Quedan dos meses para aprobar los emblemáticos proyectos de ley sobre transparencia política y administrativa de la llamada Agenda Corta. El problema, según el presidente de la UDI, no es el financiamiento de los partidos ni el gasto electoral: el obstáculo es que la Concertación no parece dispuesta a terminar con la designación política de los funcionarios públicos.
-¿En qué ha cambiado el proceso político en que está la UDI a raíz del cambio de escenario que producen los casos de corrupción que afectan al gobierno?
-Yo diría que se hace más complejo, tal vez. Creo que el objetivo que uno debe tener es que estos hechos no vuelvan a ocurrir y, paralelamente, que se investiguen. Lo que nosotros hicimos en enero fue dar una señal de colaboración con el gobierno, si es que el gobierno quiere enmendar el rumbo, en un minuto en que el país no ha sido capaz de superar la situación económica que hemos arrastrado por muchos años, con un debilitamiento del liderazgo presidencial. Y una oposición destructiva, por llamarla de alguna forma, era un escenario que profundizaría una crisis institucional del país lo que era absurdo. Mucha gente podría entender que nuestra conducta de colaboración es una forma de renunciar al rol fiscalizador, pero eso no ha sido así.
«Vamos a continuar con este camino, aunque para mucha gente sea difícil de entender. Creo que hemos sido coherentes con lo que el país necesitaba y con la responsabilidad pública que tenemos que asumir en este período», explica.
-Sorprendió que la UDI no hubiera aprovechado esta instancia para fortalecerse y que en cambio, saliera como «en auxilio» del Gobierno mostrándole una salida política…
-Yo creo que cuando los países o sus líderes no saben actuar en ciertos momentos de la historia, las naciones van a la deriva hacia escenarios que son difíciles de revertir en el tiempo. Si todos hubiésemos asumido una conducta de -entre comillas- utilizar políticamente los hechos y de aprovecharse, finalmente estaríamos destruyendo al país. Por lo tanto, lo que me preocupa es que el escenario de desgobierno o de falta de conducción se sigua manteniendo, a pesar del encuentro de enero y del cambio de gabinete, que debían romper la tendencia que llevaba el país, habiendo desaprovechado el gobierno, a lo mejor, dos coyunturas importantes.
«Sin embargo, la primera, se va a reflejar en el grado de cumplimiento que tengamos en la agenda de modernidad y, obviamente, que el gobierno tiene ahí ante la opinión pública una responsabilidad enorme. Por nuestra parte tenemos una convicción formada: No vamos a vincular el éxito y el compromiso de trabajo con la agenda de modernidad a los hechos de corrupción».
-Se especula que el ‘salvavidas’ que la UDI le lanzó al gobierno encierra la intención de que los costos por las medidas administrativas que se definan los pague la actual administración y no un eventual gobierno de Lavín…
-Ni la Concertación ni nosotros solos tenemos la capacidad de sacar adelante las materias más importantes de la Agenda de Modernización. Requieren el convencimiento de la clase política de que el país no resiste más postergándolas y creo que se dio el minuto especial en que podemos llegar a ese consenso, que para mí es este año. Lo más probable es que ni la Concertación lo tenga en otro momento ni nosotros lo tengamos en un futuro gobierno de Lavín.
«Muchos de los hechos que han pasado fue porque postergamos la modernización. Por lo tanto, la voluntad política no la ha tenido la Concertación y puede que nosotros no la tengamos, porque la modernización del Estado -lo relevante de los proyectos que están presentados o el eje de la modernidad- es que los partidos políticos cedan poder y, en el fondo, eso siempre es difícil de obtener», explica.
«Por lo tanto, nosotros que tenemos la sensación de llegar a ser gobierno hoy día, frente a la opinión pública y frente al análisis que hacemos, tenemos que estar dispuestos a renunciar a muchas cuotas de poder que la Concertación ha tenido, por ejemplo nombrar a cinco mil funcionarios de exclusiva confianza del Presidente. Bueno, nosotros también sentimos que estamos cediendo y no es fácil conseguir eso.
-El caso CORFO-Inverlink dejó al descubierto la existencia de corruptos en el ámbito estatal, pero también de corruptores entre el mundo privado. Algunos de ellos -se dice- cercanos o simpatizantes de la UDI. ¿Está conciente de esta relación que se hace? ¿Cómo lo evalúa su partido?
-Es que el sólo planteamiento me parece inaceptable. Al revés, no he visto nada más absurdo, si hay gente vinculada en este caso es más al mundo de la Concertación que vinculada al mundo de la UDI. Por lo tanto, ya la estrategia de los izquierdistas de estar vinculando a la UDI, o a la derecha, en estos hechos me parece éticamente repugnante y creo que es lo que permite que siempre sigan ocurriendo más hechos de corrupción en los gobiernos de la Concertación, porque es una excusa absurda.
«Si roba al Fisco es porque la gente que estaba a cargo de que se cumplan las cosas en el aparato fiscal no cumplieron. Entonces, esta lógica me parece absurda, ridícula y no se sostiene ni ética ni moralmente. Me parece que cuando se trata de buscar eso no tiene sentido. Aquí hay una realidad en la que hubo un grupo empresarial -da lo mismo si estaba el señor (Álvaro) García- que logró montar una estafa al Estado chileno coludido con funcionarios estatales. Aquí lo grave es que estos estafadores lograron robarnos cien millones a todos los chilenos porque hubo negligencia inaceptable en una repartición pública».
Esto no es fruto de que aquí faltaron normas para evitar la corrupción, no, aquí fallaron las instituciones y cuando fallan las instituciones públicas no cuesta nada que al frente aparezca un estafador, porque los estafadores están en la sociedad. No es que estén en la derecha o en la izquierda. Me parece ridícula esa visión política de analizar la corrupción, es absurdo politizarla. La corrupción es un fenómeno humano. Hay naciones en que porque las instituciones no funcionaron, ese fenómeno fue imparable. Creo que la actitud política en que muchas veces se cae es empatar. Y eso me parece una pésima señal.
Transparencia y política
-Existe la impresión de que a la UDI los temas en que más le costará ceder serán el financiamiento de la política y el límite al gasto electoral ¿Está en condiciones de asegurar el voto de su partido para cuando salgan estos proyectos?
-Lo que pasa es que ese es el convencimiento de un sector de la prensa. Nunca ha sido así. Esos proyectos van a ser tramitados con los votos nuestros en la medida que saquemos un buen proyecto. Si nosotros consideramos que algunas de estas normas son malas, vamos a hacer los planteamientos. La primera vez que el gobierno presentó este proyecto con el límite al gasto, yo voté a favor y fijé la posición de la UDI. Nosotros somos partidarios que se regularice, se normalice, que exista transparencia y que se permita igualdad de oportunidades.
Pero esta disposición tan segura que manifiesta Longueira requiere sus precisiones. «Pero, no estamos dispuestos a hacer una ley chambona y que finalmente todos los políticos no la cumplan y estemos dando todos un espectáculo. Si vamos a hacer una buena ley sí, pero la UDI no está disponible para hacer una ley que nadie la cumpla y que se traduzca en un instrumento de desprestigio».
Explica que en las conversaciones que han tenido con el Gobierno se han ido acercando las posiciones. «Ha habido argumentos, se han sincerado los temas y no tengo ninguna duda de que los proyectos en que más hemos avanzado (con miras al 21 de mayo) han sido estos. Y los vamos a sorprender una vez más, porque algunos tratan de transmitir una imagen o postura que nunca hemos tenido, pero no estamos disponible para cualquier ley».
-¿Incluso en lo relativo a transparentar los aportes de los empresarios a las campañas y hacerlos públicos?
-Pero si nadie está de acuerdo en eso, en hacerlos públicos…El punto no está ahí. El punto está en que la influencia del dinero en la política sea el menor posible. Ese es el punto. Y para nosotros eso es lo que hay que reducir. Porque en algunas naciones donde existe el conocimiento público de quién aporta, eso se convierte en un ‘boomerang’, en un instrumento de chantaje, de extorsión y finalmente si una persona le aporta al partido X, no se le adjudican las licitaciones si sale electo el candidato de otro partido con el cual no colaboró…
«El punto es hasta qué punto vamos a conservar la reserva. Y eso es lo que hemos estado discutiendo con mucha altura, para que en el fondo, si alguien recibe más de ese límite lo tenga que hacer explícito. Si recibe menos y está dentro de un porcentaje, que el aporte de ese empresario o de esa persona finalmente, no es gravitante en el conjunto, bueno esa persona tiene la libertad. El punto está en que lo que no queremos es que haya un grupo económico o un empresario que financie un porcentaje relevante de un partido o de un candidato, que puede ser una futura autoridad«.
«Y, si finalmente eso existe, bueno, perfecto que se conozca. Estamos todos de acuerdo en legislar, estamos todos de acuerdo en los límites, estamos todos de acuerdo en que sean razonables, que reconozcan la realidad del país, que reconozcan los costos reales de las campañas y, en el fondo, tengo la tranquilidad y siempre la tuve, en que si se generaba un espacio para discutir esto con altura vamos a sacar buenas leyes. Y en eso y en eso la UDI va a concurrir a todo evento.
Todo o nada
-¿Eso quiere decir que todos los proyectos que salgan de la comisión, del gobierno y los partidos políticos, están avalados por sus presidentes para la tramitación en el Congreso y los votos para su aprobación?
-Obviamente, algunas materias las hemos puesto en esa instancia para que los presidentes avalen que sus bancadas concurran con sus votos en el trámite. Algunos los hemos situado en las condiciones que ya estaban porque hay ciertos consensos, proyectos más bien de orden económico, simplificación de trámites, compras públicas, en fin. Yo diría que, lejos, el proyecto más complejo -siempre lo tuve claro-, el más complejo para la Concertación, es ceder poder del aparato público y es ahí donde estamos entrabados, donde se ha generado el mayor problema.
Longueira no duda en desplazar la responsabilidad de los posibles obstáculos futuros en la tramitación de estos proyectos desde la UDI hacia la Concertación. «Creo que los temas de financiamiento de la política los podemos sacar de aquí al 21 de mayo. Pero el proyecto medular de la agenda de modernidad, que es el del Nuevo Trato planteado para administración pública y vinculado con la Gerencia Pública, en ése no veo una voluntad resuelta de la Concertación en avanzar y ceder cuotas de poder», afirma.
-Sin embargo, usted ha dicho que éste es el minuto para resolver el tema, que no habrá otra oportunidad para aprobar esos proyectos, lo que se contrapone con que usted no ve voluntad del oficialismo en algunos temas ¿Cómo se resuelve eso?
-Bueno, es parte de lo que tenemos que resolver aquí. En el eje del acuerdo estuvo circunscrito, así se creyó públicamente aunque para mí nunca fue así, que para la derecha los proyectos vinculados al financiamiento de la política eran los duros. Nosotros, siempre tuvimos claro que para ellos eran duros estos otros proyectos que también son tres…
Longueira advierte que en este escenario puede sobrevenir la complicación global: «La decisión que tenemos que tomar es que si no salen unos, los otros tampoco. Eso es parte de lo que tenemos que resolver internamente (en la UDI). Yo soy partidario de no vincularlos, pero veo también que el no vincularlos puede que haga que nunca ocurra que se aprueben todos los proyectos
-Pero a nivel de opinión pública siempre se percibió que todos los proyectos estaban amarrados y que el compromiso era con la "agenda corta" completa…
-El gobierno necesita cumplir de aquí al 21 con los proyectos que están en esa agenda. El gobierno lo necesita, creo que demostraría una voluntad de cumplir, de hacer una agenda país. El gobierno necesita con urgencia mostrar el camino hacia dónde nos está llevando. Entonces, va a hacer otro daño más a la imagen del gobierno el no sacar de aquí al 21 estos proyectos.
El problema, según Longueira, no es el Gobierno, al que él ve «comprometido» sino la Concertación. «No veo en la Concertación la misma voluntad del gobierno para avanzar en esta materia. Claramente hay ahí una diferencia de voluntades que se manifiesta en la mesa. Aunque, evidentemente, todos estos proyectos son de iniciativa del Ejecutivo, nosotros vamos a colaborar para que la agenda salga exactamente igual a como la anunciamos en enero. Honestamente, no veo que el gobierno no esté comprometido con sacarla: está, pero no le va a ser fácil».
La figura del Presidente
-¿La UDI se ha puesto en el escenario de lo que hará en la eventualidad que el Presidente Lagos resulte tocado por algunos de los casos de corrupción que se están investigando?
-No. Nunca hemos hecho una reunión para discutir este tema. Pero, sí debo ser honesto en cuanto a que en enero, cuando dimos el paso de tener la audiencia con Lagos, había esa sensación en el ambiente. Y ojalá no se dé ese escenario porque es súper complejo. Pero nosotros vamos a colaborar para que el gobierno salga de la complejidad de la situación en que está. Estamos disponibles para que eso no ocurra. Ahora, yo supongo que el gobierno debe tener clarísimo si ese escenario es posible que se dé o no.
-Me va a decir que cuando usted fue a La Moneda en enero, no se había hecho un análisis, que había una posibilidad que se pudiera llegara a efctar a Lagos…
-Si, pero no fue en reuniones internas de la UDI. Cuando tomamos la decisión de pedirle audiencia al Presidente y plantearle el camino de una Agenda de Modernización, no hubo reunión. Cuando llegué al país conversé con los dirigentes que estimé que tenía que comentar una cosa como ésta porque, en el fondo, lo que me está planteando estaba en el escenario. Y para ser honesto, yo recibí en la UDI a dos diplomáticos que me preguntaban qué pasa en este país cuando el Presidente cae. Entonces, yo dije ‘bueno, es que esto no puede ocurrir…’. O sea, en primer lugar ojalá no ocurra; en segundo lugar, uno tiene que colaborar para que no ocurra.
-¿Una actitud más dura de la UDI hubiera significado costos para candidatura presidencial de Lavín?
-Nosotros no nos aproximamos a tomar las decisiones así, nunca. Si me dice ¿le conviene a alguien? No, no le conviene ni a Lagos ni a Lavín ni al país. ¿Cuántas veces no hemos tomado decisiones que desde el punto de vista político, frente a la opinión pública, son negativas?…
-En el contexto de las decisiones difíciles que dan fruto a largo plazo, ¿Se puede considerar que el ‘salvavidas’ que se le ha lanzado al gobierno facilite la llegada de Lavín a La Moneda, casi sin hacer campaña? Es dejar que se instale la sensación que el gobierno de lagos lo ha hecho muy mal…
-Es que eso lo han hecho más ellos que nosotros. Las últimas encuestas, de marzo, son las mejores que hemos tenido para Lavín. Pero yo tengo la convicción que no voy a liderar a la UDI para llegar al gobierno de cualquier forma, si no, lo hubiera hecho hace tres años. Hubo muchos empresarios que me llamaron para pedirme que aprobara las reformas laborales y después arreglara el cuento. ¿Cuánta gente no me llamó que me decía eso? Muchos, pero lo hacían porque no nos conocen.
«Hay gente que esta convencida que nos llaman los empresarios …. y nunca. Esa gente no nos conoce y todavía no se da cuenta que el proyecto político de la UDI ha sido precisamente separar la derecha política de la derecha económica, todavía no se dan cuenta…». asegura.
Sigue…
No es el minuto para que intervenga Lavín