

Sabido es que la rentabilidad es un elemento fundamental para construir una buena pensión. Tanto así, que un punto más de rentabilidad durante toda la vida laboral de un afiliado puede aumentar en cerca de 25% el monto que recibirá al momento del retiro. Estos cambios fueron algo muy esperado y sin duda ayudarán, en el mediano y largo plazo, a cumplir el objetivo de mejorar las pensiones. Pero fueron cambios tardíos para las tendencias mundiales y definitivamente muy poco innovadores.

De esta manera, este proceso de ampliar las alternativas de inversión disponibles para los fondos de pensiones o el fondo de cesantía fue, como dice el título, «más de lo mismo»: medidas muy conservadoras para cómo avanzaba el mundo y las nuevas oportunidades de inversión que las empresas modernas brindaban  al mercado.

En mi opinión, la discusión sobre la reforma de pensiones nos pone hoy en el momento preciso para ampliar estas posibilidades de inversión.  Ha llegado el momento de hacer las cosas de manera diferente, de preocuparnos de innovar en las inversiones de los fondos de pensiones según los requerimientos de la era digital, los que sin duda deberán impactar muchísimo más en la rentabilidad de los mismos y conjuntamente las pensiones de todos los chilenos. Pero ello implicará, por cierto, entre otras cosas, un cambio en los equipos de inversión de las AFP.

Así como hace años comenzamos a poner sobre la mesa los temas de ética en los negocios y la importancia de un set de conocimientos en materia de inversiones y manejo de activos que formaban parte del programa de estudios Chartered Financial Analyst (CFA, el que hace 20 años no era aún conocido en Chile), hoy más que nunca es necesario elegir los instrumentos de inversión pensando en la rentabilidad económica, así como también en la sostenibilidad de las inversiones.

La sostenibilidad es una de las tendencias más significativas de las últimas décadas en los mercados financieros más modernos del mundo. Ya sea por el deseo de los inversionistas de realizar una inversión responsable y sostenible (SRI), como por el enfoque de la gerencia corporativa en temas de Responsabilidad Social Empresarial (RSE), o la consideración de los factores ambientales, sociales y de gobiernos corporativos (ESG).

Sin embargo, desde la perspectiva de los inversionistas chilenos, existe una ambigüedad sobre los beneficios de integrar criterios de sostenibilidad en el proceso de inversión, y el grado en el que esta decisión resulta o conduce a un retorno positivo o negativo para las carteras. Afortunadamente ahora, gracias a muchísimos papers que se han publicado en el mundo, podemos afirmar que esta ambigüedad no es cierta. La evidencia empírica muestra que, si bien integrar la sostenibilidad es una exitosa estrategia corporativa, tomar decisiones de inversión considerando los factores de ESG resulta también beneficioso para los portafolios de inversión, dado que las empresas con puntuaciones sólidas en materia de sostenibilidad muestran mejor rendimiento operativo y son menos riesgosas.

Solo a modo de ejemplo: Goss y Roberts demostraron que empresas con responsabilidad social pagan entre 7 y 18 puntos base menos al endeudarse que empresas que no tienen este comportamiento; Ashbaugh y Skaife, comprobaron que aquellas compañías con mejores scores de gobernabilidad registraron hasta 136 puntos base menos que en su costo de capital; y Albuquerque, Durnev y Koskinen, documentaron que la publicación voluntaria de las prácticas relacionadas con el medioambiente de las empresas llevaba a una menor beta en estas y, dado esto, un menor costo del patrimonio.

Debido a los anterior, es en el best interest de los beneficiarios de los inversionistas institucionales, tales como los  fondos de pensiones y por ende de todos los chilenos, el incorporar consideraciones de sostenibilidad en la toma de decisiones. Esta es la mejor inversión que podríamos considerar. Una invitación concreta a hacer las cosas mejor, en vez de hacer más de lo mismo.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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