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Qué hay detrás del enojo del gobierno argentino con Ignacio Walker

Pese a la «bronca» de Néstor Kirchner, en Chile distintos sectores desestiman la real relevancia del impasse generado por el artículo antiperonista del nuevo canciller. Su renuncia, aunque insinuada por fuentes diplomáticas, llega a ser vista como imposible y se habla de reacciones exageradas.


Pasada las seis de la tarde de ayer, el nuevo canciller Ignacio Walker partía a Italia en su primera misión oficial dejando una polvareda de críticas, silencios, trascendidos y giras abortadas en Chile y Argentina. El polémico artículo que el ministro escribió en medio de la crisis gasífera de seis meses atrás atacando al peronismo, despertó el enojo del presidente trasandino Néstor Kirchner, quien decidió detener la planificación de un viaje hasta Santiago para noviembre y cancelar una cita que tenía agendada con el embajador chileno en Buenos Aires, Luis Maira. Sin embargo, desde distintos sectores de nuestro país se coincide en que el impasse entre las dos naciones se ha sobredimensionado.



Desde el fin de semana, el gobierno chileno ha intentado bajar el perfil al malentendido, pero lo cierto es que en Buenos Aires el tema no parece cerrado tras la disculpa extendida por Walker. De hecho, Maira declaraba ayer en una entrevista a La Segunda que este es el problema "más serio" entre ambas naciones desde los recortes de envíos de gas desde Argentina hasta nuestro país. En efecto, el artículo de marras "causó una enorme molestia en el Presidente Kirchner" planteó.



Reacción exagerada



En Santiago, en tanto, si bien la Alianza por Chile aprovechó el berrinche trasandino para acusar al Presidente Ricardo Lagos de reorganizar improvisadamente el nuevo gabinete, también coincidió en que Argentina ha tenido una reacción al menos exagerada. Para el senador de Renovación Nacional (RN) y presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado, Sergio Romero, las disculpas extendidas por el nuevo canciller Walker son suficientes y por lo demás, su cargo es resorte exclusivo del gobierno chileno. Jorge Arrate, embajador en Buenos Aires en los inicios de la administración Lagos, apunta con cautela que si bien el caso terminará resuelto, aún resta un tiempo "ingrato".



Sin entender hasta donde quiere llegar la administración de Kirchner en este caso, Romero pregunta retóricamente si su intención es que el nuevo canciller renuncie a su cargo. Aunque el senador descarta la posibilidad, una fuente ligada a la Cancillería de nuestro país analiza que la única forma de detener este impasse sería que Walker extienda su renuncia al Presidente Lagos, lo que parece como virtualmente imposible. "El gobierno chileno no puede bajar a Walker ni el argentino puede ceder. Hay un test de fuerza. ¿Cuál es la única solución que esto tiene?: que Walker renuncie. Haga un discurso diciendo no quiero ser un obstáculo y deje su cargo. Pero ésa no parece una alternativa factible".



No obstante tal hipótesis, el ex embajador en Argentina Eduardo Rodríguez Guarachi durante el gobierno de Eduardo Frei califica de "absurda" la posibilidad de que Walker abandone su cargo, planteando que el artículo de la discordia lo escribió como persona privada y ahora, a cargo de las relaciones internacionales del país guiará sus actos bajo los lineamientos políticos de Estado y no según su opinión. Por el contrario, la evaluación de la fuente diplomática antes mencionada señala que mantener a Walker en su cargo podría ser leído por Buenos Aires como que Chile adhiere la posición del nuevo ministro en relación al peronismo.



Eventuales consecuencias



Aunque Rodríguez Guarachi, Arrate y Romero coinciden en que las relaciones entre Chile y Argentina pasan por un excelente momento a nivel de inversiones, acuerdos energéticos y cooperación de las fuerzas armadas, el artículo de Walker se convierte en el tercer hecho que distancia a Buenos Aires con Santiago.



En noviembre pasado, aconteció el episodio del espionaje por parte de agentes chilenos de la inteligencia militar en el consulado trasandino en Punta Arenas y durante casi todo este año, los recortes de gas llenaron planas de diarios y pautas de reuniones entre funcionarios públicos y privados de ambos países.



En tales casos y en el actual, el senador Romero acusa una descoordinación al interior del gobierno argentino. "Me parece que la reiteración de este tipo de situaciones, en la que al final no habla la Cancillería sino que al final hablan asesores de otra índole, no debería ser el camino" dice. Y añade que en el caso actual la administración de Kirchner "está intentando mantener un situación de tensión, donde no existe". En el fondo, creando una tormenta en un vaso de agua.



De hecho, para el presidente de la comisión de Relaciones Exteriores del Senado, las motivaciones del gobierno trasandino no están en el ámbito internacional, sino en la política interna y es ahí donde se esperarían resultados. Jorge Arrate, en cambio, habla con cautela. Sin referirse ni calificar la reacción del gobierno argentino, plantea que el impasse si bien generará un "ingrato" momento en las relaciones entre ambos países, la inevitable condición de vecinos redundará en que finalmente la diplomacia entre en acción y resuelva el conflicto.



"Puede afectar ciertas formas de comportamiento recíproco, hacer perder algún entusiasmo. No creo que esto tengo consecuencias ni de carácter económico ni que en definitiva, con el paso del tiempo, vaya a dañar estratégicamente las relaciones entre los dos países. La relación entre Argentina y Chile está dada por su condición de vecinos que es inmodificable. Por lo tanto, hay un gran determinismo en que esta relación debe ser positiva porque es mutuamente conveniente para los dos países.



¿Lamentable casualidad?



«No veo que esto dañe las relaciones estratégicas en definitiva. Lo que pasa es que vamos a vivir un momento que va a ser muy ingrato particularmente para Chile", plantea el actual presidente de la corporación del directorio de la Universidad Arcis.



No obstante, Arrate descarta que en este caso se pueda responsabilizar de alguna forma al Presidente Ricardo Lagos, como tampoco a la saliente ministra de Relaciones Exteriores y actual pre candidata presidencial DC, Soledad Alvear. Según señala, es imposible llevar la cuenta de los artículos publicados en calidad de privado de una persona que pudiera ser nombrado ministro. Por lo mismo, califica el hecho como una "lamentable casualidad".



La fuente consultada en la Cancillería chilena por El Mostrador.cl fue mucho más dura, sin embargo, en su evaluación de lo que consideró un grueso error de «Soledad Alvear, pues fue ella quien entregó el nombre de su sucesor».



Para esta fuente, «los argentinos, tal como ocurrió con el tema del espionaje, levantan o desinflan temas en función de sus conveniencias. Aunque no se puede alegar que los que debían saber no sabían, con respecto a esa columna. El Presidente pudiera tal vez no saberlo, pero la canciller debía estar en antecedentes, porque para algo existe un ministerio de Relaciones Exteriores».



De acuerdo a su criterio, «la relación con Argentina es vital, y uno puede preguntarse si es momento para introducir una piedra en el zapato como ésta, que va a seguir hasta que los argentinos quieran». En su opinión, este desacierto va a contribuir aún más a cierto aislacionismo chileno frente a nuevos ejes de poder que se están constituyendo en Latinoamérica.



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