Opinión
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La primera opción la tienen los albos, que han realizado una segunda rueda con números impecables, una racha de 11 triunfos, que permitió a la escuadra de Almirón tomarse la punta y sacarles dos unidades a los azules.
Este domingo posiblemente habrá campeón. Y tras la polémica del caso Almirón y todos los pormenores durante casi dos semanas, por fin se podrá saber en cancha quién es el mejor de la temporada 2024.
La primera opción la tienen los albos, que han realizado una segunda rueda con números impecables, una racha de 11 triunfos, que permitió a la escuadra de Almirón tomarse la punta y sacarles dos unidades a los azules.
También es mérito de dos refuerzos que llegaron para la segunda mitad del año y que con su jerarquía marcaron diferencias importantes, como son Isla y Correa, especialmente del ariete argentino, a quien le costó mucho al principio para sintonizar en el equipo –además de no poder marcar–, hasta que se le abrió el arco y ha sido fundamental. Isla, por su lado, ha seguido demostrando su vigencia por la banda derecha, asistiendo y generando el daño que se espera del lateral.
Los albos saben que no pueden llegar relajados al Valenzuela Hermosilla. Más allá de que Deportes Copiapó ya está descendido, los locales querrán despedirse de la mejor forma ante su público. Además, fueron los últimos en derrotar al cacique. Y, se quiera o no, en la banca de los leones de Atacama está Hernán Caputto, de pasado azul, quien seguramente querrá darle una mano a su exequipo.
Por su parte, Universidad de Chile se aferra a un milagro. Ganar su partido y esperar que los albos caigan o cedan puntos en Copiapó. Ya no depende de ellos, pero deben terminar venciendo su encuentro ante Everton. Pero más allá de lo que suceda el domingo en el Nacional, las cuentas para los azules son favorables.
Después de varios años coqueteando con graves problemas futbolísticos y alejados de la zona alta, hoy han encontrado en Álvarez a un técnico que le entregó una idea de juego y el protagonismo que históricamente ha tenido el cuadro del chuncho. Y no se trata de un premio de consuelo, porque, claro, el hincha azul anhela la gloria, pero ya mirar el avance en relación con los últimos años es grandioso.
Por eso, definir en la cancha es lo lógico y lo que más se desea. No más escritorios y abogados en el fútbol, buscando la ventaja mínima o pequeña. La cancha es sagrada.
