Los más sorprendidos con esta medida son los dirigentes vecinales, que no han sido informados de este »cambio», siendo que cuando se instalaron las casetas se hizo privilegiando el interés que los vecinos tenían en contar con uno de estos módulos a cambio de mayor seguridad.
Finalmente el alcalde de Santiago, Joaquín Lavín, parece haber cedido a las presiones que le hiciera el Gobierno durante el mes de octubre para que Carabineros sea el que tenga la prioridad en el combate a la delincuencia. Así, el plan estrella de Lavín comienza a hacer agua con el reemplazo de la primera caseta de seguridad que ya fue removida del sector de Plaza Brasil y sustituida por uno de los cinco retenes móviles, que el mismo alcalde donó a Carabineros en diciembre para fortalecer el plan cuadrante de la policía uniformada.
El gesto no es sólo simbólico, sino que es una señal que, según el concejal Ricardo Zúñiga (PPD), revela el fracaso de la política de seguridad ciudadana implementada por Lavín.
A juicio del concejal, el fracaso de la política Lavín se inició el 2001, cuando el candidato presidencial de la derecha rebajó el aporte municipal de Carabineros de 200 millones a 40 millones de pesos.
Aunque el costo para el municipio puede ser similar entre destinar aportes para Carabineros y mantener el actual plan Lavín para combatir la delincuencia, a la larga, según Zúñiga, realizar aportes a la policía uniformada será más barato y menos conflictivo.
Esto debido a que actualmente el municipio de Santiago debe enfrentar la formación y las demandas de los sindicatos que han conformado los guardias, debido a las difíciles condiciones laborales a las que se ven enfrentados a diario y el riesgo que corren sus vidas.
Los más sorprendidos con está medida son los dirigentes vecinales, que no han sido informados de este "cambio", siendo que cuando se instalaron las casetas se hizo privilegiando el interés que los vecinos tenían en contar con uno de estos módulos a cambio de mayor seguridad.
Satisfacción gubernamental
Por otra parte, el Intendente Marcelo Trivelli manifestó su "satisfacción" respecto de la decisión de Joaquín Lavín de cambiar las casetas de seguridad por retenes móviles, ya que a principios de octubre, por una petición expresa del ministerio del Interior, la Intendencia solicitó a la municipalidad el fortalecimiento de la seguridad por parte de Carabineros.
Las casetas de seguridad son un servicio que se creó el año 2001, como una media de seguridad preventiva en los barrios.
La idea era recuperar los espacios públicos, prevenir los delitos, disminuir la sensación de inseguridad de la población y prestar un servicio eficaz y oportuno en casos de urgencias, robos, asaltos, incendios y accidentes producidos en la vía pública o domicilios.
Sin embargo, y según las distintas encuestas entregadas sobre delincuencia, estos propósitos nunca lograron concretarse.
Estos centros de seguridad también fueron diseñados como un apoyo para la comunidad para responder consultas como direcciones de instituciones financieras, centros de pagos, empresas de aguas, museos, plazas, tiendas comerciales, centros de entretención, centros asistenciales e información sobre servicios municipales de urgencia y de emergencia.
El problema de los sindicatos
Uno de los principales problemas que ha debido enfrentar el alcalde de Santiago es la sindicalización de los guardias de seguridad. A sólo seis meses de haber comenzado el proyecto, el primero en lanzar los dardos por las malas condiciones laborales de los guardias fue el concejal del PPD Ricardo Zúñiga.
Según denunció, los funcionarios municipales que trabajan en labores de seguridad tenían que orinar, escondidos, en bolsas y botellas. Incluso, hay un caso en una caseta del sector de calle República, donde un guardia con problemas estomacales, y por el temor a perder su trabajo pues si lo descubrían fuera de su puesto podría ser despedido, se hizo en los pantalones.
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