
Gobernanza universitaria: un factor clave para la sustentabilidad de los proyectos educativos
Las universidades tienen el reto de adaptar sus estructuras organizativas y replantear sus formas de relacionarse, con la finalidad de convertirse en estructuras más flexibles, dinámicas y transparentes.
En el último tiempo se ha conocido el caso de universidades que enfrentan problemas de sustentabilidad financiera que ponen en riesgo la continuidad de sus proyectos académicos. En general, estas universidades están acogidas a la gratuidad, son públicas o privadas, y enfrentan las dificultades financieras a través de asumir un mayor nivel de deuda, recortando la estructura de costos, liquidando sus activos y/o procediendo a despidos masivos. Explican la crisis financiera mediante las complicaciones que se derivan del modo de financiamiento del sistema educativo, las condiciones cada vez más restrictivas de la gratuidad y mediante otras regulaciones que buscan un mayor control sobre las operaciones y los niveles de calidad de las actividades que las universidades realizan; pero que no garantizan los recursos económicos que son necesarios para enfrentar tales desafíos. Pero, desde la perspectiva de quienes lideran la política pública en educación superior, se descarta que la gratuidad sea la causa de las dificultades económicas, apuntando a problemas internos de gestión y de rendición de cuentas en algunas instituciones.
En este escenario, y considerando que la gobernanza permite la mejor asignación de los recursos, surge la siguiente interrogante general: ¿cómo la gobernanza universitaria favorece la continuidad y el fortalecimiento de sus proyectos educativos? Las universidades tienen el desafío de evaluar el cumplimiento de sus proyectos corporativos, y también de verificar la existencia de mecanismos eficaces de mejoramiento continuo y de autorregulación, y de aseguramiento de la calidad, lo cual depende del respectivo sistema de gobierno universitario. Y es así porque se incrementa la importancia atribuida a las universidades como motor principal de la competitividad en una economía global conducida por el conocimiento; y por tanto que el gobierno de las universidades y/o su gobernanza, se constituye en un actor decisivo para la gestión de políticas públicas o, en cualquier caso, un mecanismo de planificación para potenciar sus capacidades estratégicas frente al medioambiente externo.
Lo anterior es relevante, por cuanto las universidades tienen la responsabilidad de transmitir el conocimiento acumulado y de generar respuestas frente a los problemas emergentes en cada momento histórico. Como centros de investigación y de generación de conocimiento aportan a su entorno local, nacional, regional o internacional, y tienen la responsabilidad de ofrecer a las próximas generaciones de profesionales o líderes una formación de calidad, integral, inclusiva y con sentido social. Su contribución a la formación de capital humano y al desarrollo de bases científicas y técnicas sofisticadas es fundamental para el desarrollo de los países, porque es crucial crear capacidades que reduzcan las brechas de desigualdad, fomenten el crecimiento socioeconómico, mejoren los procesos productivos y alcancen un desarrollo sostenible.
Por tanto, las universidades tienen el reto de adaptar sus estructuras organizativas y replantear sus formas de relacionarse, con la finalidad de convertirse en estructuras más flexibles, dinámicas y transparentes, capaces de asumir los permanentes cambios y desafíos de la educación superior. Por consiguiente, de estar en condiciones de alcanzar mayores niveles de eficiencia en todo el “proceso productivo”, y con esto mejorar los niveles de calidad en las distintas actividades que realizan, con tal de mantener sus posiciones de liderazgo y fuentes de ventajas competitivas, al mismo tiempo que desarrollar una base sólida que les permita alcanzar altos indicadores de eficiencia a través de la creación de valor y la mejora continua de sus procesos académicos.
Dado esto, la gobernanza universitaria se convierte en un factor crucial para que estas instituciones sean eficientes y sustentables en sectores altamente competitivos y dinámicos, a partir de las nuevas exigencias que les impone la sociedad donde están insertas, y porque el entorno en que interactúan ha experimentado a nivel mundial, y en particular en Latinoamérica, un proceso de construcción y reconstrucción. Desde un enfoque centrado en el management, se hace relevante conocer cómo estas entidades afrontan y distribuyen sus aspectos administrativos, financieros y académicos. De la misma manera, es primordial entender cómo cada unidad se conforma y relaciona con los demás entes involucrados en los procesos de toma de decisiones, para de esta manera identificar modelos que posibiliten un mejoramiento en la gestión universitaria, y se adopten decisiones estratégicas pertinentes y sustentables que posibiliten la continuidad del proyecto educativo, y donde se trabaje con una lógica de que la educación se centra básicamente en el desarrollo progresivo del conocimiento y las habilidades de los alumnos, en ofrecer una formación profesional que responda y se adecúe a las necesidades del entorno social y laboral, y en crear un ambiente de seguridad e interacción saludable entre los alumnos, académicos y el resto de las personas que integran las instituciones.
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