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Ex sacerdote chileno embiste contra Legionarios de Cristo y su fundador

Fuente del libro Los documentos secretos de los Legionarios de Cristo, Patricio Cerda dejó el sacerdocio y a la conservadora facción de la Iglesia Católica. Aquí cuenta su historia y los hechos que lo llevaron a denunciar a esa congregación a la que define como una verdadera »mafia».


Dos años atrás, el sacerdote de la congregación de los Legionarios de Cristo, Patricio Cerda, se reunió en la mañana con su superior y le avisó que colgaba el hábito. Después de 19 años como miembro de la conservadora facción de la Iglesia Católica, sabía muy bien con quienes trataba por lo que su decisión debía concretarse al momento de comunicarla. De lo contrario "iban a organizar algo". Pero no exactamente para que continuara en el sacerdocio: "Los que dicen que se van ir dentro de tres meses, por ejemplo, los joden pero bien vivos", comenta Cerda, en diálogo telefónico con El Mostrador.cl.



El ex sacerdote Cerda -ahora creyente a su manera- nació en Chile en 1966 y al momento de optar por la vida religiosa estaba con un pie adentro del servicio militar. "Los legionarios me presentaban un plan de formación y de vida que me resultaba muy atrayente", asegura desde España y agrega que el problema de esa promesa es que jamás se cumple.



Peor aun, según su experiencia la congregación es una verdadera "mafia". A los públicos escándalos de violaciones
contra menores cometidos por sacerdotes al interior de seminarios, suma una normal práctica de sobornos monetarios a tal o cual cardenal y una tendencia a la mentira que no pudo soportar.



Hoy Cerda vive en Barcelona y a través de una página web mantiene una red de apoyo para otros sacerdotes que dejaron a los legionarios. Además asesoró directamente a José Martínez de Velasco en la escritura de su libro Los documentos secretos de los Legionarios de Cristo (Ediciones B), el que en la segunda semana de diciembre llega a Chile, después de generar un fuerte revuelo en España al ser editado a mediados de año.



El libro da a conocer por primera vez las Constituciones de la congregación y una serie de cartas de su fundador, Marcial Maciel -acusado de abuso sexual a menores en México-, revelando sus estrategias para convertirse en una de los grupos más poderosos de la Iglesia. Además, incluye varios testimonios de casos de abusos sexuales a menores recientemente ocurridos en España e Irlanda por supuestamente cometidos por miembros de la congregación.



"Es una denuncia sobre algunos casos de abusos sexuales contra menores, por parte no sólo del fundador, sino de otros sacerdotes legionarios. Y por otra parte mostrar como la Legión de Cristo reúne todas las características de una secta. Nosotros mostramos cómo se va contra los derechos humanos; cómo violan los principios fundamentales de la personas a través de los propios documentos de la congregación", explica Cerda, que está seguro que a los legionarios el libro les ha preocupado muchísimo. Lo que en parte, lo tiene también preocupado a él.



Saliendo de la burbuja legionaria



La decisión de Patricio Cerda de abandonar a los legionarios no fue de un día para otro, sino que un proceso largo en el cual poco a poco fue saliendo de la verdadera "burbuja" donde viven los miembros de la congregación. De hecho, ellos no tenían acceso a televisión y de las noticias sólo veían una síntesis filtrada donde ninguna información era contraria o discordante con la Iglesia Católica.



"Normalmente, salvo muy contadas excepciones, se vive en una especie de burbuja en la cual estás protegido del mundo, porque el mundo es un enemigo. Todo lo que se presenta adentro tiene que ser positivo para la legión y positivo para la misma Iglesia; nunca te enteras de una voz disidente. Lo cual es una aberración porque crees que el mundo es como la Edad Media y que son todos creyentes y cristianos", cuenta.



Entre las serie de trabajos que realizó Cerda en su vida religiosa, el dirigir un colegio de la congregación en Colombia fue el que gatilló su enfrentamiento con los Legionarios. Dado que sabía poco de educación, estudió un magíster en pedagogía en la universidad de Medellín, pero lo que aprendió se contraponía con lo que le dictaban sus susperiores. «Cuando encaras a la legión en estas cosas, las única respuesta es que hay que tener fe, que el fundador es el que tiene el don divino y no tienes posibilidad de discutir nada», cuenta.



A modo de «castigo», la congregación envió a Patricio de vuelta a Roma a estudiar licenciatura en teología moral, a la vez que asumió funciones en la editorial de los Legionarios, Logos Press. «Eso me abrió un mundo muy grande porque tenía contacto con muchos sacerdotes, con muchas realidades, que otros legionarios desgraciadamente no tienen posibilidad de contactar», explica.



«Hay cosas que no funcionan o funciona todo a nivel un poco mafioso, de dar este sobre con dinero a este obispo, a este cardenal para conseguir un permiso para conseguir un permiso para X cosa, o así. Se estila mucho. Digo eso, pero también están las serie de cuestiones morales como las acusaciones mismas que hay contra el fundador, que nosotros internamente no conocíamos nada», dice.



El dominó de Maciel



Entre lo más impactante que se enteró Cerda, fue la serie de acusaciones de abuso sexual contra menores al interior de la congregación. De hecho, denunció a sus superiores algunos hechos, pero los sacerdotes acusados no fueron removidos de su cargo. Más aun, él cree -y así aparece en Los documentos secretos de los Legionarios de Cristo– que los casos de pedofilia "se han ido transmitiendo desde el fundador en adelante y muchos superiores -y esto es lo tremendo- han sido abusadores".



Desde ahí, Cerda se encaminó paulatinamente a dejar la legión. "Sabía que si no me iba, me enfermaba psicológicamente", cuenta y explica que si bien fue una serie de hechos los que lo llevaron a tomar la decisión, lo que colmó su paciencia fue el padre fundador Marcial Maciel. Considerado un suerte de santo, el 2002 apareció en las páginas de la prensa mundial cuando una serie de seminaristas lo acusaron de haber sido abusados sexualmente por él. Contrario a eso, al interior de los legionarios su imagen es divina.



"Lo más difícil para mí fue haber roto con la imagen que tenía en la cabeza de Marcial Maciel. Para mí él era un santo, un tío grandioso que había hecho una cosa impresionante, pero me pasó lo siguiente. Había pedido una cita con él porque quería explicarle que me iba a ir y por qué me iba a ir. Me dicen ‘véngase que el padre lo va recibir’ y cuando voy llegando al lugar donde me había dado la cita, me dicen que ya no me recibirá porque tiene algo más importante", cuenta Cerda.



Y agrega: "Cuando llego a ese lugar me encuentro a este cura (Maciel) que estaba jugando al dominó con otros tres más. Me dijeron que no me podía recibir porque tenía dolor de cabeza y después echaron un montón de mentiras. Entonces dije ‘la causa de todas las mentiras es este hombre, que es un mentiroso’. Si él como jefe supremo de la obra miente y a mí que era sacerdote legionario, qué no será capaz de hacer. Fue cuando se cayó todo el entramado y al día siguiente me fui".



A la espera de la venganza



Actualmente, Patricio Cerda vive con muy poco dinero. Sigue creyendo en Dios y la Virgen María, pero con la inglesia y sus hombres rompió totalmente: «Salvo rarísimas y contadísimas excepciones, creo que hay curas que son muy buenos y santos, fieles a lo que su conciencia les dicta. Pero pienso que la gran mayoría de los curas están muy corrompidos: si yo tuviera 100 mil dólares en mi bolsillo para regalárselos a un cardenal del Vaticano, sé que podría conseguir muchas cosas», dice.



Hasta ahora ningún representante de los Legionarios de Cristo le ha planteado a Patricio Cerda sus reparos contra el libro en el que ayudó, ni tampoco a su autor. Sin embargo, señala que «estamos esperando la reacción porque esta gente es bastante vengativa; lo sé, los conozco muy bien».



«Del momento que tú criticas a la legión, ellos te caen encima. Los legionarios son así, son gente rencorosa, no creas que por mucho cristianismo que predican, siempre tratan de hacerte pagar de alguna forma las cosas que haces contra ellos. Siempre. El día que uno se mete contra los legionarios, sino tiene suficientes armas en la mano, ellos te van a hacer trizas de una forma muy sutil», concluye Cerda.



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