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Si de mí dependiera Opinión

Si de mí dependiera

Marcos Vergara I.
Por : Marcos Vergara I. Ph.D. Profesor Asociado de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile. Adscrito al Programa de Políticas y Gestión de la Escuela de Salud Pública.
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Esta es la tercera vez que escribo esta columna. Las dos veces anteriores la grabé con otro nombre e involuntariamente la borré. Y aquí voy de nuevo, con mi mensaje sencillo: si de mi dependiera, el personal de salud de clínicas y hospitales sin vacunas debería permanecer en sus casas. No es aceptable que personas que se niegan a vacunarse por convicciones personales pongan en riesgo el bienestar de la comunidad de pacientes, familiares y compañeros de trabajo. Sin embargo, los Directores de hospitales autogestionados no estamos facultados para tomar una medida como ésta. No podemos obligar a nadie.

Veamos el modelo. El acceso para comerse un sándwich en el comedor en el restaurante “Las Lanzas” es factible con un pase que corrobora la vacunación de las personas. De lo contrario deben permanecer al aire libre. Mismo pase que es válido para acceder a una serie de otros sitios, como a una pista de baile en Rancagua o en Punta Arenas, al recital de Camila Moreno en Talcahuano, en fin. Tal es el efecto del pase en la vida de las personas que los rezagados se ha han volcado a vacunarse, para tener esas puertas abiertas.

En el hospital que dirijo, hemos conseguido que un 96% del personal esté convenientemente vacunado, cifra muy buena para el contexto de la industria, producto del despliegue de campañas comunicacionales internas. Es decir, tan solo un 4% del personal no se ha vacunado. Sin embargo ese es el núcleo duro, el grupo que asaltado por sus singulares convicciones, simplemente no se vacuna. Quizás no sean un 4% sino un poco menos, pues habrá quienes resulten arrastrados por el oleaje de rezagados perfectamente incentivados. Pero ahí están los “perlas”, sin el más mínimo sentido de responsabilidad colectiva, ajenos, en su propio mundo.

Entones, digo yo, por qué no puedo pedir que esta gente no concurra a trabajar al hospital que dirijo. Apelo a la Autoridad Sanitaria donde quiera que se encuentre para que el flujo de las convicciones se mueva en la dirección correcta. Creo que las razones de bienestar colectivo y de salud pública priman por sobre toda otra consideración.

  • Marcos Vergara es profesor Asociado de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile, Doctor en Salud Pública y Magister en Administración de Salud.
  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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