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Minería: fortalezas, amenazas y una propuesta de largo plazo Opinión

Minería: fortalezas, amenazas y una propuesta de largo plazo

Jorge Pedrals
Por : Jorge Pedrals Ingeniero civil de minas, miembro de la Comisión de Política Minera del Instituto de Ingenieros de Minas de Chile (IIMCH).
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Teniendo presentes los problemas en los cuales nos encontramos hoy, donde la percepción que existe es de una baja valoración de la actividad minera en Chile en general, unido esto a una agenda centrada solo en el aumento de los tributos, nosotros proponemos adoptar la agenda que nos sugiere ChatGPT. Esto es, conscientes de que será un trabajo arduo y que, sobre todo, conforme dice este mismo sitio web, “debería ser desarrollada de manera consultiva, tomando en cuenta las opiniones y perspectivas de todas las partes interesadas”. Nuestra propuesta considera convocar a las asociaciones gremiales mineras, Instituto de Ingenieros de Minas de Chile, municipalidades, las comisiones de Minería del Senado y la Cámara, y las empresas en general.


Dada la relevancia que ha tomado la inteligencia artificial, consultamos días atrás a ChatGPT: ¿Cómo generar una agenda para incentivar la minería en Chile?

Su respuesta la dividió en cinco grupos:

  • La primera, relacionada con incentivar la exploración, facilitar el financiamiento de esta actividad, así como bajar las barreras regulatorias y burocráticas en el país.
  • Segundo, planteó que la infraestructura era esencial para el desarrollo del negocio minero, dado lo cual debía generarse un plan de mejoras y construcción de carreteras, puertos y aeropuertos.
  • La tercera, relacionada con promover la innovación, apuntando al uso de nuevas tecnologías, automatización y la digitalización.
  • Cuarto, la necesidad de fortalecer la relación con las comunidades locales, lo que estaría relacionado, entre otras cosas, con el fomento a la creación de empleo local y apoyo al desarrollo comunitario.
  • Finalmente, planteó “asegurar un marco regulatorio estable y predecible podría incluir la simplificación de los procesos de permisos y autorizaciones, así como la clarificación de las reglas y regulaciones que rigen la industria”.

ChatGPT terminaba sus recomendaciones, haciendo ver que “cualquier agenda para incentivar la minería debería ser desarrollada de manera consultiva, tomando en cuenta las opiniones y perspectivas de las partes interesadas, incluyendo a las comunidades locales, las empresas mineras, los trabajadores mineros y los expertos en la materia”.

¿Qué pasa en Chile, un país clave en la minería mundial, que no logra posicionar en la discusión pública esto que a una máquina le parece esencial?

¿En qué estamos realmente, cuando parece que la única discusión válida es cómo exprimir más a estas grandes vacas lecheras –léase empresas mineras–, para así lograr más tributos sin ninguna consideración con respecto a incentivar la creación de nuevos proyectos y empresas?

Lo anterior, puede parecer una crítica injusta, dados los esfuerzos de este y el último Gobierno en torno a la Política Nacional Minera 2050, pero caben dudas legítimas y razonables respecto a que, si bien el primer trabajo de discusión se hizo, pareciera que luego nos hemos perdido una vez más en el bosque de ideas que generamos en esa primera etapa y no necesariamente hemos sido capaces de priorizar o, incluso, informar adecuadamente.

Desde 1990 el país creció gracias a las inversiones mineras contabilizadas en cientos de miles de millones de dólares. Esta inversión que movió al país de manera importante no solo generó nueva capacidad productiva, sino que permitió el desarrollo de empresas de ingeniería nacional, nuevos proveedores, nuevas capacidades de empresas constructoras altamente especializadas, nuevos profesionales que permitieron que esto se desarrollara con una fuerte componente chilena, pese a ser capitales fundamentalmente extranjeros.

No podemos olvidar o incluso quizás aprender que, conforme a cifras de Price Waterhouse, del valor económico total generado por las empresas mineras, más de un 65% queda en el país en la forma de: impuestos, pagos a proveedores, reinversiones, sueldos a los empleados, inversiones en las comunidades, etc.

Pero hoy la minería muestra en Chile importantes signos de cansancio. El más claro es la información que aporta la Sociedad Nacional de Minería, cuando muestra que, durante las primeras dos décadas del presente siglo, las leyes en explotación han caído desde un 1% a un 0,63% de cobre en las faenas mineras del país. Estas cifras deben ser comparadas con las leyes de cobre existentes en los nuevos yacimientos de países que están jugando el papel que Chile jugó en la década de 1990, como son Kazajistán, México, Zambia, Congo y Perú; mencionados algunos de ellos por ChatGPT. Estos cinco países representaban el año 2000 solo un 14% de la producción del mundo, doblando a un 28% el 2020 su aporte a la producción mundial. El ejemplo más concreto es el proyecto Kamoa-Kakula en el Congo, con una producción equivalente a un 14% de la de Chile, cuyas leyes de cobre en el inicio son entre 5% y 7%. Esto significa que por cada tonelada de roca que extraen, obtienen 10 veces más cobre que en Chile, es decir, son 10 veces más productivos que las minas nacionales.

Dadas las recomendaciones de ChatGPT y lo que nos dice sobre la competitividad de los países, ¿estamos en la discusión correcta en Chile, respecto de generar una agenda minera que permita mayor inversión y crecimiento de este sector?

La respuesta es clara: no.

Teniendo presentes los problemas en los cuales nos encontramos hoy, donde la percepción que existe es de una baja valoración de la actividad minera en Chile en general, unido esto a una agenda centrada solo en el aumento de los tributos, nosotros proponemos adoptar la agenda que nos sugiere ChatGPT. Esto es, conscientes de que será un trabajo arduo y que, sobre todo, conforme dice este mismo sitio web, “debería ser desarrollada de manera consultiva, tomando en cuenta las opiniones y perspectivas de todas las partes interesadas”.

Nuestra propuesta considera convocar a las asociaciones gremiales mineras, Instituto de Ingenieros de Minas de Chile, municipalidades, las comisiones de Minería del Senado y la Cámara, y las empresas en general. Y las temáticas son:

  1. Entender dónde pagan las patentes municipales las empresas mineras, privilegiando que sea en las comunas donde tienen su actividad industrial.
  2. Discutir la capacidad de gestión de los municipios en general, para lograr ejecutar proyectos necesarios para la comunidad, con trasparencia sobre las fuentes y los usos de los recursos involucrados. Esto será clave una vez entre en régimen el nuevo royalty.
  3. Discutir la necesidad de infraestructura en general que requieren las empresas mineras (desaladoras, puertos, aeropuertos, etc.), para que aborden de manera colaborativa estos proyectos, pero de la mano de la Dirección General de Concesiones del Ministerio de Obras Públicas.
  4. Plantear una discusión abierta para que las grandes empresas mineras se abran en la Bolsa de Santiago en un porcentaje, que permita un mayor acceso a su información contable, financiera, medioambiental, etc., que contribuya a una transparencia de su accionar. Lo anterior permitiría, en una etapa más avanzada, que empresas medianas y proyectos de exploración recibieran financiamiento a través de este mismo medio, ayudando a que nuevos actores se familiarizaran con el negocio minero.
  5. Finalmente, pero no por esto menos importante, iniciar un trabajo conjunto entre la Sonami y el Consejo Minero que permita generar, al igual que lo existente en Canadá, un Código de Ética Común para todas las empresas mineras, que asegure un actuar uniforme y adecuado en el territorio frente a las comunidades, todo esto con un Estado presente, apoyando la actividad minera. De paso, este mismo trabajo debiera permitir discutir con el Estado (varios ministerios y organizaciones públicas, unidos a instituciones preocupadas de lo medioambiental) la necesidad de simplificar y acelerar las tramitaciones administrativas y ambientales de los nuevos proyectos mineros.

Si una agenda similar a esta se hiciera pública y con la participación de muchos estamentos, quizás cuando volvamos a consultar sobre la competitividad de los países al ChatGPT, este no se olvidará de nosotros como ocurre hoy en día.

* En estas reflexiones ha participado el ingeniero Julio Cifuentes, miembro de la Comisión de Política Minera del Instituto de Ingenieros de Minas de Chile (IIMCH).

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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