Ciudades como Temuco y Valdivia presentaron en los últimos meses alta contaminación este invierno debido, principalmente, al uso ineficiente de la leña. Para solucionar el problema, la Agrupación de Ingenieros por el Bosque Nativo está desarrollando una iniciativa para certificar la calidad del producto, en una zona que consume el 50% de ese insumo a nivel del país.
Preocupación existe en el gobierno y las organizaciones ambientalistas del sur del país, debido a la mala calidad del aire que se ha presentado durante el invierno, provocado en su mayoría por el mal uso de la leña. Los índices de medición del aire superan ampliamente los 150 microgramos por metro cúbico de material particulado (PM10), límite establecido por la autoridad.
El deficiente uso de la leña en el sur, donde se consume el 50 por ciento de la producción nacional, se da porque se utiliza en condiciones de humedad.
Temuco es la ciudad con peores índices de esmog con 14 superaciones de la norma -tiene un promedio máximo de 260 microgramos por metro cúbico- por lo que está en tramitación el declarar como zona saturada la ciudad, propuesta hecha por la Comisión Regional del Medio Ambiente (Corema) y que será definida por el Ministerio Secretaría General de la Presidencia en los próximos meses.
Similar situación se vive en Valdivia, donde hasta el 17 de agosto pasado se había superado 13 veces la norma, con un promedio máximo de 280 microgramos por metro cúbico. Por ahora en la ciudad existen dos estaciones de monitoreo ubicadas en la Hospital Regional y en el Coliseo Municipal que son operadas por el Servicio de Salud de Valdivia.
En Osorno -donde sólo existen registros oficiales de la contaminación hasta el 2003- también los niveles de esmog son altos. Según los datos arrojados por la estación de monitoreo de la zona, el año pasado hubo 21 días de superación del límite permitido de PM10. El máximo de concentración diaria fue de 289,9 microgramos por metro cúbico.
Valdivia es pionera
Una de las organizaciones preocupadas por resolver este tema es la Agrupación de Ingenieros del Bosque Nativo, que está realizando un "Proyecto del sistema de certificación para el
uso sustentable de la leña en Valdivia".
Según los datos de la entidad, cerca del 70 por ciento de la leña que se comercializa se hace de manera informal, lo que dificulta la evaluación de su calidad, en un medio donde predominan intermediarios y transportistas que no se han establecido formalmente como empresas. Los actores principales que participarán en este proceso son los productores, comerciantes y consumidores.
Según el presidente de la Agrupación de Ingenieros por el Bosque Nativo, René Reyes, una de las formas de paliar el problema de la contaminación es el conocimiento y control de la venta del producto que se expende en la zona.
La idea de Reyes es que se solucione uno de los principales causantes de este producto: la baja eficiencia en el uso de este material. "Se sabe que la humedad, junto con la tecnología de combustión utilizada, determinan el grado de eficacia de los equipos y el nivel de contaminación atmosférica. La leña utilizada en el sur del país tiene un contenido de humedad entre 35-40 por ciento", explica.
Según el profesional, es clave que el proyecto se aplique en Valdivia, debido a que ésta es una de las más contaminadas del sur del país. En esa ciudad el 84 por ciento de los hogares consumen leña, a un precio ocho veces más barato que otros recursos energéticos.
Reyes comenta que para que el proyecto tenga los resultados esperados, se debe aplicar una "campaña de sensibilización" de la población sobre el adecuado uso del producto para lo que ya se están capacitando a productores, comerciantes y a los clientes.
Soluciones de fondo
Según Reyes, junto con implementar la propuesta de certificación, es importante que las instituciones de Gobierno elaboren y pongan en marcha políticas de ordenamiento territorial orientadas a compatibilizar aspectos como tamaño de la propiedad, productividad de sitio, puesto que tienen una relación directa con las causas de la degradación del bosque. Y además se coordinen con las políticas del área forestal, agrícola, ambiental y energética. "De otra forma será muy difícil poder revertir la tendencia actual", precisa.
Reyes sostiene que una de las soluciones globales para avanzar en la materia es el desarrollo de mercados formales para la bioenergía, los que pueden "tener beneficios económicos muy positivos, incluyendo: creación de mercados para desechos madereros, aumento de la rentabilidad de las operaciones forestales, de alternativas productivas en áreas marginales de la pequeña propiedad, creación de fuentes de empleo y mejoramiento de la distribución del ingreso".
El profesional asegura que con propuestas de certificación de calidad se benefician a pequeños y medianos propietarios en áreas rurales y se aumentando el nivel de entendimiento de la población en relación a temas ambientales. "En algunos países donde se ha implementado la certificación, el beneficio ambiental ha sido enorme, creándose mercados verdes cada día más poderosos. Es deseable que esto se repita en Valdivia para luego ser extendido a toda la región y el país", sostiene.
Medidas adicionales
Respecto al sistema de certificación de la leña en el sur de Chile, la directora del Programa Chile Sustentable, Sara Larraín, afirma que aunque es útil, no soluciona el problema de fondo en las áreas más contaminadas.
«No sólo se debe invertir en mejorar la calidad de la leña, sino también en la tecnología que se usa para la quema de ésta. Se deben aprovechar las chimeneas de doble cámara -como sucede en Santiago- o sistemas de filtros", dice.
Según Larraín, otra medida que debería tomar la autoridad es la declaración de zona saturada en Temuco, debido a sus altos índices de contaminación. "El gobierno sigue esperando que los niveles de esmog aumenten en esa ciudad, sin tomar en serio el daño que se está haciendo a la población. Llevamos meses en la misma situación", asevera.
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